El baile de Birdwhistle fue un éxito, todos hablaron de lo bien organizado, los hermosos ornamentos, la música perfecta y del baile entre Ascort y Mason Kilkenny, los más lengua suelta se atrevían a comentar lo coordinados que estaban para ser su primera pieza bailando y ser completos desconocidos, se atrevían incluso a murmurar que la química era indiscutible, si tan solo supiera la verdad.
Los Kilkenny regresaron a casa y algunos se dispusieron a dormir, menos Freda que se refugió en la biblioteca a observar la tenue luz de la vela, pensando en la conversación con Al, en su situación con Laurie y su nueva familia.
- ¿Tampoco puedes dormir? – el Conde se acercó a Freda con su propia vela.
- Mas no creo que sea por el mismo animo que usted, milord. – afirmó Freda al ver la amplia sonrisa del hombre.
Ben se sentó a su lado.
- Tienes razón, no creí sentirme así desde hace muchos años. – aseguró.
- ¿Me lo puede contar? –
- Preferiría que fuera tu madre quien hable contigo… aunque sí me gustaría saber, es muy importante para nosotros saber si… - comenzó Ben.
Freda sonrió, le parecía un hombre cálido, algo triste y sombrío al inicio, pero con el tempo le conoció una faceta distinta.
- Sí, estoy de acuerdo, me hace muy feliz ver que mi mamá y que usted también, hayan encontrado una nueva oportunidad, a ella le gustan las orquídeas. – se adelantó Freda, sabía a lo que el Conde iba.
- Gracias. – asintió Ben.
- Gracias a usted, por hacerla feliz. –
Freda y Ben poco a poco comenzaban a verse como el padre y la hija que alguna vez les intentaron pretender, pronto, sería una realidad.
Ben notó la tristeza en los ojos de Freda.
- ¿Qué ocurre?, no vi que Laurie y tú volvieran muy felices. – señaló.
- Creo que nosotros estamos más lejos de la felicidad que nunca. – confesó Freda.
- ¿Tiene algo que ver con Ascort? – preguntó Ben recordando que la había visto bailar con Al, y así como muchos, él también notó algo extraño.
Freda dudó en decirle a Ben o no lo que ocurría.
- Tu madre me comentó que solías trabajar con ellos, y mi madre no dio mucha explicación pero dijo que si había ido al cumpleaños del hijo del Duque había sido por ti. –
- Duró muy poco, y no tuvo que haber sido relevante, nunca pasó nada más que pláticas en la cocina, creo que ambos sentimos más de lo que realmente fue, y así como nos enaltecimos, nos lastimamos, como si fuésemos niños. –
Ben reflexionó las palabras de Freda.
- Eran unos niños, tal vez no lo creas pero a su edad, dos años son todo un proceso de maduración, las decisiones que tomaron entonces ahora son más claras, y saben todo lo que pudieron hacer distinto, tal vez, el momento en el que se conocieron no fue el indicado y necesitaban un tiempo para aclarar sus ideas. –
- Tal vez. –
- ¿Crees que tus ideas son más claras ahora? –
- Creo que estoy más confundida. –
Ben resistió una risa.
- Lo pondré más preciso, ¿lo quieres, Freda?, ¿estás enamorada de Albert Ascort? –
Freda sintió el estómago en la garganta.
- Nos vamos a casar con personas distintas en muy poco tiempo. –
- Esa no fue mi pregunta. – insistió Ben.
Freda se mordió el labio evitando exaltarse o llorar.
- Lo amo más que a mi vida… - dijo al fin. - … lo hice desde el primer momento que lo vi, durante todo el tiempo en Saemforg lo busqué entre la gente, aunque sabía que no estaría ahí, creí que la lejanía me haría olvidarlo, y sólo me hizo anhelarlo más, y aunque me case con el mejor hombre, el mayor héroe, el más atractivo de todos los reinos, nunca voy a amarlo como a Albert Ascort. – Freda soltó en llanto frustrado, Ben la abrazó sin dudarlo.
- ¿Se lo has dicho ya? –
- Lo herí intencionalmente antes de marcharme, no creo que quiera nada de mí aún si se lo digo. –
- No lo sabremos hasta que no lo hagas, si lo haces y él no lo acepta, entonces podremos cerrar la herida poco a poco… con o sin Laurent. – insinuó Ben.
Freda entendía esas palabras, tal vez, no estaba siendo justa con Laurie tampoco.
Durante esa noche, Freda se debatió, el consejo de Ben era decirle a Al la verdad, sin rodeos, mas no se sentía lo suficientemente valiente para hacerlo, tal vez, lo ideal sería no hacerlo tan directo, tal vez, así el rechazo no dolería tanto.
Desde entonces, pasó noches escribiendo borradores de cartas en los que confesaba su corazón, y por la mañana los descartaba antes de tener el valor de enviarlos, así pasaron semanas, poco se involucró en los preparativos de la boda y de vez en cuando, se encontraba con la mirada de Ben cuestionándola.
Fue una semana antes de las bodas cuando por la noche, la carta parecía adecuada, y por la mañana, las palabras no parecían tan simples, con dedos temblorosos metió la carta en un sobre sin mayor dato que “Para Albert”, tratando de mostrarse serena se dirigió a la puerta y entregó la carta a un lacayo con la precisa instrucción de entregar la carta a la Mansión Ascort.
Laurie la vio entrar y salir ligeramente sospechosa.
- ¿Tenías correspondencia por entregar? – preguntó.
- Sí. –
- ¿Qué era? –
- Nada importante. – mintió, Ben estaba ahí, la miró con un gesto de alivio y algo de inseguridad, por un momento miró las muestras de mantelería cuestionándose sobre si era o no necesario, una tela le llamaba más la atención, ¿y si elegía la que a él le gustaba?, podían reciclar la boda, cambiar las rosas por orquídeas no sería tan difícil.***NOTA: Estamos al fin en la recta final, Al y Freda están en sus límites, una vez que ellos resuelvan sus asuntos volveremosmcon Aither, tuvo un descanso después de un momento shockeante :c pronto también tendrá un final en su aventura, cerraremos 2023 con dos finales y un comienzo ;) 💖 ****
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La Dama del Duque
RomanceFreda llegó a la nueva residencia del Duque Ascort decidida a ganarse la vida para ayudar a su familia, sin imaginar que su labor más complicada será lidiar con el hijo del Duque, Albert