Capítulo 37

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María y Amanda platican en el jardín de la casa; ambas se agradecen el apoyo que se han prestado mutuamente durante casi cuarenta años. María le confiesa que dejó de amar a Bruno desde que se dio cuenta de que era un imposible y cuando perdió para siempre la amistad de Ester; asegura que nunca más se volverá a enamorar.

Al día siguiente, Viviana no puede creer la manera como llegó a la cama de Mauricio, quien le lleva un desayuno exquisito. Ella, asustada, decide irse de inmediato y le dice que fue una total locura lo que sucedió la noche anterior.

Patricia recibe una llamada de su primo Gastón Fonseca, quien le dice que muy pronto lo trasladarán al D.F. para trabajar en la Policía Federal al lado del comisario Fausto Escobar. Ella le cuenta que es mujer del distinguido abogado Augusto Pocaterra y que tiene mucho miedo de sufrir, ya que presiente que este no siente lo mismo por ella desde que llegó Raquel Castro a su vida. Gastón le aconseja a su prima que le demuestre a su marido cuánto lo ama y de esa forma podrá darse cuenta si el sentimiento es recíproco.

Viviana le confiesa a Laura que tuvo relaciones con Mauricio y se siente muy arrepentida de que esa haya sido su primera vez. Laura le dice a su prima que fue muy inconsciente de su parte haberse ido con ese hombre tan ligeramente y le pide que luego no se queje de las consecuencias que ese encuentro pueda tener.

Santos y Alicia le informan a Tomás que ya tienen todo listo para el evento de beneficencia. En ese momento, Salvador llama a su tío para avisarle que Teresa quiere verlo esa noche.

Patricia decide salir de compras, pues quiere darle una gran sorpresa a Augusto ese día.

Elena está a punto de encontrar al Catrín Asesino colocándole una sustancia extraña a la medicina de Diana, pero el criminal logra esconderse hábilmente. Luego, Rita llega a la cocina y ve a su cuñada preparando la medicina; le dice, molesta, que ella es la única que ha estado al pendiente de su hermana durante todos los meses de su enfermedad y que no va a permitir que nadie le diga cómo debe cuidarla. Al irse Rita, Elena asegura que nunca le ha convencido la supuesta actitud noble de esta hacia Diana.

Bruno revisa las cosas de Santos y logra hallar la clave de la caja fuerte, la abre y toma los papeles del registro de la fundación.

Raquel se encuentra con Patricia en el centro comercial y le dice que lamenta mucho que su relación con Augusto vaya a durar tan poco tiempo, pues está segura de que él sabrá escoger bien con cuál de las dos quedarse. Patricia enfurece por esas palabras y le advierte que no le dejará el camino libre con este, pues ella no es una mujer que se dé por vencida fácilmente; Raquel le dice que su astucia está por comprobarse.

En la noche, Santos llega a su cita con Teresa; esta lo tira en la cama y le pide que le demuestre en ese momento cuánto placer puede hacerle sentir a una mujer.

Augusto se sorprende cuando encuentra su apartamento decorado muy románticamente y pétalos de rosas en el piso que le indican un camino justo hacia la alberca. Patricia recibe a su marido con un traje de baño muy seductor, comienza a desnudarlo y lo invita a que esa noche vivan sin límites ni remordimientos.

Fausto le lleva serenata a Diana; Amanda la ayuda a levantarse hasta llevarla al balcón de la casa. Él le dedica canciones de amor y le pide, mientras le muestra el anillo de compromiso, que se casen; todos se conmueven ante ese hermoso gesto. Rita observa todo con mucha rabia.

Augusto y Patricia brindan con champán; él le agradece la sorpresa que le preparó, pero le dice que será la última vez que estén juntos, pues ha decidido dar por terminada su relación con ella. Le hace saber que se dio cuenta de que «ama» a Raquel y no quiere perderla ahora que regresó.

Fausto se siente desilusionado cuando Diana le dice que, aunque lo ama con todas sus fuerzas, no puede casarse con él.

Patricia se llena de ira ante la confesión de Augusto, le jura que nunca va a ser feliz con Raquel, pues ella no lo permitirá, y le grita que prefiere verlo tras las rejas que al lado de otra mujer que no sea ella. Le advierte, también, que irá en ese preciso momento a contarle a todo el mundo sobre la estafa que les hizo a Humberto y Elena y el crimen de Federico. Augusto hala por los cabellos a su mujer y le dice que ni ella ni nadie determinarán su futuro, pues él hace con su vida lo que le dé la gana, así que la introduce al fondo de la alberca y comienza a ahogarla. Ella trata de defenderse, pero él le coloca el pie en la cabeza hasta que termina con su vida.

Semanas después, Amanda enfurece al descubrir que están tomándole una muestra de sangre a Diana. Ella forcejea con el doctor para evitar que continúe con su objetivo; Martín y Olivia tratan de impedírselo, pero, en el intento, los envases caen bruscamente al piso y se destruyen. Olivia le reclama a su abuela que haya destruido las muestras de sangre, pero esta le hace saber que su hija no está enferma y que si está en cama es por culpa del desgraciado de Asdrúbal Ferreira. Se enfurece al enterarse de que Fausto y Alicia estaban apoyando a Martín y Olivia, por lo que ordena que ninguna de esas personas se le acerquen nuevamente a Diana, y asegura que esta va a estar bien, pues confía plenamente en la promesa del Gran Calatrava.

Raquel le dice a Augusto que es la mujer más feliz del mundo desde que decidió estar con ella y abandonar a Patricia Fonseca. Él recuerda el día que mató a esta y piensa, dentro de sí, que fue muy necesario haberla sacado del paso.

Diana le reclama a Amanda que se haya comportado tan grosera con Martín y Olivia, le dice que no tiene derecho a alejarla de las personas que quiere y le informa que, gracias a que en las últimas semanas se ha sentido mucho mejor, va a aceptar casarse con Fausto.

Viviana llora desconsolada cuando se entera de que Mauricio se regresó a vivir a Estados Unidos sin decirle nada y asegura que ella solo fue una aventura para él.

El doctor les pide a Martín y Olivia que no se alarmen por el incidente con Amanda, ya que, audazmente, logró guardar una de las muestras de sangre en su maleta.

María les entrega a Tomás y Amanda las entradas que fueron a llevar para el evento de beneficencia que se realizará esa misma tarde.

Teresa decide hacerse unos estudios médicos, pues se ha sentido muy débil últimamente.

Augusto le dice a su pequeña hija Anna Mercedes que se convirtió en el «centro de su vida» y que se dedicará en cuerpo y alma a ser el mejor padre del mundo. Esta abraza con mucha ternura a su padre y le dice que lo quiere mucho; él sonríe sarcásticamente.

Lo que nunca se apagóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora