Phonsi se subió al carruaje y, efectivamente, pidió al chofer que lo dejara en el club, entró, saludó a algunos conocidos, mas, pasó de largo, y salió del establecimiento por una puerta trasera que daba a la calle contigua del club, y una calle más detrás, se detuvo en un estudio de arte, ahí ya lo esperaban, mas no era ninguno de sus amigos, era Marian su amiga de varios años, con quien llevaba una peculiar amistad, de mucha confianza y poca ropa.
Se entregaron a lo que iban, pero Marian notó algo diferente, y esperó hasta terminar para cuestionar.
- Estás distraído, nervioso, ¿Tu padre y hermano discutieron de nuevo? - preguntó Marian jugueteando con los rizos del cabello de Phonsi.
- No, aún no. – respondió el chico, pensativo.
- ¿Entonces? -
- Volvió. –
- ¿Quién? –
- Freda. - anunció Phonsi con voz ronca, Marian quedó reflexiva un momento, como tratando de recordar ese nombre, enseguida, la memoria le soltó la respuesta y la chica arqueó las cejas con sorpresa.
- ¡¿La amante criada de Albert?! – preguntó Marian extasiada con la sorpresa.
- No fue su amante. – corrigió Phonsi.
Marian se acomodó para apreciar más la delicia de ese chisme.
- Pero, por lo que me contaste, esos dos tenían muchas ganas, y viniendo del estirado de tu hermano, es raro. – recordó Marian con diversión.
Phonsi chasqueó los dientes.
- Mi hermano es sensible, sólo no sabe y no puede expresarlo. – defendió Phonsi.
- Sí, sí, ya, amor de hermanos, siempre unidos, como sea, ¿por qué volvió la amante?, ¡iiii!, ¿ya se encontró con Albert? - insistió Marian.
- ¡NO!, no, gracias a la Luz, no, la vimos en el periódico. –
- ¿Cometió algún crimen? –
- No, Marian, es la Heredera de los Kilkenny. –
- ¡No!, ¿la hija bastarda de Saemforg? – continuó Marian mientras recogía un periódico del suelo y volvía al catre con Phonsi para mostrarle la fotografía.
- Ella es Freda, no sabíamos que era una Kilkenny. – admitió Phonsi.
- Nadie lo sabía…- Marian miró un momento la fotografía. - … Es bonita. – señaló con algo de sospecha.
- Ese no es el punto, el problema es lo que Al haga ahora que sabe que Freda volvió, ¿y dónde queda Charlotte? – reflexionó Phonsi, Marian frunció el ceño.
- ¿Charlotte? – cuestionó con un poco de celos.
- La prometida de Al. –
Marian analizó a Phonsi unos segundos.
- Pues si no se casa él con ella, seguramente tú sí lo harías, digo, para preservar su honor de dama. - soltó Marian sarcástica.
Phonsi salió de su momento reflexivo y se dirigió a Marian con fastidio y diversión.
- Deja de decir tonterías. –
- No, no, entiendo nuestra amistad, igual, un día yo tengo que elegir alguna de las propuestas que mi padre consigue y casarme bien. –
- ¿Y te olvidarás de mí? – preguntó Phonsi en un puchero infantil.
Marian soltó una carcajada.
- Los negocios son negocios, tú siempre podrás “ir al club” y yo “de compras” –
Ambos rieron y por un momento olvidaron la situación de la Nueva Heredera / Amante.
Algunas horas pasaron, Alphonse se arregló un poco y como de costumbre, salió del estudio una hora después que Marian, y como si nada hubiese ocurrido, volvió por donde llegó, entró por la puerta trasera del club y se dispuso a volver a casa.
Lo que Phonsi hacía con Marian no era precisamente un secreto, muchos caballeros hacían lo mismo, por lo que todos estaban en un mutuo acuerdo de no decir ni preguntar nada, si en algún momento alguno de los miembros aseguraba haber estado en el club, todos asegurarían que así había sido.
Eso ocurrió esa tarde, una persona acudió al club y preguntó por Phonsi, y como era costumbre, los chicos aseguraron que estaba ahí, pero que estaba ocupado, la persona no insistió y sólo dejó una nota.
Así, cuando Phonsi iba a mitad de camino a la salida principal, un joven Lord, el joven Francis Buckbeak, un chico de robusta complexión con mirada inocente y sonrisa radiante, se acercó a Ascort y le entregó la hoja doblada por la mitad.
- Te lo dejó una mujer. – anunció Francis.
- ¿Una bonita? – bromeó Phonsi.
Francis esbozó su amplia sonrisa.
- Una anciana. –
- ¿Bonita? –
- Parecía la nana de alguien. -
Con esa conclusión, Francis y Phonsi se despidieron, Phonsi abrió la nota, era breve, para cuando salió del club ya la había leído, y su sonrisa despreocupada se volvió tensa una vez más.
“Tenemos que hablar. – CG”
Phonsi miró a su alrededor desde la acera del club, esperando ver a quien le escribió la nota, y así fue, había una pequeña plaza, con un quiosco y varios puestos de aperitivos y curiosidades, sentada en una banca junto al quiosco, la vio, con su cabello rubio peinado perfectamente con un listón, bella como muñeca, aparentemente serena, pero de alguna forma, sabía que ella estaba tan nerviosa como él.-Le prometí a Augusta llevarle un listón, no tardo. - informó al chofer, los hermanos Ascort estaban conscientes de que más que miembros del servicio de la casa, choferes y sirvientes eran espías de su padre y reportaban cada movimiento, por ello Phonsi paraba en el Club antes de ver Marian, el chofer asintió.
Phonsi caminó hasta la plaza, como si genuinamente buscara algo, pero lentamente se fue acercando a la banca de la rubia, la chica a notar que se acercaba se puso de pie discretamente.
Ambos entraron a lo más profundo de un puesto de listones y demás accesorios, pretendieron que veían la mercancía mientras se acercaban.
-Sabe, Señorita, que me arriesgo demasiado con mi familia si me ven conviviendo con la prometida de mi hermano.- comenzó Phonsi.
-Me parece un principio ridículo.- respondió Charlotte
-Mi padre tiene ciertos, prejuicios.- dijo Phonsi bien enterado de las sospechas de Cyrus con respecto a su paternidad con Al. -... ¿En qué puedo ayudarle?-
Charlotte sacó la fotografía del periódico de su bolso, Phonsi sintió que se le revolvía el estómago.
-¿Quién es ella, Alphonse?- preguntó de una, Phonsi fingió su mejor expresión de desinterés.
-Según lo que leí en la mañana, es la nueva Heredera de los Kilkenny, y prometida de Laurent Shaw, al fin encontraron como hacerse del dinero de los Condes.- dijo Phonsi, pero Charlotte confiaba en su instinto y frunció el ceño.
-Entonces no me lo dirás.-
-No sé qué quiere usted que le diga.- dijo Phonsi en tono ligeramente a la defensiva.
-Porqué tu hermano casi se desmaya al verla, ¿quién es, Alphonse?- insistió Charlotte.
El gesto de Phonsi se volvió uno de pena, y un poco de impotencia.
-No es nadie de quien tenga que preocuparse, mi hermano es un hombre de palabra y jamás le haría ningún tipo de daño a usted o a su imagen.- aseguró Phonsi.
-¿Es todo lo que me dirás?- continuó Charlotte perdiendo la paciencia.
-No creo que haya algo más que importe.- concluyó Phonsi.
Charlotte asintió y guardó la imagen.
-Entiendo, entonces me tocará a mí encontrar mis propias respuestas.- sentenció la rubia y salió de la tienda sin despedirse ni comprar nada.
Phonsi la vio marcharse con un suspiro, tomó un listón y lo pagó, Auguie siempre apreciaría un listón nuevo.
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La Dama del Duque
RomanceFreda llegó a la nueva residencia del Duque Ascort decidida a ganarse la vida para ayudar a su familia, sin imaginar que su labor más complicada será lidiar con el hijo del Duque, Albert