A medida que pasaban las horas, el flujo de gente en las calles se redujo. De varios heridos, a unos cuantos sanadores, otros mensajeros y a veces un carruaje. Las luces nunca se apagaron, pero sí el ruido que poco a poco fue silenciándose. Subí a un árbol y esperé, pero Kaira no regresó, tampoco Avraliz o los hechiceros.
La altura de los muros ocultaba el amanecer y revelaba el sol cuando fueran pasadas las diez. Para guiarse en este ciclo extraño de día y noche, en el centro del fuerte había un poste oscuro en cuya cima se encontraba un gran reloj de cara blanca.
Pasé cuatro días esperando por ellos.
A unas horas del cuarto atardecer, vi a Ruina descender desde el cielo. Alguien también la vio, fue a informar a otras personas y pronto fue rodeada de una multitud. De uno en uno, a veces tres personas, se alejaban del círculo y corrían. Por el tono de voz supuse que les estaba dando órdenes. Cuando la última chica se alejó, avanzó hacia la mansión.
Con extrema agudeza, ella volteó a verme y encontró mis ojos. Me puse de pie y caminé un par de pasos, entonces se detuvo.
—¿Matik?
—Hola, Ruina.
Nos acercamos, ella me veía con ojos preocupados, de arriba abajo. Mi apariencia no debía ser la mejor que había visto.
—¿Q-qué te pasó?
—Pues... me quedé esperando a Kaira. Se fue con Avraliz.
—Lo sé, vienen en camino. Los encontré en el Río de Lágrimas ayer.
—Avanzaron mucho. ¿Y tú? Estoy aquí desde hace cuatro días, no te vi salir en ningún momento. ¿No estabas agotada por usar demasiado maná?
—¡¿Cuatro días esperando en ese árbol?! ¡Estás loco! —Ruina me tomó de la mano—. ¡Tomarás un baño y luego a cenar!
♦♦♦♦♦♦♦♦♦
Si tuviera que describir el interior de la mansión, diría que era el reflejo del derroche. Había demasiado oro por las paredes, los suelos y los muebles. Reconocí muchos cuadros, casi todos tenían un valor histórico incalculable. Trofeos, copas de cristal y otras repisas llenas de licores. Sillones y camas de alta calidad. Llegué a preguntarme si acaso no vivía un dragón en una sala repleta de monedas de oro por algún lado.
La ducha fue refrescante, me sentí más liviano. Tanto que, desde que salí del baño no dejaba de bostezar. Esas noches incómodas en el árbol, se sumaron a las noches que dormí en los duros carruajes, y al mes entero durmiendo menos de cinco horas.
Ruina me esperaba con un plato de comida y otros bocadillos en una mesa de vidrio para dos personas, cerca del balcón.
Su cabello blanco estaba sujetado por dos moños azules en los laterales de su cabeza. Parecía una hermosa colegiala en sus últimos años de academia estudiando hechizos. Ella usaba un vestido blanco de una pieza, llevaba un collar de plata. En el torso, una gruesa cinta blanca envolvía su vientre y terminaba en un nudo doble en el costado izquierdo.
ESTÁS LEYENDO
¿Mi deseo? ¡Ser el protagonista de este mundo!
FantasíaEn la interminable lucha contra la mayor amenaza mundial, el próximo héroe debe ser aún más poderoso que el anterior. De lo contrario, Ulos y toda la vida que lo habita... morirá. Dos niños fueron entrenados desde temprana edad para ganarse el derec...