IV

40 2 3
                                    

Avraliz se apartó hasta casi el final del combate, no hizo su trabajo como guardián. Solo uno de los tantos ataques de Kaira golpearon a Murasashi, por más que la Sincronía Media duplicara sus reservas de maná, gastó mucho en pocos resultados.

Perdieron fácilmente sin lograr nada, pero Murasashi reconoció sus nombres. ¿Por qué?

—¿Latón?

Devolví la mirada hacia el Cardenal, estaba en su oficina. Me pidió acompañarlo para hablar sobre su hija, pero pensaba tanto en el combate que no le puse atención.

—Piensas en la pelea, supongo. También me sorprendió lo que pasó allá. Quién diría que la persona destinada de Sacerdotisa Murasashi era Avraliz.

—Ella reconoció sus nombres...

—Presenciaste a una hechicera enfrentar mano a mano a una kitsune, y a esa misma kitsune encontrar a su persona destinada, ¿y es eso lo que te sorprende? ¿O lo dices porque no reconoció el tuyo? Bueno, desde que Sacerdotisa Murasashi conoció el Prisma y el escudo, me pareció que era más tolerante con Avraliz. Diría que hasta tenía curiosidad, pero pensé que era hacia su trabajo y no a él en sí mismo.

Como si quisiera reírse para no preocuparse, el Cardenal suspiró tratando de sonreír.

—Esa es la única respuesta que puedo darte, una incompleta. Sobre la pelea, eso lo sabrás responder tú, hay mucho que todavía no entiendo.

El Cardenal corrigió su postura, dio por terminada esa conversación.

—Te pedí venir porque me han llegado rumores —dijo—, mi hija me ha insinuado que eres un buen muchacho. Sabes a lo que me refiero, ¿verdad?

—Sí...

—Ella no quiere decírmelo, por eso recurro a ti. Latón, ¿eres la pareja de Ruina?

¿Cómo se respondía a una situación así? ¿De qué manera me atrevería a decirle "sí, lo soy"? Ruina me dijo que le diera tiempo porque ella se lo contaría a su padre. ¿Qué pasaría si lo decía yo primero? ¿No era una trampa para obligarme a romper con ella?

—Yo...

—¿Están en proceso?

—R-Ruina dijo que quería hacer las paces con usted y convivir en orden, por eso... si ella no le ha contado nada, es porque todavía no es el momento, no porque lo esté ocultando.

—Ya veo. Si ese es el caso, quisiera que cuando el momento llegue, su pareja venga a decírmelo junto a ella. Como adultos que son, espero ver un verdadero compromiso hacia la relación. ¿Sabes lo que significa?

—S-sí, Cardenal.

—Gracias por tu tiempo, Latón. Puedes irte.

Caminé hacia el salón en donde Ruina sanaba a Avraliz, me detuve unos metros antes de entrar y me quedé en el pasillo escuchando. Avraliz parecía demasiado sorprendido por algo.

—Con que esa es la relación del prólogo con la historia —dijo—. El día que le dediqué unas horas lo leí hasta la mitad, no le entendí del todo. Me quedó claro que las novelas no son lo mío.

—Creía que, si manejabas los números y la geometría tan fácil, comprender una novela sería sencillo para ti —dijo Ruina—. Quizá lo que más me sorprende es que domines esas ciencias. No me malinterpretes, es que... eras muy directo.

¿Mi deseo? ¡Ser el protagonista de este mundo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora