Capítulo 3 "Bon, el perro viejo"

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Antes de la existencia del héroe, durante las primeras excursiones del Batallón Caduceus, la guarnición era un grupo conformado por diferentes clases y razas, encargados de tareas variadas. Custodiar los carruajes con los suministros, buscar y rescatar a posibles sobrevivientes después de los enfrentamientos con Miasma, recuperar las armas de los caídos en combate, reemplazar a hechiceros y guerreros de las líneas defensivas o hasta formar una nueva tropa de reconocimiento.

Después de Marcossius, las rutas de reabastecimiento fueron más seguras, la gente moría con menor frecuencia y él despejaba terreno más rápido sin la necesidad de reconocimiento previo. Con el avance de cada héroe, la guarnición fue desplazada a personal extra para ayudar en la ciudad. Pasaron décadas desde que alguna vez los llamaron al fuerte para luchar en verdad.

—¡Chico, le pedí al imbécil de Virilio dos cajas de sal refinada! ¿Por qué me traes azúcar morena? —gritó una señora, cuya voz sonaba como una trompeta desafinada.

Releí el pedido, ella no era Luz "Voz Dulce" Fértil.

—M-me equivoqué —dije de inmediato, tomando las cajas de azúcar morena—. La sal está...

—¡Oye, ¿por qué le das a esa bruja mi azúcar?! ¡Ahora mis refrescos sabrán a pescado rancio!

Un hombre, tal vez cinco años más grande que yo, se acercaba sacudiéndose las manos en su largo overol viejo.

—¡Cierra tu puta boca, pendejo! —le respondió la vieja.

Cuando tomaba las cajas de azúcar, el hombre me empujó con los hombros. Apiló las cajas y se las llevó mientras seguía insultándose con esa mujer. Me escabullí entre los gritos y dejé las cajas de sal en el mostrador. Subí al carruaje y me fui a la siguiente entrega. Apresuré al caballo por cuatro cuadras de calles empedradas.

En frente de una pequeña casa amarilla se encontraba una alta mujer, de cabello negro. Usaba un elegante vestido y altos tacones de aguja. Cuidaba su maquillaje con un pequeño espejo.

—Hey, ¿Virilio no me puso como prioridad de entrega? —murmuró.

Sí, según el itinerario de entrega ella era la primera en la lista. Pensé que había sido un error del viejo. ¿Por qué la más lejana tenía que recibir la entrega primero antes que los más cercanos?

—Llegaste muy tarde, no voy a llamar a los muchachos para encender el horno y ensuciarme con carbón y harina. Ya voy de salida. Decide si harás el pan tú, o todos no tendrán con qué acompañar el café esta noche.

¿Cómo iba a siquiera intentar hacer pan si ella ya había cerrado la casa?

Me fui de ahí, el anochecer estaba próximo a llegar. Me tocaba devolver el carruaje y luego dejar al caballo en el establo. Las últimas tres horas del trabajo eran a pie.

La primera entrega de la noche era cerca de la plaza en donde estaban los dormitorios, Kaira apareció detrás de mí cuando cargaba tres cajas de pescado, casi caía cuando se abalanzó contra mí.

—¡Ay, lo siento! No te quería... ¡Wuaa! ¿Q-qué le pasó a tu cabello?

Kaira usaba un grueso overol sobre una camisa blanca, botas gruesas de cuero amarradas con listones a las pantorrillas. Olía a pescado crudo y jabón de grasa de cerdo. El olor se quedó grabado en mi nariz porque ella se acercó a ver mi cabello esponjado. 

No tuve tiempo para ducharme cuando pude levantarme del suelo. Así que, por las carreras y el rayo que recibí, seguro parecía un borrego con basura atrapada en su pelaje.

¿Mi deseo? ¡Ser el protagonista de este mundo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora