23- Vergüenza y hombrecitos

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Barcelona

Por la mañana, cuando Olivia se despertó, dijeron de ver una peli, así que fueron a despertar a Adri.

Fueron a hacerlo pero sin resultado. El pequeño estaba más que dormido abrazado a Cala.

- Este niño parece un oso perezoso, siempre está durmiendo.- se rió Gavi.

- Me recuerda a ti.

- ¿Yo duermo tanto?

- Ahora no, pero antes era lo único que hacías.- se fijó en su cara embobada que no le quitaba la vista de encima a su hijo.- Pablito, se te cae la baba.

El sevillano sonrió ante aquel comentario. Ambos le dieron un beso en la frente y al niño le salió una sonrisita.

Más tarde, se encontraban viendo una película romántica. Dejando a Adri descansar.

- Es un poco cursi.- comentó Olivia refiriéndose a la película.

- ¿No te gusta esa pedida de mano?- preguntó él.

- Me parece muy empalagosa. No me gusta ese tipo de pedida.- Gavi se acercó a Olivia y le rodeó con sus brazos.

- ¿Y para ti cuál sería la pedida perfecta?

- Algo creativo. Algo que solo entendamos nosotros. Pero que sea íntimo.

Gavi la empezó a besar. La tumbó en el sofá sujetando su cabeza con la mano y él se puso encima. De repente algo les interrumpió.

- ¿Mami?- preguntó Adri.

- El niño va a tener fama de cortar el rollo.- dijo el sevillano incorporándose, al igual que la chica.

Adrián no dijo nada, se paró enfrente del sofá, donde estaban sus padres sentados, pero vino con el labio temblando y avergonzado.

- ¿Adri?¿Qué pasó mi vida?- preguntó la madre, pero el niño no contestaba.

- Peque, ¿pasó algo?- volvió a preguntar su padre.

El niño corrió y abrazó a Olivia.

- Adri, estás...- no continuó la frase porque su hijo negaba con la cabeza avergonzado y apenado para que no dijese nada.

- ¿Qué le pasa?- se interesó Gavi.

- Nada, me ha dicho que quiere enseñarme un dibujo que hizo.- inventó ella.

- ¿Y por qué llora?

- Porque en ese dibujo aparece Nana.

- Ah, vale. Bueno, yo os espero aquí, si necesitáis algo subo.

Olivia se levantó y dejó un beso suave y húmedo en el sevillano.

La chica le dió la mano a su hijo y subieron juntos. Cuando llegaron a la habitación del niño y ella se dirigió a la cama de este. Sacó las sábanas y vió que estaban mojadas.

- Me hice pis.- dijo el pequeño inocentemente mientras comenzaba a llorar.

- No pasa nada cariño. Es solo pis.- lo calmó a la vez que se dirigía a la puerta para cerrarla.

- Lo siento.

- Mi vida, es normal. Al dormir te puede pasar. No te preocupes. ¿Te daba vergüenza decírselo a Pablo?- preguntó ella poniéndose de cuclillas enfrente suya y acariciándole los brazos de arriba abajo para tranquilizarlo mientras que el niño asentía.- Bueno, no te preocupes. Si no quieres que Pablo se entere, no se enterará, pero es tu papá y tiene que saberlo porque te quiere mucho y se preocupa por ti.

El padre de mi hijo- Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora