31- Si o no

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New York

Pasaron los días y el último de ellos iban a ir a Manhattan, pero antes de salir del hotel Olivia decidió llamar a su hijo por videollamada.

- Hola cariño. ¿Qué tal está mi T-Rex?

- Muy bien mami. Os echo de menos.

- ¿No te lo pasas bien con Pedri?

- Sí, pero os echo de menos.

- Hola campeón.- entró Gavi en la videollamada.

- Pablito. ¿Cuándo vais a venir?- gritó Adri con una sonrisa.

- Hoy por la noche nos iremos a casa, así que te iremos a buscar sobre las 12 de la noche.

- Vale.

- ¿Puedo hablar con Pedri?

- Pepi, mi papá quiere hablar contigo.- el pequeño le dió el móvil al canario.

- Hola bro, ¿qué tal?

- Genial tío. ¿Qué tal se está portando el peque?

- La verdad, es que es un angelito.

- Es que es hijo de su madre.

- Oye, ¿qué tal...?- el canario le enseñó el dedo anular para preguntarle qué tal la pedida de mano.

- Pues, resulta que...

- Calla.- le interrumpió Olivia pensando que hablaba del embarazo.- Se lo decimos en persona.- le guiñó un ojo.

- Vale.- rió el sevillano.- Lo siento tío, te tendrás que aguantar. Te lo diremos mañana.

- Joder, ¿estáis de coña?

- Esa boca, que estás con mi hijo.- le riñó la chica.

- Perdón Oli.- se disculpó.

- Bueno, os dejamos que vamos a ir a Manhattan.

- Joder, que morro. Mandarme fotos.

- Pedri.- le volvió a reñir Olivia.

- Ya me callo, ya me callo. Chao chicos.

- Más te vale no decir más palabrotas delante de mi hijo.- le advirtió ella.

- Te juro que no.

- Espero.- rieron ambos.- Adiós.

- Chao, Adri te quiero.- gritó el sevillano para que su hijo le escuchara ya que se encontraba jugando con los dinosaurios.

- Y yo papi.- hizo lo mismo Adrián.

- Adiós.- se despidió Pedri y colgó.

- Noto a Adri más mayor.- admitió Olivia.

- Debe de ser porque hace días que no lo ves y a lo mejor creció un poco.

- Lo echo mucho de menos.

- Y yo, pero hoy ya lo vamos a ver, pero mientras tanto vamos a disfrutar de las últimas horas que nos quedan juntos.

- Me parece bien.- se dieron un beso abrazados y salieron de la habitación.

Pasaron todo el día sacando fotos y divirtiéndose.

Cuando ya eran las tres de la tarde se fueron al aeropuerto para estar 45 minutos antes del vuelo. El avión salía a las cuatro menos cuarto.

Ese viaje era sencillo. Sin aviones privados, sin gastar dinero a lo loco... El hotel que Gavi había reservado no era de lujo, porque sabía que esas cosas no le gustaban a Olivia. Ella era sencilla. A lo largo de su vida rechazó 2 trabajos que le ofrecían casi 100 mil euros por sacar fotos en cada partido. No le gustaba aparentar, y mucho menos tener de más. Al sevillano eso le gustaba, la hacía especial, única.

El padre de mi hijo- Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora