DIEZ. (Resemblance.)

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Septiembre 13, 2018. Manhattan, 9:02 pm. (Hora de Nueva York.)

¿Dónde está tu teléfono? ¿Por qué no contestas? –  Irina entró al departamento de Valentina abriendo la puerta con brusquedad.

–  No sé, no lo encuentro.

–  ¿Dónde estabas metida? Ahí debiste haber dejado ese teléfono. – Valentina estalló en risas.

–  De verdad, no lo encuentro. – dijo preocupada.

–  Vámonos, ya. – Irina la arrastró hasta la salida.

–  Pero mi teléfono...– dijo estirándose para entrar de nuevo.

–  Ni lo vas a necesitar. – exclamó en definitiva Irina cerrando lo puerta.

Esta celebración se había vuelto costumbre, le daban la bienvenida al otoño, semanas antes de que verdaderamente llegara, un pre para la semana de la moda en Nueva York.

–  Se supone que teníamos que estar ahí antes. – chilló Irina.

¿Por qué? Siempre empiezan tarde. Tú quieres encontrar a quien llevarte a tu casa, por eso la prisa. – bromeaban y se reían hasta que su estómago dolía, era aún más gracioso, pues Irina le tenía poca paciencia a esos juegos.

El Lincoln negro se detuvo frente al edificio, las dos chicas bajaron del auto y entraron directo hacia el elevador. Llegaron al piso indicado, la fiesta había empezado, la música era alta y todo tenía un buen ambiente.

¡HEY! ¡POR AQUÍ! – Liza las saludó estaba a unos metros de ellas.

Tanto Irina, como Valentina caminaron hasta donde Liza estaba junto con un grupo de amigos, o más bien conocidos, en su mayoría mujeres y Timothy.

La noche podría resumirse en cuatro cosas:

Alcohol.

Exceso de cariño.

Modelos por todas partes.

Y un plus: Valentina siendo –extrañamente–, el alma de la fiesta.

Estaban todos más que divertidos con lo elocuente que había resultado Valentina con el alcohol de más en su sistema. Un grupo cercano a diez personas, – todas ciertamente cercanas a ella, mayormente por el trabajo. –  la escuchaba con atención mientras narraba varias anécdotas de su infancia, todos terminaban en risas con lo que la chica narraba, tenía un don para contar sus historias.

¡Cuenta de la vez en que te quedaste atrapada en un departamento de bomberos! – comentó Liza provocando la risa de todos.

–  Juliana fue por ti, ¿no? – habló Irina sin tomar conciencia riéndose. Todos seguían riendo sin saber nada sobre lo que había pasado. Irina se giró para mirar a Liza, una mirada que reflejaba un, "I'm so, so sorry..."

–  Por qué no vamos a tomar algo... – siseó Liza. Empujando a algunos dentro del living.

–  Por cierto, hace mucho que no veo a Juliana.... – murmuró Chanel, una de las modelos. – ¿Sigue aquí?

–  No, no está aquí. – contestó con antipatía Valentina.

¿No vivieron juntas un tiempo? – Indagó uno de los chicos. – Oí que le está yendo muy bien... creí que seguía con supreme.

Valentina tragó fuerte y miró con miedo a Liza, tampoco era para culparlos, pocos sabían que tan seria era la relación entre ella y Juliana. Quienes lo sabían lo apoyaban, y no comentaban mucho al respecto, al final se trataba de la vida privada de las dos.

ANTOLOGÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora