Todavía reunidos en el gran salón, el Cardenal veía con atención hacia el Prisma. El diamante incrustado no solo era una pequeña parte rectangular, la pieza de plata funcionaba como una jaula y en su interior habían más piezas combinadas con lentes de Vasija Primordial.
—¿Cómo adquiriste un diamante de calidad Imperial? —preguntó el Cardenal.
—Un regalo, je, je. Todo es legal, no trate de apoderarse del Prisma, viejo Esimed.
—¿Insinúas que soy capaz de robar?
—Le advertía. Que la encantadora sonrisa de mi esposa no la engañe, defenderá nuestros intereses sin dudarlo. Nada la enfada más como una injusticia.
—¿Quieren quedarse ese poder para ustedes mismos?
—¡Ja, ja, ja! No me llamo Esimed Lawrence. Cálmese, no tengo intenciones de privar al mundo de este descubrimiento. ¿Qué le parece si reúne al consejo para que haga entrega de los planos? Debemos seguir los protocolos.
—Los quiero de vuelta en una hora exacta, si no, los haré aparecer delante del consejo.
—Si está inquieto, permítales a sus niños acompañarnos.
—No los perderé de vista.
—Como ordene.
Kaira y Avraliz hicieron una reverencia, con un pequeño movimientos de la cabeza nos invitaban a ir con ellos. Ruina fue al lado de Kaira, yo me puse al lado de Avraliz.
♦♦♦♦♦♦♦♦♦
Kaira entró a la habitación de Ruina, me quedé en los pasillos con Avraliz. Alejados unos cuantos metros. Él apoyaba la espalda en la pared, sonreía. Extendió los brazos, me ofrecía un pequeño cofre de madera con ornamentos de latón.
—Para ti —dijo—. Tiene la saga completa de La Armadura Errante.
Recordaba ese título, era una trilogía de una historia anterior a El Soberano, trataba sobre un aventurero que pasó un año en las mazmorras de Krysta sin subir una sola vez a la superficie.
Dudoso e incómodo, tomé el cofre.
—Puedes usarlo para guardar tus objetos más preciados. No te dejes engañar por su apariencia de madera, es una cubierta decorativa. La llave toma la forma adecuada para abrir el cofre cuando es sujetada por la primera persona que le imbuya su maná.
—Gracias...
Con el cofre en mis manos, Avraliz habló.
—Bien, ¿qué quisieras escuchar de mí, hermano?
—¿Por qué eres un aventurero? ¿Tus padres te dejaron serlo o...?
—Murieron aquí en Norleas cuando tenía tres años, eran parte del batallón. El viejo Esimed no los recordó entre la lista de bajas, me dio una carta dirigida a personas que ya no existían en este mundo, otras personas vivían en la dirección escrita en ese sobre.
Sorprendido, moví la mirada de un lado a otro. No sabía sobre los padres de Avraliz, sentía que tenía que decir algo, pero no encontraba las palabras. Así que, difícilmente, cambié de tema.
—Entonces, ¿decidiste convertirte en aventurero?
—Dejé Ledes el mismo día que el viejo Esimed me echó, viajé a Feelbug. Un señor me llevó en su carruaje con mercancía a cambio de ser su guardián en el camino. Antes de despedirse me dio algo de dinero para el registro de aventurero. Era un hombre muy noble.
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¿Mi deseo? ¡Ser el protagonista de este mundo!
FantasíaEn la interminable lucha contra la mayor amenaza mundial, el próximo héroe debe ser aún más poderoso que el anterior. De lo contrario, Ulos y toda la vida que lo habita... morirá. Dos niños fueron entrenados desde temprana edad para ganarse el derec...