Tomar la Culpa

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"Para Albert"

El inicio de la carta lo estremeció, y el final lo destruyó.

Charlotte nunca había visto tal emoción en Al, estaba vulnerable, una parte de ella se rompió con él, a fin de cuentas habían pasado dos años en ese intento de relación, en esa complicidad de dos desconocidos orillados por las circunstancias.

Ambos pudieron haberse negado a ese juego, mas nunca tuvieron el valor, para bien o para mal, su momento había llegado a sólo una hora de su enlace.

Esa carta al fin había llegado y lo que ocurriera después ya no era asunto de Charlotte.

- Informare a los sirvientes y nuestras familias.- dijo Charlotte antes de salir y dejar a Al decidiendo su siguiente movimiento.

- ¡Paren todo!- la voz de Charlotte resonó en el salón, los sirvientes se detuvieron en seco, extrañados, su madre y sus, ahora, ex cuñadas la miraron preocupadas.

- ¿Qué ocurre Lottie?, ¿No te gusta?- preguntó Agnes con ligera ofensa.

- No habrá boda.- soltó de una, todos quedaron boquiabiertos, la tensión de las miradas incrédulas fueron demasiado para Charlotte, y ennun intento de huir de ellas, salió con toda la gracia que pudo.

El grupo tardó un momento en reaccionar, hasta que la madre de Charlotte corrió detras de ella, escandalizada, pálida.

Ada y Agnes pensaron en Al de inmediato y salieron del salón también, pero ellas en busca de su hermano, Auguie trataba de disimular su pequeña sonrisa, ¿será?, se preguntó, y por mera curiosidad, salió detrás de sus hermanas.

Auguie se desvió del camino, sabía que, como siempre, Al estaría en su oficina, pero ella prefería ver a alguien más, así que salió al jardín, y después de algunos metros de exploración encontró a Phonsi en una banca jugueteando con algunas hojas de pasto.

- ¿Qué haces? - preguntó la chica.

- Esperando la hora.- respondió con voz apagada.

- ¿Cuál hora?-

- ¿Cuál va a ser?, Augusta, lo que tienes de fea lo tienes de tonta. - dijo Phonsi un poco más hostil que de costumbre, Auguie trataba con fuerzas de ocultar su risa.

La chica se sentó a su lado.

- Pues te quedarás aquí todo el día, porque ni habrá hora.- soltó divertida la caotica pelirroja.

- ¿De qué hablas?- cuestionó  Phonsi con fastidio.

Al fin Auguie sonrió de oreja a oreja.

- No habrá boda, castor deforme.- soltó Auguie, Phonsi tardó en comprender.

- Albert no se atrevería.-

- No creo que haya sido idea de Al.- dijo la chica sugestiva.

Phonsi se puso de pie en un salto y en zancadas largar corrió en busca de su hermano, Auguie trató de seguirle el paso.

Los cinco se encontraron en las eacaleras principales de la mansión, Al iba bajando, con los ojos húmedos, la tez pálida y el gesto más contrariado que hubiese tenido jamás, emocionado, temeroso, optimista, enojado, un tanto nauseabundo también, Agnes y Ada tratando de hablar con él, detenerlo para una explicación, Auguie y Phonsi subiendo para encararse.

Pero como las noticias corren rápido entre los sirvientes, los murmullos del chisme de la cancelació  de la boda llegaron a Lynette y Cyrus, Lynette pudo ver los diferentes colores que iba tomando la cara de su marido.

Como sibla sangre de los Ascort fuera magnética, Cyrus se encontró con sus hijos al pie de la escalera, con Lynette detrás de ella.

- ¿Me puedes explicar lo que ocurre?- exigió el Duque con voz imponente.

- No tengo tiempo.- por primera vez Al no dio importancia a su padre.

- ¿Qué es eso de que no te casarás con Charlotte? - retomó Cyrus.

Al se detuvo un momento para ver a su padre.

- Justo eso, que no lo haré, Charlotte canceló el compromiso.-

- Sabes que si no te casas, no tendrás la herencia ni el título de Duque. - la amenaza de Cyrus alertó a Lynette y el resto de sus hijos.

Al suspiró.

- Si sales de la casa te olvidarás incluso del apellido Ascort, tú ya no serás considerado mi hijo y mucho menos mi heredero. -

Al lo reflexionó un momento, su mirada de inmediato se dirigió a Phonsi, si él declinaba, la responsabilidad pasaría a su hermano.

Phonsi sabía lo que su hermano le preguntaba con la mirada, y tal vez, ese siempre fue su destino.

Con una leve sonrisa, Phonsi asintió, y Al salió de la casa sin siquiera responder a Cyrus, el reloj marcaba las 12, las ceremonias debían estar iniciando.

Sin pensarlo dos veces tomó un caballo y cabalgó a toda velocidad hasta la capilla de los Kilkenny, capilla que estaba en el fondo de un jardín rodeado con una pequeña valla, confiado, Al saltó la valla con el caballo, pero sl terreno era irregular, el pobre animal tropezó y cayó lanzando a su jinete.

El golpe no fue grave afortunadamente, Al solo rodó sobre el pasto y el lodo, ensuciando toda su ropa sin reparo y con unos futuros moretes en brazos y piernas, aún así, la determinación no lo detuvo.

Enlodado, adolorido, despeinado, siguió corriendo hasta la capilla donde ya se escuchaba el resonar de la voz de un anciano sacerdote.

Nunca había actuado tanto sin pensar como en toda esa carrera, abrió las puertas de par en par y la vio, al fondo, con su cabello oscuro cayendo como cascada, vestida de blanco con la mirada fija en su ramo.

- ¡ALTO! - exclamó con todas sus fuerzas, todos los invitados lo miraron con sorpresa, Laurie y Freda también.

Nadie se movió, todos parecían expectantes a lo que parecía ser el heredero Ascort, o tal vez un vagabundo de los alrededores.

- No lo hagas, te lo pido, nos equivocamos, mucho, tú y yo, por temor la mayoría de las veces, toda mi vida tuve miedo de lo que ocurriría si no obedecía, si no cumplía las expectativas de mi padre y del resto de la sociedad, y por eso te lastimé, y lo siento, yo sé que tú también lo sientes... - dijo Al alzando levemente el papel sucio y arrugado que era la carta de Freda. - ... me dijiste que si yo te lo pedía, no harías esto, y ahora te lo pido... te lo ruego, te amo Freda, sobre todas las cosas, sobre cualquier título, sobre cualquier clase, te amo, y lo haré siempre, aunque tu dejes de amarme, hasta el día que muera. - dijo Al en un ruego y falta de aliento.

Los invitados expectantes miraron a la novia, Freda miraba a Al y su corazon se encogía, lucía tan distinto a como le había conocida, pronto sintió la pesadez de la mirada de Laurie.

Laurie parecía sombrío, como sible reclamara, ya no le sonreía como la vez que lo conoció, y sabía que en parte esa era su culpa, la incertidumbre, el rechazo disfrazado, todo eso le había llevado a que el chico perdiera su luz.

Y una vez más, tendría que tomar la culpa...

Soltó el ramo para alzar su vestido y corrió tan rápido como pudo hasta Al, lo envolvió en un fuerte abrazo y un profundo beso que estuvo guardando por esos años,  pasó sus dedos por su cabello y se dejó envolver por la calidez y el alivio del pelirrojo sin importarle ensuciarse también su hermoso vestido.

Freda miró hacia atras buscando a su madre, Loulou la miraba sorprendida y detrás de ella, Ben con una amplia sonrisa de complicidad, él se encargaría.

Ambos salieron de la capilla para alejarse de las preguntas, dejando a Laurie inmóvil en el altar y a oos invitados desconcertados.

La Dama del DuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora