A Avraliz siempre le gustó combatir, no le era suficiente los entrenamientos en la catedral. Por ello se fue a las luchas clandestinas. Su estilo de combate, el de resistir los golpes para poder atacar más, era muy temerario. Eso hizo que inevitablemente ascendiera a una clase de guardián.
—No sabes la sonrisa que se dibujó en su rostro cuando supo sobre el "Campeón Mundial" —comentó Ruina—. La respuesta para convencer a miko Murasashi pareció caerle del cielo. La ley del más fuerte les facilita a los héroes una parte de su trabajo.
Eso tal vez era cuando el Batallón Caduceus incursionó en Norleas, el continente repleto de Miasma, y se necesitaba de alguien que suprimiera el miedo a morir de los reclutas. El héroe tenía que hacerles ver que su poder no tenía comparación, así uniría a todos de una forma u otra, y los haría pelear con todas sus fuerzas.
Pero Norleas estaba limpio casi por completo, desde hacía mucho dejó de importar esa ley. Si planeaban una incursión a Krysta, propiedad actual de El Soberano, contar con el héroe no sería suficiente.
—Ahora Avraliz no es diferente de un matón de academia —dije.
—¿A qué te refieres?
—La enviada de Avraliz me lanzó un hechizo de rayo porque no quería darle los libros.
—¡¿Hizo qué?! —Ruina frunció el ceño, sus mirada afilada como el hielo y profunda como el fondo marino, me asustó—. ¿Quién fue? ¿Sabes su nombre? ¿O podrías identificarla?
Eso solo causaría más problemas, además no era asunto mío corregir a las tropas que tanto querían seguir a Avraliz.
—No, no pude ver su rostro y no me dijo su nombre —mentí—, llegó con una capucha.
—Le preguntaré a Avraliz en cuanto vuelva. No puede ser que alguien del batallón haya hecho algo como eso... ¿Cómo se atreve? No permitiré eso en este fuerte ni en la ciudad.
—No saqué el tema para que te enojaras, ese tipo de cosas son más normales de lo que crees. Vi muchas escenas de prepotencia cuando fui aventurero. Y esa ley impulsa esas conductas.
—Sé a qué te refieres, mas no anticipé que atacarían en nombre del héroe.
—¿Podemos dejar esa conversación?
—Siento que es mi deber solucionar este problema.
—Es asunto de Avraliz, no tuyo ni mío. No me importa, en serio. —Sonreí. Ruina tardó en devolverme la sonrisa, no debí contarle eso—. ¿Y si me dices qué te parecieron los libros?
—¿Ah? ¿No dijiste que no se los entregaste a la enviada?
—Yo... Al final se los di. ¿No te llegaron?
—Avraliz no me comentó que los mandaría a traer. Estaba por alistarme cuando me avisó que había ordenado a las tropas avanzar al fuerte y que nos reuniríamos con los líderes. No tenía tiempo ni de crear una fisura para ir a la plaza. Le pedí a un caballero que te dijera que no iba a llegar.
Sonaba a que alguien detuvo al mensajero antes de ir a avisarme y envió al suyo.
—Quizá a Avraliz se le olvidó entregármelos, como sabes, estuvimos muy ocupados. A veces no tenía espacio ni para ducharme en todo el día. No hubiera podido leerlos, discúlpame. ¿No te hicieron falta en estos meses?
—No, ser de la guarnición también me deja sin tiempo para leer. Recién estaba por terminar el último libro que Ex Salter escribió el año...
—¿El año pasado? ¡Es Sueños del Primer Hijo! ¡Amé ese libro!
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¿Mi deseo? ¡Ser el protagonista de este mundo!
FantasiEn la interminable lucha contra la mayor amenaza mundial, el próximo héroe debe ser aún más poderoso que el anterior. De lo contrario, Ulos y toda la vida que lo habita... morirá. Dos niños fueron entrenados desde temprana edad para ganarse el derec...