27- Leire

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Barcelona

Pasaron los días y Frenkie y su familia ya habían vuelto a casa. Adri estaba un poco triste porque había pasado unos días increíbles y no quería que su mejor amigo se fuera. El niño había ido al salón donde se encontraban sus padres sentados en el sofá.

- ¿Puedo llamar a Jack?- preguntó poniéndose delante de la tele para llamarles la atención.

- Claro peque. Toma.- el sevillano marcó el contacto de Frenkie y le dió el móvil.

- Gracias.

Se apartó y se fue hacia la cocina.

- Hola bro.- contestó el neerlandés.

- Hola Frenkie, ¿le puedes dar el teléfono a Jack?

- Ah, hola Adri. Claro.- apartó el teléfono de la oreja y se lo dió a su hijo.

- ¿Quién es?- le preguntó.

- Es tu mejor amigo.- informó.

- Hola Adri. ¿Qué tal?

- Hola Jack. ¿Te apetece venir a mi casa a jugar al fútbol?

- Es que tengo que estar con mis hermanos, porque soy el hermano mayor y tienen que aprender de mí.

- Jo, es que me aburro. Ojalá tener hermanos.

- No es tan guay. Se hacen caca siempre y huele fatal.

- Qué asco.

- Ya te digo.

- Bueno, adiós.

- Adiós, nos vemos mañana en el partido.

- Chao, hasta mañana.- ambos colgaron.

- Toma Pablito.-Adrián le dió el teléfono a su padre- ¿Me ayudas a entrenar para el partido de mañana?

- Adri, papá quiere descansar un poco. Está cansado del entreno de hoy.- le informó Olivia.

- Jo, es que me aburro. Estoy solo.- dijo cabizbajo.

- Es igual, no te preocupes Oli. Vamos peque.- se levantó del sofá.- Es que no quiero que juegue solo.- le susurró.

- ¿Y quieres que yo me quede sola?

- Ven a jugar con nosotros si no te quieres quedar sola.

- Nadie ha dicho que no me quiera quedar sola.

- Mami, ven a jugar con nosotros.- le animó el pequeño.

- Bueno, vale. Pero no abuséis, eh. Que yo no sé jugar al fútbol.

- Vale, vale.- rió Gavi.

Salieron todos fuera y empezaron a jugar. Pasaron lo que quedaba de tarde jugando hasta que al niño le entró el sueño.

- Estoy cansado, ¿me puedo ir a dormir?

- Espera peque. Aún tenemos que hacer la cena. Luego ya te puedes ir a dormir.- le informó el sevillano.

- Jo, pero es que ya estoy muy cansado. Quiero ir a dormir.

- Adri, te está diciendo Pablo que aún no. Hay que cenar primero.- le regañó Olivia.

- No quiero.- se enfadó y entró en casa con los brazos cruzados.

- Pablo,- le frenó ella cuando el padre iba a ir detrás de él.- no te preocupes. Está cansado, por eso le dió por hacer esa rabieta. Ya se le pasará. Es solo la edad.

- Es que, no me gusta ver como se va enfadado. Me da pena.

- Normal, es un niño de 4 años. Pero tienes que dejar de preocuparte por eso si no, no va a aprender.

El padre de mi hijo- Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora