Lo que nunca se apagó

Capítulo 29

Amanda llega con Diana a la casa; Viviana la abraza muy fuerte y le pregunta quién la golpeó de esa manera. Ella se atreve a decirle a su hija que Asdrúbal fue quien lo hizo, además, le cuenta que el motivo de todo fue el haberle pedido el divorcio. Diana pregunta por Olivia; Amanda le hace creer que está concentrada estudiando para los exámenes finales de la preparatoria y en un rato irá a verla.

María le dice a Clara que a leguas se notó que quedó encantada con Gerardo Gamboa, pero la chica le pide que deje de molestarla, pues asegura que no está preparada para enamorarse.

Cristina recibe a Augusto con una fuerte cachetada y le dice, delante de todos, que jamás pensó que fuera capaz de haberle bloqueado las cuentas bancarias a su propio hijo sabiendo que este está a punto de empezar la universidad.

Rita, a través de la puerta, le dice a Olivia que ella sí cree en su inocencia y que hará todo lo que esté en sus manos para que Amanda le levante el castigo.

Amanda le exige a Cristina que se vaya cuanto antes de su casa, pues no va a permitir por ningún motivo que agreda a su hijo Augusto. Ella se va, no sin antes dejarle muy claro a este que jamás volverá a saber de ella ni de su hijo Julián; él le contesta que jamás necesitará de ellos ni de nadie.

Más tarde, Amanda asegura que, aunque no sabe leer ni escribir, tiene que comparar la letra de la nota con la de Olivia y poder despejar todas sus dudas, así que se da cuenta de que la letra no es la misma que la de su nieta.

Días después, Fausto por fin logra dar con el escondite de Asdrúbal; este se asusta cuando él le dice que ha llegado la hora de saldar cuentas pendientes.

Amanda le pide a Olivia que hablen a solas.

Federico le informa a Augusto que los propietarios del edificio donde tiene su consultorio ginecológico le han pedido que desaloje cuanto antes las instalaciones, ya que se atrasó con los pagos del alquiler. Augusto le dice a su amigo que llegó la hora de darles la estocada final a Humberto y Elena.

María está revisando el libro de las carreras universitarias y sueña con estudiar una para convertirse en una profesional; se pone triste al pensar que, tal vez, ese sea el motivo por el cual el hombre que ama jamás se fijó en ella. Ve la foto del gran amor de su vida y le dice que muy pronto le confesará lo que siente; la abraza con profunda ternura y empieza a llorar. Ester llega a la habitación de María y esta esconde rápidamente la foto dentro del libro que leía; luego, comienzan a platicar de sus cosas. Ester le cuenta que, desde que se mudó a su nueva casa, las cosas con Bruno han mejorado notablemente, además, de que han decidido enviar a Cecilia a estudiar Biología en Estados Unidos; toma el libro de las carreras y dice que a su hija le gustaría mucho ojearlo para informarse más. Se sorprende cuando cae al piso una foto de su esposo, por lo que le pregunta a María qué significa lo que ha encontrado; esta no sabe qué responder.

Amanda le dice a Olivia que se siente muy arrepentida de haberla tratado mal por el incidente con Samuel y le asegura que, luego de analizar bien las cosas, pensó en que fue muy dura por no haberle permitido que le diera su versión de los hechos. Olivia le dice a su abuela que para ella lo más importante es terminar la preparatoria con excelentes calificaciones y luego estudiar para ser azafata de vuelo.

María se pone nerviosa cuando Ester le pregunta si el hijo de Amanda al que ha amado en silencio por casi veinticinco años es Bruno; ella le contesta que sí. Ester le da una cachetada y le reprocha que haya traicionado su amistad de esa manera tan sucia. María le aclara a su amiga que cuando se enamoró de su esposo ella aún no había llegado a su vida, pues todo empezó antes de su viaje a Colombia, por lo que Ester le dice que ahora comprende por qué decidió darle el dinero del premio de la lotería a Bruno.

Augusto le avisa a Elena que Federico necesita cuanto antes el cincuenta por ciento restante del pago por el tratamiento; ella se preocupa, pues no ha conseguido reunir esa cantidad. Augusto le recuerda a su cuñada que ella adquirió un compromiso con Federico y debe cancelarle cuanto antes, pues quedaría muy mal parada si no lo hace.

Amanda escucha la discusión entre María y Ester y les pide una explicación a ambas de lo que está pasando. Todos quedan impresionados cuando esta muestra la foto de Bruno y dice que este es el gran amor secreto de María, además, le dice a esta que le da pena ajena saber que tuvo que darle dinero a su esposo con la esperanza de que alguna vez volteara a verla, quedando demostrado que quería convertirse en una tercera dentro de su matrimonio. María, llorando, le pide perdón a su amiga por haberle ocultado la verdad y le dice que, si no dijo nada durante todos esos años, es porque no quería perder su amistad. Esta se va de la casa, no sin antes decirle que, a partir de ese día, está muerta para ella.

Elena le comenta a Humberto que deben pagarle cuanto antes a Federico lo que le deben, por lo que toman la decisión de vender el auto.

Diana y Clara consuelan a María, cuando llega Amanda y les pide a sus hijas que la dejen a solas con ella.

Patricia le llama a Augusto para que pase por su apartamento en la noche, ya que Federico no llegará hasta el otro día, pues tuvo que salir fuera de la ciudad a resolver un problema familiar.

Diana se emociona al ver a Fausto con una rosa para ella y aprovecha agradecerle todos los días que ha estado a las afueras de su casa en constante vigilancia. Le dice, también, que teme que Asdrúbal se esté escondiendo para planear algo en su contra, pero él le pide que no se preocupe, pues no hay nada que temer.

María le confiesa a Amanda que se enamoró perdidamente de su hijo Bruno desde que dejó de ser un niño; le cuenta todo lo que sufrió cuando él se fue a estudiar a Colombia y, más aún, cuando regresó comprometido para casarse con Ester. Le hace saber que solo Clara y Diana estaban al tanto de la verdad, ya que ellas han sido sus grandes confidentes desde que llegó a la casa; le pregunta, entonces, si, después de todo lo que le ha revelado, ha llegado la hora de que se vaya de su casa.