Luciano le pide a Viviana que no se le acerque más, pues, si mal no recuerda, ella propició ese encuentro para averiguar de qué habían hablado Mauricio y Carlos, por lo que jamás volverán a tener nada. Viviana le dice que es una lástima que desperdicie la oportunidad de estar con una mujer tan atractiva como ella.
Anna Mercedes se seca las lágrimas y asegura que ya se cansó de que Luciano juegue con ella como se le viene en gana, pues no solo le bastó con ocultarle que estuvo a punto de matar a Sagrario y haber sido amante de Milagros en el pasado, sino que también se enredó con su prima para divertirse. Dice, con firmeza, que no nació para estar soportando los engaños de un hombre y que llegó el momento de que le dé a Luciano una gran lección.
Imanol le pide a Guillermo que se tranquilice, pues su plan va marchando perfectamente bien con Verónica; le asegura que tiene a esta comiendo de la palma de su mano. Guillermo le pide que evite relacionarse tanto con ella, pues no le conviene que estén muy cerca.
Anna Mercedes le avisa a Luciano que ya tiene todo listo para que se escapen en plena boda; este la abraza con mucha emoción y le dice que por fin serán felices lejos de todos y de todo. Ella lo besa y le dice que lo ama con todas sus fuerzas y que creer en él fue la mejor decisión que pudo haber tomado.
Estefanía se sorprende cuando Jonás se aparece llorando en su casa y le dice que, si ella se lo pide, no se casa con Anna Mercedes, pues no siente absolutamente nada por su prometida. Le confiesa que se va a casar por interés y no por amor. Estefanía le aclara que está enamorada de Sebastián y que esto ya lo sabe desde hace mucho tiempo, además, le decepciona el saber que el dinero sea el motivo por el que quiere casarse; le hace ver que ese punto lo aleja más de ella. Le pide que se vaya cuanto antes de su casa para que enfrente la realidad que él mismo construyó.
Miranda y Verónica le entregan a Luciano la llave del auto que rentaron para que se vaya con Anna Mercedes; él las abraza, les da las gracias por haber apoyado siempre el infinito amor que le tiene a su prima y les promete que hará a esta la mujer más feliz del mundo.
Raquel le dice a Anna Mercedes que le emociona saber que no se casará con Jonás para irse con Luciano, pero se sorprende cuando su hija le asegura que eso ya no sucederá y que este no se imagina la sorpresa que le espera.
Más tarde, Anna Mercedes baja las escaleras de la mansión luciendo radiante y hermosa con su vestido de novia. Luciano le toma la mano y le dice que es la novia más bella que ha podido ver y que apenas en unos minutos será su mujer.
Todos llegan a la mansión para celebrar la boda civil; muchos de los presentes murmuran que ese matrimonio es, evidentemente, una farsa. Delante del juez, Anna Mercedes le dice al oído a Jonás que ama a Luciano con toda su alma y que, aunque se casarán, jamás podrá hacerla feliz. Ella se sorprende cuando su prometido le confiesa que tampoco siente nada por ella, pues durante esos meses ha amado en silencio a Estefanía Garcés.
Raquel, Verónica, Miranda y Luciano esperan con ansias el momento en que Anna Mercedes no acepte casarse.
Anna Mercedes mira fijamente a Luciano y, al caer una lágrima, acepta casarse con Jonás. Luego, se le acerca y le dice que no quiere verlo nunca más en su vida, pues él ya tiene los brazos de Viviana para que lo consuelen.
Augusto le dice a Jonás que, a partir de ese momento, se ha convertido en el dueño del cincuenta por ciento de su bufete y lo felicita por lo astuto que ha sido. Jonás le dice a su tío que ahora lo menos que le importa es el dinero, pues el matrimonio con su hija será un verdadero infierno.
Augusto le dice a Luciano que lamenta mucho que Jonás le haya robado el amor de Anna Mercedes y le aconseja que lo mejor sea que se vaya de la capital con su amada Santana. Luciano le dice que no se irá hasta verlo hundido.
Por la noche, durante la fiesta, todos están atónitos cuando Raquel le da una cachetada a Viviana y le dice que es una cualquiera y arpía, a la que no le importa revolcarse con el primero que se le ponga en frente para obtener lo que quiere. Viviana le hace saber que no tiene la culpa de que ella sea una pobre vieja amargada a la que el marido ni le hace caso y seguro debe estar «oxidada» de pasar tantos años sin disfrutar de una verdadera noche de pasión. Anna Mercedes interrumpe la discusión y le dice a su prima que le da pena ajena ver lo bajo que ha caído y que lamenta mucho que su sobrino segundo Carlos tenga como madre a una «regalada» como ella; Viviana está a punto de golpearla, pero ella le toma la mano y le dice que si se atreve a tocarla se le olvidará que está en la fiesta de su boda y la hará arrepentirse de la cochinada que hizo. Raquel prohíbe la entrada al club de Viviana y Luciano.
Más tarde, Luciano logra colarse al club y, aprovechando que Anna Mercedes está sola, le tapa la boca y la lleva con él a la terraza. Le dice que no se acostó con Viviana porque quiso, sino porque esta lo emborrachó para averiguar una gran verdad que le reveló Mauricio a Carlos. Anna Mercedes se entera, entonces, de que Pablo es hijo de Martín Altamirano, pero luego le dice a Luciano que, sea como sea, no hay justificación alguna para lo que hizo, por lo que no podrá convencerla de lo contrario. Él le dice que en ese mismo momento le demostrará que es la única mujer a la que ama y desea con todas sus fuerzas. Los besos y las caricias no dan tregua a la pasión y, en medio de mentiras y desengaños, ambos se dejan llevar por sus deseos más intensos y consuman su amor verdadero.
Teresa le dice a Raquel que no entiende cómo Anna Mercedes se va a desaparecer en medio de la fiesta de la boda y le hace saber que no le gusta que su hija sea tan indiferente con Jonás cuando este todo lo que ha hecho es demostrarle cuánto la «ama». Raquel le hace saber que nunca le ha caído bien su hijo y que, si decidió apoyar a Anna Mercedes en su idea de casarse con él, fue porque aprendió a no cuestionar las decisiones de su hija.
Jonás decide buscar a Anna Mercedes por el club, pues los invitados todo lo que hacen es preguntar por ella. Él se impacta cuando encuentra a esta y Luciano haciendo el amor, por lo que enfurece y le grita a su esposa que es una vergüenza que el mismo día de su boda se haya acostado con otro hombre; ella le dice que no puede reclamarle nada, pues él ama a Estefanía. Luciano le dice a Jonás que, aunque tendrá a Anna Mercedes a su lado, la mente y el corazón de esta se quedarán con él en Ciudad de México. Jonás se lleva a su esposa a la fuerza y luego regresa para decir a los invitados que la fiesta llegó a su final.
Santana le dice a Pablo que le pareció haber visto a Luciano cerca del club, pero de seguro debe ser una alucinación, ya que él jamás iría a la fiesta de la boda de la mujer que ama con otro hombre. Pablo le pregunta, entonces, por qué está con este sabiendo que solo la ve como a una amiga; ella le contesta que tiene la esperanza de que un día Luciano se enamore de ella y puedan ser felices juntos. Santana se siente incómoda cuando Pablo le dice que la felicidad la tiene a la vista, pero no se atreve a ver más allá de un amor que no la llevará a ningún lado.
Luciano les llama a Carlos y Pablo para pedirles que lo acompañen a un bar, pues necesita a sus mejores amigos para ahogar las penas.
Anna Mercedes destruye su vestido de novia y el velo, llora desconsolada y asegura que se siente la mujer más infeliz del mundo. Jonás la deja encerrada en la habitación del hotel y le dice que se irá a pasar la noche con la primera mujer que se le aparezca para que sienta en carne propia lo que él sintió cuando la vio con Luciano. Ella enfurece al darse cuenta de que su esposo se llevó su teléfono celular y la dejó incomunicada.
Luciano llama a Anna Mercedes, pero es Jonás quien le contesta y le hace creer que está haciendo el amor con esta; Luciano se llena de ira.
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Lo que nunca se apagó
RomanceServando, el brujo de Villahermosa 🇲🇽, ha decretado: «Te ato a ti y a toda tu familia a vivir bajo esta maldición que tú misma provocaste, producto de tu debilidad y más predominantes deseos; tan solo la pureza y valentía de aquellas almas nobles...