20- Cacahuetes y almendras

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Barcelona

Gavi sacó del coche en brazos a Adri que estaba dormido y se lo dió a Olivia para que lo acostara.

Una vez que estaban los dos en su cama, ella revisó su correo y encontró un mensaje de la profesora de su hijo que decía: "Bona tarda famílies, us recordo que demà els vostres fills aniran a una excursió a l'aquari. Us esperem a les 9 del matí a la porta principal. Tornarem cap a dos quarts de 1 del migdia. No es preocupin pel tema del berenar perquè hi prendrem algunes cosetes."

- Pablo, mira esto.- él lo leyó y abrió los ojos.

- ¿Cuándo te mandaron eso?

- Hace una hora.

- Menos mal que avisan.

Al día siguiente el niño se levantó corriendo y fue a la habitación de sus padres muy ilusionado. Se subió a la cama y comenzó a saltar encima. Sus padres se despertaron de golpe.

- Adri, ¿qué pasa?- preguntó su padre.

- Adrián, son las 6 de la mañana. Para de saltar.- Intentó no gritar mucho Olivia.

- Es que hoy tengo excursión.- comentó tirándose en la cama.

- Lo sabemos. Muchas gracias por avisarnos.- dijo irónicamente su madre.

- Nadie me preguntó.

- Eso es cierto.- exclamó Gavi.

- Bueno, vete a dormir Adri. Ya te despertaremos nosotros en 2 horas.- se empezó a acostar de nuevo la chica.

- Pero ya no tengo sueño.

- Pues acuéstate y verás como te duermes.

- ¿Puede venir Pablito conmigo?

- Claro.- el sevillano se levantó de la cama y cogió de la mano a su hijo.

Cuando llegaron a la habitación, Gavi le arropó y justo cuando se iba a ir, el niño le frenó.

- ¿Te puedes quedar conmigo hasta que me duerma, porfis?

- Vale.

El pequeño se hizo a un lado haciendo que el sevillano se tumbara a su izquierda, en el borde de la cama.

Al padre le entró el sueño al ver que Adrián no se dormía así que se quedó él dormido. Y al poco rato el niño.

A las 8, Olivia se despertó, miró a su derecha y vió que ese lado de la cama estaba vacío.

Fue a la habitación de su hijo para despertarle y encontró a los dormidos. Abrazados.

Antes de levantarlos, sacó el móvil y les sacó una foto. Después les despertó.

- Buenos días chicos. ¿Qué tal habéis dormido?

- Genial, la verdad. Este colchón es muy cómodo.- contestó el sevillano.- Venga Adri, vamos al cole que si no llegas tarde a la excursión.

En cuanto el niño escuchó "excursión" se levantó de golpe y se le encendieron los ojos.

Cuando ya estaban listos, se subieron al coche y fueron a dejar al pequeño en el colegio.

- Bueno peque, te vendremos a buscar a la 1 y media. Pásalo genial y ten cuidado.

- Ya lo sé. ¿Me puedo ir?-preguntó con ganas de ir con sus amigos.

- Yo también te quiero eh.

- Te quiero Pablito.- le dió un abrazo y le dió otro a su madre.

- Hasta luego cariño. Por cierto, para comer vamos a tomar macarrones con atún y tomate.- exclamó ella.

El padre de mi hijo- Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora