¿Mi deseo? ¡Ser el protagonista de este mundo!

II

Cuerpo de Latón era una brillante armadura hecha 100% del metal de plata. En la zona pectoral había un diamante rectangular incrustado, bordeado por un segmento extra de metal de cuatro puntas. Otro diamante se encontraba en el guantelete izquierdo, en el centro de un escudo integrado que emergía del antebrazo.

La armadura completa me quedaba perfecta, se hicieron algunos cambios a lo largo de los años para que pudiera ajustarse a la edad y complexión de varios cuerpos, sin perjudicar su poder ni su protección. Tal vez faltaba un casco, pero realmente nunca se forjó uno para Latón.

En una vitrina rectangular sobre una mesa estaba Espejo de Jade.

Espejo de Jade era una mandoble, cuya longitud superaba los 2.10 metros de largo, desde la punta hasta la base de la guarda. Pensada para empuñarse a dos manos, garantizaba un limpio y amplio corte con la menor resistencia del objetivo, el peso del usuario y la fuerza adicional de los ataques descendentes.

Su hoja era tan reflectante que parecía ser un espejo de la mejor calidad. El canal de la hoja tenía incrustado tres jades blancos con forma romboide. La empuñadura estaba forrada de cuero con muescas de diamante para aumentar el agarre, la cual podía cambiarse según su desgaste y a petición del nuevo héroe.

El diseño y la calidad de las reliquias del primer héroe estaban entre las mejores de Caduceus. Tenía quinientos años y era el único equipamiento de plata que soportaba el paso del tiempo, el maltrato y las interminables luchas contra el Miasma. Existían varias teorías para explicarlo, pero ninguna comprobable.

Tanto Latón como Jade no fueron creadas con un método realmente "especial" o con alguna intención de mejorar la sincronización. Eran el exquisito resultado de un experto enano herrero que terminó el encargo personalizado como siempre hacía.

El que Marcossius Pangea haya logrado sincronizarse con ellas al 100 % fue un suceso que nunca volvió a ocurrir con otras armas o replicas idénticas, las cuales fueron fundidas después que Latón y Jade se convirtieran en el símbolo de la lucha contra La Oscuridad.

Una gota de sudor recorrió mi frente, empuñé a Espejo de Jade.

La velocidad con la que mi maná fluía hacia las reliquias me abrumó, pero en cuestión de segundos la sensación me pareció familiar. Como si mi cuerpo diariamente se hubiera sincronizado al 100 %. Esa comodidad corporal irónicamente hacía sentir incómodo a mi corazón.

¿Qué estaba pasando? ¿En verdad Cuerpo de Latón y Espejo de Jade me pertenecían?

—¿S-soy el Héroe de Platino? —susurré.

No era la primera vez que soñaba con una realidad así, en donde era el  héroe. Fueron muchas las noches en las que mi mente repetía o creaba nuevos escenarios en donde nunca me echaron de la catedral.

Pero en todos esos sueños lo único que sentía era nostalgia, encontraba cierto consuelo, aunque despertara para saber que solo se trataba de mi imaginación. Ahora, ser consciente de que era un sueño, el que todo fuera tan real y la sensación de libertad total sobre mis acciones, me asustaba.

Nunca me había sentido así.

Salí de la habitación, ya era tiempo de ir al salón de reuniones.

El Cardenal esperaba frente a las grandes puertas gemelas del salón.

—Latón, te quedarás adentro, cuando un líder pase, lo saludarás cordialmente y le ofrecerás uno de los asientos de la izquierda. Una vez que estén todos, mi hija y yo pasaremos a sentarnos en la derecha. Tú estarás a mi izquierda. ¿Lo entiendes?

—Como usted diga, Cardenal.

No había más que tres ventanas circulares iluminando la mesa rectangular con ocho asientos, era suficiente para filtrar la luz del sol en su punto más alto.