25- Abusones y T-Rex

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Barcelona

Gavi y Olivia fueron a dejar al pequeño al colegio. Adri estaba un poco triste ya que Jack no estaría con él, aunque no se iba a quedar solo porque Sebas y Liam estarían con él.

Llegó la hora del recreo. Adrián se encontraba jugando con los dinosaurios con sus amigos pero de repente vinieron los abusones de la otra clase, Juan y Hugo. Uno de ellos cogió el dinosaurio que tenía Adri y lo rompió.

- Oye, eso es mío.- gritó él.

- Pues ahora está roto.- se rió el que lo rompió, Hugo.

- Eres malo.- se quejó llorando.

- Corre, díselo a tu papá.

- Eso no se hace.- le riñó Liam.

- No me digas lo que se tiene que hacer.- Juan apoyó a su amigo.

- No le hables así a mi amigo.- Adri defendió a Liam y a continuación se dió la vuelta para irse.

- Eres igual de llorica que tu padre.- Hugo empujó a Adrián al suelo, haciendo que se le rompiera.

- Oye. ¿Eres tonto?- se enfadó Sebas agachándose para ver cómo estaba su amigo.- Adri, ¿estás bien?

- Se me ha roto el pantalón.- dijo llorando sentado en el suelo.

- ¿Te duele?- preguntó Liam.

- Sí.- contestó entre lágrimas.

- Adri, tienes sangre.- informó uno de sus amigos.

- Voy a decírselo a la profe Mireia.- Liam se levantó y fue corriendo a por ella.

La profesora vino a paso ligero., pero cuando llegó, Hugo y Juan ya se habían escapado.

- Adri, ¿estás bien?

- Me duele la pierna.- sollozó.

- ¿Te has caído tú solo?

- No, fue...- Sebas intentó culpar a los otros niños, pero Adrián le interrumpió.

- Sí, me caí jugando a los dinosaurios.

- No te preocupes, quédate aquí, voy a por cositas para curarte la herida.- se levantó y se fue.

- Adri, ¿por qué no le dijiste que fueron ellos?- preguntó Liam.

- Porque si me chivo, me van a molestar más y no quiero.

- Pero si se lo dices a la profe a lo mejor no te hacen nada más por si les castigan.- le animó Sebas.

- No quiero decírselo. Y si no quiero, no quiero.- El pequeño se cruzó de brazos y sus amigos se miraron confundidos. Un poco más tarde llegó la profesora con las curas.

- Mira pequeñajo, esto te va a escocer un poco, pero es para que la herida no se infecte, ¿vale?- el niño asintió.- ¿Vas a aguantar unos segunditos? Tienes que contar hasta 10. Venga. A la de tres, te echo el agua oxigenada. Una, dos y tres. Cuenta.- Mireia empezó a echarle el líquido y el niño se quejó del escozor.

- 5, 6, 7, 10.- gritó para que lo escuchara y parara.

- Te has saltado unos números eh.- le guiñó el ojo con una sonrisa agradable.- Bueno, ahora te voy a poner un poco de betadine para que se cure más rápido. Esto no duele, tranquilo.- Cuando terminó de echárselo, sacó una tirita del botiquín y se la puso.- Mira, encontré una de balones de fútbol, ¿te gusta?- el pequeño asintió.- Pues te la voy a poner. Muy bien campeón, has sido muy valiente. Choca los cinco.- la profesora le ayudó a levantarse y le puso la mano para que le chocara.- Ahora sigue jugando con tus amigos, pero ten más cuidado. Si te duele me lo dices.

El padre de mi hijo- Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora