Capítulo 101

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Laura acompaña a Rita a su casa y la ayuda a acostar a Felipe, quien se queda dormido al instante producto de la borrachera. Ella le pide a su mamá que le cuente su historia de amor con el hombre del monasterio, por lo que Rita le dice que ese es un tema del que no le gusta hablar y que algún día le contará cómo sucedieron las cosas, pero que debe confesarle que al único hombre que ha amado con todas sus fuerzas fue a ese.

Olivia le suplica al secuestrador que le quite la mordaza a Pablo; el hombre decide hacerlo luego de tanta insistencia. Ella le pide a su hijo que no pierda la fe, pues eso que están pasando es un simple trago amargo del cual podrán salir muy pronto; él le dice a su mamá que confía en que Dios los ayudará. Olivia se atreve a decirle que lo ama y que, si no se lo dijo anteriormente, fue porque no había sido capaz de mirarlo a los ojos cuando le ha ocultado tantas cosas. Pablo le dice que no es relevante lo que le haya ocultado, pues lo único que le importa saber es que lo ama como siempre lo deseó.

Gastón asegura que deben esperar a que los secuestradores vuelvan a llamar y que Luciano sea quien atienda la llamada para que les haga creer que no pondrán al tanto a la policía de lo que está pasando. Luciano aprovecha para avisarle a Bernardo que su esposa y su hijo han sido secuestrados, pero se sorprende cuando reacciona fríamente ante la noticia, por lo que luego recuerda que a este jamás le importará el bienestar de Pablo, ya que no es su hijo.

Noelia llama a Viviana para decirle que Gastón y todo su equipo de trabajo se instalaron en la mansión para dar con el paradero de Olivia y Pablo.

El jardinero Pascual está recogiendo sus cosas para retirarse del monasterio cuando el Catrín Asesino se le acerca lentamente por la espalda y, sin mediar palabras, comienza a ahorcarlo con una soga, por lo que él trata de defenderse. Pascual le arrebata la máscara que lleva puesta al criminal, pero este toma una piedra con la que lo golpea fuertemente en la cabeza y termina con su vida.

Santana llama a Cristóbal, le cuenta que Pablo está secuestrado y le pide que vaya cuanto antes a la ciudad.

Al día siguiente, Cristóbal le pide al director del seminario que adelante sus días de vacaciones, pues se le presentó un imprevisto y debe salir en ese momento de Pachuca.

Viviana está muy relajada en su habitación viendo una telenovela donde una mujer muere quemada cuando se incendia su casa, por lo que a su mente llega una idea perturbadora y llama a uno de los hombres de Joaquín para pedirle que le ordene a Pablo que queme a Olivia.

Luciano se impacta cuando Joaquín vuelve a llamar a la mansión para avisar que no necesitarán dar dinero por rescate, pues procederán a acabar con las vidas de Olivia y Pablo.

El secuestrador le ordena a Pablo que rocíe gasolina a todo el edificio para que Olivia muera quemada y que, si no acepta, pues él se encargará de hacerlo para quemarlos a ambos. Le dice que tiene su vida y la de su mamá en sus manos.

Luciano le suplica a Gastón que actúen de inmediato, pues no pueden permitir que Olivia y Pablo mueran en manos de esos criminales, por lo que le pide que rastreen cuanto antes el lugar donde los tienen.

Pablo le dice al secuestrador que prefiere morir con su madre antes de verla morir a ella para salvarlo, por lo que lo mejor es que actúe de una vez para acabar con tanta agonía. Olivia le dice a su hijo que acepte lo que le pide el criminal, pues no quiere que acabe su vida por salvarla, ya que no se lo merece; le hace saber que allá afuera hay mucha gente que lo quiere y lo necesita, especialmente, Amanda, además, que es hora de que busque a Moisés Alcalá o, mejor dicho, Martín Altamirano, el hombre que ella más ha amado en la vida y su verdadero padre. Ante esta confesión, el secuestrador enciende en llamas el lugar.

Gastón logra llegar al sitio del cautiverio y pide apoyo al Heroico Cuerpo de Bomberos del Distrito Federal, pues se da cuenta de que hay llamas.

Viviana asegura que, en apenas unas horas, verá como cenizas a su querida hermanita y a su sobrino.

Los bomberos logran calmar las llamas y se disponen a rescatar a Olivia y Pablo, mientras Gastón inicia la persecución de los captores.

Pablo no quiere salir del lugar, a pesar de la insistencia de Olivia, pues asegura que su vida ahora es un desastre. En ese momento, llegan a su mente todas las cosas que le enseñó Cristóbal durante su estadía en el seminario y cae en cuenta de que si lo están rescatando es porque Dios lo necesita para cumplir un propósito, así que decide aceptar la ayuda del bombero. Al salir del lugar, el edificio se quema en su totalidad.

Todos se sienten aliviados al ver a Olivia y Pablo de vuelta a la mansión, sanos y salvos. Viviana no puede creer que sus planes se hayan arruinado y se asusta mucho cuando Gastón dice que ya capturaron a los responsables y los harán hablar.

Por la noche, Santana abraza a Pablo y dice que tuvo mucho miedo de perderlo; este le promete que eso no pasará, pues ellos nacieron para estar juntos. Ambos se besan con frenesí mientras van quedando despojados de sus ropas; hacen el amor por primera vez, sumergidos en un momento único, lleno de deseo, éxtasis y pasión.

Al día siguiente, Pablo le pide a Olivia que le cuente con lujo de detalles su historia con Martín y por qué siempre le ocultó la verdad.

Cristóbal llega a la capital y no puede creer que esté nuevamente en el lugar que le cambió la vida hace cuarenta años.

Lo que nunca se apagóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora