43. (Condé Nast y el diario de Valentina)

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Extracción del diario de Valentina, página 14.

Encontré una puerta, una que da a mis recuerdos, encontré algo...

Lo escribo porque no puedo decirlo... ni a Liza, ni a Irina, o Eva.

No puedo porque después de haberlo hallado parece ser que yo lo había escondido para no verlo, como un secreto, como algo tan lastimoso como para preguntarle a alguien más.

Creo sentir que Liza lo sabe, que me mira diferente porque calla lo que no debería, pero si no lo dice es por algo... era por algo. Y ahora creo que lo sé.

Recuerdo la primera de las cosas que hallé. La recuerdo.

Eva masajeó su cien... todo esto estaba yendo o muy mal, o demasiado bien, no sabía decidirlo, tampoco sabía que tanto le ofendería a Valentina que estuviera leyendo cosas que eran personales, así de personales y claro, no de su incumbencia, pero de cualquier forma iba a continuar haciéndolo.

La primera de las cosas que hallé fue esa fotografía, una familia que no era la mía, pero hizo que mi estómago se enfermara al encontrarla.

Tuve que comprarte para escribir en ti lo que siento. Porque cada vez siento más.

Un padre, la madre, un perro... y un familiar faltante, un faltante...

En la fiesta de Rowena la vi.

Estaba ahí, y mi cerebro dice que...

Eva arrojó el diario lejos, antes de continuar leyendo y llamó de inmediato a la mejor amiga de su hermana, hacía menos de doce horas que la había visto, pero esto no era cualquier cosa. ¿Cómo iba traerlo a colación?

Algo no estaba del todo bien con su hermana, por eso sus lágrimas, por eso el abrazo, cuando la vio de nuevo, por eso necesitaba hablarle.

Cuando su llamada fue contestada, Liza calmó a Eva, diciéndole que Valentina estaba bien, había comido con ellas y había accedido a verlas más a tarde. Se lo había prometido, pero algo en la voz de Eva había dejado con ahora a Liza con cierta incertidumbre, quizá preocupación.

Eva se detuvo a mirar el diario que ahora estaba descansando hasta el otro extremo del lugar. Una vez más lo tomó entre sus manos, y se dijo: No era posible que así tan rápido ya lo supiera todo.

Mi cerebro dice que la conozco, que en algún lado o de alguna manera la conocí. Y por momentos lo siento real, siento que tuviera razón cuando me veo en sus ojos.

Y dentro de la caja hay cosas que no me dan lo necesario para recordarlo todo, pero por partes, saber qué hice en ese tiempo... hay revistas y fotografías, una particular... Karlie y Oscar están ahí... personas que conozco, recuerdo mi graduación, y los honores, recuerdo a quiénes estaban ahí, a mamá a papá, a Eva y...

Eva se encontró con rayones después del "y..." rayones y un resto de hoja roto, un par de arrugas, como si hubieran querido arrancar la hoja, como si Valentina hubiera tenido un arrebato de ira por no recordar a todos.

De repente el teléfono de Eva sonó para anunciar la llegada de un nuevo mensaje de Liza.

Mensaje uno: "¿Tiene algo que ver Juliana con tu llamada? Ella está en Condé también."

Mensaje dos: "Eva"

Mensaje tres: "¡¡¡¡Eva contesta!!!!"

Eva no se movió para contestar, había analizado las páginas del diario de su pequeña hermana y conociéndola, entre líneas dejaba ver las ansias que tenía por encontrarse con la modelo, y que nada iba a impedirle recordar, no ahora, no hoy, no después de que Eva sabía que incluso sin conocerla Valentina estaba más que enamorada de Juliana, al grado de llegar a consumir su conciencia y tener que huir, y alejarse de todo por un tiempo. Porque no tenía una idea de cómo demostrarle a la modelo eso, que ella estaba enamorada.

ANTOLOGÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora