Ella usaba una blusa blanca, pantalones negros, una bufanda roja y guantes oscuros sin dedos, el derecho tenía una amatista en el dorso. En su muñeca izquierda había un pequeño brazalete de madera con un colmillo blanco.
El borde de sus párpados estaba delineado de negro, su mirada gris te leía el alma. El labial rojo era como una capa de sangre en su boca sonriente.
Su esbelto torso era recorrido por correas rojas, se encargaban de sujetar dos bastones en su espalda. Puestos en diagonal, como si de flechas se trataran, el primer bastón era de madera negra barnizada y reluciente. Su gema era una esmeralda. El segundo bastón era plateado, pero en lugar de un rubí o esmeralda, había un diamante incrustado en una extraña pieza de plata.
Él vestía una camisa vino tinto y pantalones negros. En el cinturón de cuero oscuro llevaba un pequeño escudo de madera con borde de hierro y un rubí en su centro. A veces acomodaba su cabellera castaña hacia atrás, sus ojos verdes veían con indiferencia al trono principal. Un collar se asomaba por el cuello de la camisa.
Ellos estaban bajo las escaleras, viendo hacia los tronos.
—Jade, cuéntanos. ¿Qué clase de hechizo fue el que usó ella?
Él no respondió, desvió la mirada a la izquierda.
—Jade...
—¿Qué le parece disculparse antes de pedir explicaciones?
—Los invité a venir a la sala del trono, no respondían mi llamado y demoraron mucho en...
—¡Claro! Mordidas suaves, sorbos lentos... ¡así es como debe disfrutarse el pan con café! —dijo Avraliz, burlón—. Ahorrémonos todo esto, pida disculpas con esa voz amarga que tiene, después escuchará lo que quiera saber.
Una gota de sudor se deslizó sobre la mejilla arrugada del Cardenal.
—Tú, ¿cómo te llamas, señorita?
—Kaira Berge —dijo, cortante.
—Señorita Berge, te pido disculpas por causarte esas quemaduras. No era mi intención.
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¿Mi deseo? ¡Ser el protagonista de este mundo!
FantasiaEn la interminable lucha contra la mayor amenaza mundial, el próximo héroe debe ser aún más poderoso que el anterior. De lo contrario, Ulos y toda la vida que lo habita... morirá. Dos niños fueron entrenados desde temprana edad para ganarse el derec...