IV

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Habíamos pasado demasiado tiempo en la habitación, no quería arriesgarme a que el Cardenal me escuchara intentando algo más con Ruina. Nos fuimos al jardín interior, en un espacio tan abierto donde los adeptos pasaban en ocasiones, seguro el Cardenal no se enojaría por acompañar a su hija. Mi intención era descubrir por qué ella no podía usar Fisura Zodiacal.

Nos sentamos en una banca, en los extremos opuestos para mayor seguridad.

—¿Puedes conjurar Fisura Terrenal? —pregunté.

—Sí, la distancia máxima que acorto es de diez kilómetros.

No estaba ni cerca del límite máximo conocido para ese hechizo. Los elfos más hábiles podían crear una fisura que conectara con otro punto a cincuenta kilómetros. La distancia variaba según la cantidad y el control de maná. Se decía que dominarlo perfectamente era el primer paso para aprender Fisura Zodiacal. La diferencia entre ambos hechizos, principalmente, era que Fisura Terrenal necesitaba de un "enlazamiento" con todos los puntos a los que se quisiera ir.

Aunque Ruina pudiera ver o recordar la catedral, si no entrelazó la entrada con un pequeño hechizo de "Punto de Retorno", no podría activar la fisura. Esto significaba que no podían crearse zonas en puntos cambiantes. Como, por ejemplo, entrelazar un lago en su fondo o en su superficie.

Existía un límite de entrelazamientos, diferentes para cada persona, que necesitaban volver a entrelazarse cada cierto tiempo. Si se entrelazaba uno más de ese límite, el primero se borraría.

En cambio, Fisura Zodiacal no necesitaba entrelazamientos y no se conocía distancia límite. La única restricción era que solo podía activarse sobre lagos u océanos, y su destino no podía conectar con la tierra.

El requisito principal era tener un recuerdo nítida del lugar al que se quisiera ir al conjurarlo, al punto de poder pintarlo con solo la memoria. Tal nivel de concentración era alcanzado por pocos individuos, incluso entre kitsune y elfos prodigios. Era una de las principales razones por las que se le consideraba uno de los hechizos más difíciles del mundo.

Por si fuera poco, no solo era cuestión de encontrar a alguien con un nivel de concentración y memoria que rozaba la perfección, ese alguien también debía poseer reservas exorbitantes de maná. En resumen, había que nacer en el mismo siglo que un genio en todos los sentidos.

La Doncella Lazuli Babel fue esa genio e, increíblemente, Ruina heredó todo su talento.

—¿Tu padre no te llevó en barco para probar con costas más cercanas?

—Sí, lo hizo. Es solo que... no puedo concentrarme lo suficiente.

La mirada de Ruina bajó, parecía ver a un abismo al que estaba a punto de caer.

—El barco se mueve mucho, las olas alteran la superficie, hay otras nubes, las ramas de los árboles cambian su ángulo, el sol está en otro punto en el cielo, hay hojas caída en el suelo, la arena se la lleva el viento, el planeta se mueve... Es imposible volver al lugar que vi.

—¿No puedes relacionarlo con la Fisura Terrenal?

—Tengo un vínculo con las marcas, reconozco que sigue ahí y que puedo aparecer sin que algo más esté en ese lugar. Es totalmente diferente a la Fisura Zodiacal. La cantidad de condiciones de activación es demasiada para cumplirlas en el poco tiempo que tengo para conjurar el hechizo. N-no puedo concentrarme como mi madre.

—Puede que ahora no encuentres la manera, pero pronto vas a conseguirlo.

Me puse de pie y caminé al centro de jardín, donde había una fuente de tres pétalos.

¿Mi deseo? ¡Ser el protagonista de este mundo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora