23- No todo tiene un final feliz

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Barcelona

Pasaron las semanas y Adrián y Leire seguían haciendo videollamadas todos los días, menos uno. Él decidió salir de fiesta con Jack y Lucía.

- Tíos, ¿vamos a la discoteca de la esquina?- preguntó el primero de ellos.

- No sé, bro. Vas muy borracho.- le contestó su amigo.

- Venga tío, no seas aguafiestas.

- Adri, a penas te puedes mantener en pie.- trató de hacerle entrar en razón la chica.- Voy a pillar un taxi.

- No, no. Iros si queréis, pero yo me voy a la discoteca. Adiós.

- ¿Vamos con él?- preguntó ella.

- Será lo mejor. Si lo dejamos solo mañana estará en casa de alguna tía sin darse cuenta.

Cuando llegaron les costó mucho encontrar al chico. Pasados 10 minutos lo encontraron. Estaba fuera, con el móvil en la oreja.

- Tío, ¿qué haces?- preguntó Jack.

- Estoy llamando a Leire.

- Déjala, mañana tiene un exámen, necesita descansar.- le explicó Lucía.

- Leire.- dijo cuando le contestó la llamada.

- ¿Adri? Son las 2 y cuarto de la mañana, ¿qué pasa?

- Leire, te echo de menos.

- Adri, ¿estás borracho?

- Te echo de menos.- repitió.

- Y yo también, pero eso no se dice a estas horas. Si quieres me lo dices mañana cuando hagamos la videollamada a una hora normal y cuando estés sobrio. ¿Vale?
- Es que no puedo estar sin tí. Escuché la canción que escuchábamos juntos y me recordó a tí.

- Adri, llámame mañana a la hora de siempre. Y por favor, no te metas en líos ni hagas nada de lo que te arrepientas.

- Te quiero.

- Hasta mañana.- dijo cansada y colgó.

- ¿Estás contento? Ya te dijo que te echaba de menos.- le preguntó Jack.

- No me dijo que me quería.

- ¿Estás de coña Adri? Sabes perfectamente que te quiere, no hace falta que os lo digáis cada vez que habláis.- lo tranquilizó la chica.

- No me quiere.

- Sí te quiere.- dijeron a la vez.

- No, no me quiere.

- Joder Adri, pareces un niño pequeño, ¿pudes dejar de hacer esto?- preguntó harto su amigo.

- ¿Hacer qué?

- De arruinarnos la noche. Habíamos quedado solo nosotros dos, pero nos daba pena dejarte solo en casa y queríamos sacarte de casa porque desde que Leire se fue no haces nada más que ir a la uni.

- ¿Os he jodido la noche?

- Sí, estás insoportable. No habéis cortado, seguís juntos, pero si sigues siendo así de egoísta no vais a durar mucho.

- Eres un cabrón.

- Me da igual lo que me digas, pero es la verdad. Eres un puto niño pequeño.

- Vete a la mierda.- dijo sin ser consciente de lo que decía entrando de nuevo en la discoteca.

- Hey, no sabe lo que dice. Está borracho.- le tranquilizó Lucía.

- Si le pasa algo es por su culpa, yo ya hice todo lo que pude, pero lo doy por perdido. Vámonos a casa.

- ¿Estás seguro?

- Sí.- dijo ofreciéndole la mano.

- No sé, Jack. Es nuestro amigo. Está pasando por un mal momento y necesita nuestra ayuda. Si nos vamos a lo mejor mañana nos despertamos y él está en la cárcel por algo que ha hecho.

- Agh. Más le vale que me lo agradezca mañana.- exclamó caminando detrás de su amigo dentro de la discoteca.- Espérame aquí, pero siempre donde haya gente.- le gritó a su novia justo antes de entrar.

- Lo sé...

El chico entró en la discoteca y buscó rápidamente a su amigo. Lo encontró en la barra pidiendo una bebida.

- Tío, venga. Vámonos.- dijo el amigo cogiéndole del brazo.

- No quiero, me quiero quedar aquí.- gritó empujándolo.

- Adri, estás siendo muy inmaduro. Estoy intentando que mañana no te despiertes en la cárcel o algo mucho peor.

- No voy a acabar en la cárcel, gilipollas.

- Vámonos.

- Qué no.

- Adri, a tu hermana le ha pasado algo.- gritó asustada Lucía para que reaccionara y saliera de la discoteca.

- ¿Qué le pasó?

- Le bajó el azúcar muy rápido. Corre, tus padres te necesitan.

- ¿Me podéis llevar? Yo no puedo conducir así.- preguntó acelerado.

- Sí.- contestó ella.

Mientras que el chico corría fuera de la discoteca Jack hablaba con su novia.

- ¿Le puede pasar eso de noche?

- No sé. Le mentí. Su hermana está bien.

- ¿De verdad?

- Sí. Ví que no conseguías sacarlo de allí y me inventé una excusa.

- Gracias, eres la mejor.

- Lo sé.

Condujeron hasta la casa del chaval y cuando llegaron entraron silenciosamente.

- Adri, tu hermana está bien.- le tranquilizó Lucía antes de que subiera las escaleras hasta la habitación de la niña.

- ¿Estás de coña?

- No. Me lo inventé para que no hicieras ninguna tontería.

- Sois unos cabrones. No me volváis a mentir sobre eso. La diabetes no es algo con lo que se pueda jugar.

- Lo siento, pero mañana nos lo agradecerás.- aseguró Jack.

- Iros a vuestra casa. Ya hablaremos.- dijo subiendo las escaleras un poco cabreado.

- ¿Crees que me he pasado diciéndole eso?- preguntó preocupada la chica.

- Qué va. No tendríamos que haber hecho eso si él no fuera tan cabezota.- contestó abriendo la puerta para salir.

- Bueno, mañana sabremos si se acuerda de esto.

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1002 palabras

Este es el último capítulo de este libro, pero ya tenéis la continuación publicada. Es un nuevo libro que se llama "Todo comenzó con una boda". Si vais a verlo veris que ya publiqué un capíutulo. Espero que os guste y os haya gustado esta historia. 

Habéis visto cómo crecieron Adrián y Leire, también cómo se enamoraron,  ¿también cómo terminan?

El padre de mi hijo- Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora