56. (jeaslousy, jealousy...)

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Primavera de 2013. (Pasado)

the sure kind of love, where jealousy has no resting place,

and doubt has no home. – butterflies rising.

La tarde-noche era divina, tanto, como para salir a caminar en Central Park, eran los primeros días de primavera y el clima no era ni tan caluroso, ni tan frío, era perfecto... pero, claro que había un pero, pues en lugar de estar caminando entre árboles o andar por ahí alimentando patos, Juliana estaba sentada sobre una silla plástica tan incómoda y para variar mordiéndose el interior de la mejilla, aguantándose la rabia incómoda que si no sacaba en poco rato le empezaría a emanar de los poros.

Entre más miraba su alrededor más sentía que quería arrojar su teléfono hasta el otro maldito lado de aquel lago artificial, eso o esconderse del otro lado de la barra para evitar a todas las personas en ese lugar, pero qué le quedaba. En el momento en que Valentina le había hecho el comentario sobre la fiesta-reunión de su antiguo equipo de polo tuvo que haberlo pensando más tiempo antes de decir que sí, que le encantaría, pero pocas veces pensaba cuando se trataba de Valentina; y no la podríamos culpar, sobre todo porque Juliana estaba tan cegada por la amabilidad de los Carvajal y sus amigos cercanos, que bien parecía que todos, pero absolutamente todos los viejos conocidos y nuevos por conocer, eran exactamente igual de amables, igual respetuosos y nada, pero nada pretensiosos... y pues, no.

Había pasado apenas una hora desde que habían arribado al country club ese, Valentina estaba tan emocionada desde que habían salido de su apartamento, que Juliana pensaba "voy a conocer gente encantadora hoy", pero Juls, por supuesto que no, cómo se te ocurrió. Lo bueno fue que, sin pasar los diez minutos de estar ahí, Juliana sin ayuda se dio cuenta de que se había equivocado. Justo en la entrada, y de la mano de Valentina, se había encontrado con tres excompañeras la princesa de los Carvajal, Valentina la miró como diciéndole "tranquila, mi amor", esto quería decir que ese trío no era precisamente el cual por el que Valentina estaba emocionada. Se presentaron, Valentina la presentó como lo que era, su novia, y claro, no recibió otra cosa que no fuera cumplidos ante lo guapa qué era, y la suerte que tenía de haberse quedado con la próxima en la línea para heredar el imperio que era el grupo Carvajal.

– En hora buena Julieta...–

– Juliana. – corrigió Valentina a su amiga de voz chillona. – Es Juliana, Mayela. – La mujer de apariencia brujesca solo sonrió con condescendencia.

– Juliana... qué emoción... vinos, medios, hospitales... el jackpot, ¿no? – Juliana solo asintió sonriendo. – ¿Cómo no te emociona? – La modelo sintió el leve apretón que Valentina le había dado en la mano brindándole seguridad, como diciéndole "estoy aquí, yo te cuido".

– La más emocionada soy yo. – contestó Valentina.

– Claro que me emociona compartir la vida con ella, es preciosa e inteligente. – Mayela se rió, y Mayela 2 y 3 hicieron lo mismo.

– ¿Inteligente?, claramente la conocimos en diferentes momentos. – esta perra lo estaba haciendo a propósito.

– Yo creo que no, ¿no fuiste tú el número tres, amor? – Valentina sonrió, asintió orgullosa, por supuesto que lo había sido. Dentro del polo el jugador 3 era en teoría el líder táctico, quien alimenta de pelotas a 1 y 2, algo así como un capitán o el quarterback, pero no solo eso además de líder tenía que ser un bateador fuerte, metódico, inteligente, vaya. – Qué posición jugabas tú... – preguntó Juliana.

– No chiquita, ella estaba en el segundo equipo. –

– Ah, ¿banca? ¿refuerzo? Cómo es...–

Aquella insoportable solo frunció los labios y sonrió... Mayela no tenía nada más para decir, fue entonces cuando otra de esas tres empezó a hablar.

ANTOLOGÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora