Volver a la ciudad de Gudiel fue una experiencia extraña, estaba consciente que esta "nueva realidad" era la única, pero los recuerdos de la "vieja realidad" empezaron a anteponerse al tocar el muelle.
La salinidad en los labios, las nubes de tormenta, la luz escasa incluso durante el día, los vientos fríos, el susurro de los árboles, el tono pálido de la arena. Todo era tan familiar.
Mientras caminaba, tuve la sensación de que alguien se abalanzaría sobre mí.
Miriam fue la única que se acercó a hablarme.
—Héroe Matik, ¿qué le parece la ciudad?
—Es muy grande.
—¡Y que lo diga! Ha crecido por siglos, todo es gracias al esfuerzo de los héroes.
—Sí, es...
—Latón —llamó el Cardenal, cruzando el puente del barco—, irás de inmediato a la arena de combate. Partiremos al fuerte cuando la pelea termine.
—Antes de ir, ¿esto también es lo que se espera de mí o me va a dar crédito si gano?
—¿De qué me hablas? La sacerdotisa Murasashi te desafió. ¿No corresponderás a su llamado?
—Usted va a responderme, de una forma u otra. Llame a todos los líderes y a Ruina, o voy a dejar la arena antes que Murasashi llegue.
Caminé, Miriam no me siguió.
♦♦♦♦♦♦♦♦♦
Todos los habitantes de Norleas y los recién llegados estaban reunidos en la arena de combate. El Cardenal me escuchó, llevó a Ruina, ella y Miriam también eran parte del público.
Murasashi estaba en el otro extremo de la arena, los kitsune se apartaron de ella y empezó a caminar hacia mí. Hice lo mismo, nos encontramos en la mitad de la plataforma.
—Espero que el resultado de este combate sea aceptado para la parte perdedora sin quejas, humano héroe.
—¿Por qué pelear? —dije—. Competir siendo partes del mismo batallón es...
—Cuando las palabras no funcionan, el choque de nuestras armas calmará el alma.
—Entonces comencemos.
Inmediatamente, Murasashi lanzó un manotazo en diagonal. Hice un pequeño movimiento al lado contrario para esquivar, anticipé el segundo golpe izquierdo cubriéndome con Jade. Sorprendida, ella retrocedió con un solo salto.
Luego de unos segundos, la kitsune acometió de frente.
Corrí para interceptarla, lancé una estocada para evitar que saltara. Murasashi desvió el golpe con sus garraras. Solté la empuñadura y tomé su muñeca. Giré sobre mis talones y la levanté en el aire. Cuando sus pies apuntaron hacia las nubes, la hice caer como si de una espada se tratara.
Murasashi amortiguó el impacto con los pies, sus sandalias rojas reventaron, dejó un par de grietas en la plataforma. De inmediato, sus manos se cubrieron de fuego púrpura. Por instinto la arrojé al otro lado de la arena.
Las personas murmuraban en sorpresa. Busqué al Cardenal entre la multitud.
—¡¿Entonces?! —grité—. ¡¿Es mi obligación o qué es esto?!
Murasashi cubrió sus palmas de fuego púrpura.
—¡Cardenal, respóndame!
—No caeré en tu treta humana de nuevo...
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¿Mi deseo? ¡Ser el protagonista de este mundo!
FantasíaEn la interminable lucha contra la mayor amenaza mundial, el próximo héroe debe ser aún más poderoso que el anterior. De lo contrario, Ulos y toda la vida que lo habita... morirá. Dos niños fueron entrenados desde temprana edad para ganarse el derec...