Capítulo final

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Parte I

Luego de consumar su venganza, Luciano le ordena al hombre que ultrajó a Augusto que le desmiembre el genital. Más tarde, este es tirado a la orilla de una carretera y, mientras se está desangrando, le implora a Luciano que no lo deje morir, pero este le dice que ahora Dios se encargará de él, acelera su auto y se va.

Augusto empieza a arrastrarse por la tierra cuando se le aparecen el fantasma de Patricia y muchos títeres, los cuales lo atormentan con sus carcajadas. Él trata de levantarse, pero el dolor se lo impide y, de repente, la mano del Gran Calatrava aparece en medio de su agonía y le entrega una soga; el moribundo hombre la toma y, con ayuda del espíritu, decide ahorcarse. Mientras unos buitres rondan en el aire el cadáver del distinguido abogado Augusto Pocaterra, cuelga de la mano de este aquel amuleto que le fue impuesto en el centro espiritual con la imagen de un hombre ahorcado.

Todos acuden al sepelio de Amanda, mientras murmuran sobre la desaparición de Augusto. Se sienten destrozados ante una pérdida irreparable y algunos dicen que ha fallecido la cabeza y señora de la familia.

Pablo le dice a Santana que se siente muerto en vida y que nunca superará la muerte de la mujer que más que su bisabuela, fue su madre. Ella le dice a su novio que la pérdida de un ser querido no se supera, sencillamente, a través del tiempo, se aprende a vivir con la misma basándose en los más hermosos recuerdos.

Después de darle el último adiós a esa mujer que entregó su vida entera por sus hijos, nietos y bisnietos, Miranda le dice a Fabrizio que, en medio del dolor que la embarga por las muertes de sus abuelos Tomás y Amanda, ya no podrá casarse con él.

Rita se emociona al enterarse de que Amanda murió y asegura que, a pesar de que tendrá que pagar una larga condena en la cárcel, vivirá tranquila. Laura y Olivia llegan en ese momento y esta le da una cachetada echándole en cara que es una asesina y que, al igual que Viviana, espera que las cochinadas que ha hecho no queden impunes; ambas se despiden diciendo que están seguras de que esa será la última vez que la verán. Gastón le dice a Rita que de seguro debe estar feliz por la muerte de su madre, misma que ella provocó, y les entrega a Noelia, Teresa y a las demás reclusas el diario para que se enteren del tipo de monstruo que es.

Teresa le dice a Noelia que es impresionante que una mujer tan «santa y devota» de la Cruz haya utilizado esa fachada para, además de matar gente, encerrar como a un animal a su propia hija. Rita les muestra el crucifijo y les exige que se alejen de ella, pues Dios no permitirá que siquiera la toquen; Noelia le arrebata la efigie, lo arroja al piso y le dice que ellas la enseñarán a amar de verdad a la Santa Cruz. Con ayuda de las reclusas, Noelia y Teresa crucifican con clavos de herrería a Rita en su propia celda, quien grita de dolor y les pide que tengan piedad con ella. Teresa le dice que su peor castigo será morir pidiendo clemencia, clemencia que nunca tuvo con su hija, esa inocente mujer a la que encerró y le prohibió ver la luz del sol durante toda su vida. Mientras la justicia recae sin contemplaciones sobre Rita crucificada, esta en su agonía ve a Clara, Diana, Ester y Amanda paradas frente a ella. Minutos después, muere, mientras en su cuello cuelga aquel amuleto que le fue entregado en el centro espiritual con la figura de una mujer crucificada.

Semanas después, Imanol va por unos resultados de un examen de sangre, pues se ha sentido muy enfermo y descubre que Guillermo lo infectó de VIH, por lo que le reclama a este que nunca le haya dicho que estaba contagiado del virus. Guillermo se atreve a confesarle que cuando estaba con él se acostaba con otros hombres y que nunca significó nada serio en su vida, pues solo lo utilizó para obtener dinero y prestigio y mantener abiertas las puertas de su disquera.

Noelia se emociona al ver por televisión que Joaquín y todos sus secuaces fueron capturados luego de una intensa persecución de la INTERPOL en Brasil. Asegura que cada uno ha recibido su merecido castigo y que lo único que la tiene verdaderamente ansiosa es recibir noticias de Viviana.

Lo que nunca se apagóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora