31. (Encuentros cercanos.)

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Noviembre 2, 2018. 7:40 pm.

Su mirada estaba perdida, sus ojos yacían adheridos a las fotos que tenía la mesa creativa que compartía con Oscar, pero su cerebro, sus pensamientos estaban en otra parte, buscando.

Ni siquiera estás viendo la ropa. – Valentina de nuevo se rió.

Pero luce bien... ¿No? – Oscar sonrió ante esa pregunta, por supuesto que lucía bien, a Valentina se le daban ciertas cosas, no era perfeccionista, pero llegaba a la perfección sin mucho esfuerzo.

A diferencia de los otros, me gusta más. – Oscar cerró los ojos y sonrió, mientras se llevaba la mano a la frente.

¿Qué tienes? – preguntó Valentina acercándose despacio a su amigo.

Nada... que a veces me abruma tu forma de ser, es como si volvieras de a poco. – Valentina sonrió abrazándose a él. Oscar sentía eso por otra razón pero no debía decir nada. – ¿Todavía soy tu homosexual favorito?

Qué dices, tú eres el único, oye. – Oscar se rió.

Estuvieron dentro de la oficina decidiendo qué llevaría la chica de portada del próximo mes. Valentina era quién más trabajo tenía pero digamos que en dosis pequeñas, desde su salida del hospital no habían querido cargarla de tanto trabajo, les resultaba mejor dividir lo que se tenía que hacer por partes. Hasta ahora, esta vez el trabajo era única y completamente de Valentina, y los directivos no dudaban en que haría un trabajo maravilloso, impecable, en especial Irv Razek, presidente ejecutivo de Condé.

¡Sí! En definitiva esto me encanta. – Expresó Oscar observando la composición de la portada.

Y a mí. – dijo Valentina. – Solo tenemos un problema minúsculo...– Oscar la miró. – ¿Quién es la chica de portada? ¿Tú lo sabes? Porque yo, mmm...– la chica negó con la cabeza.

¿Cómo? ¿No te lo han dicho? ¿Todavía no sabes?

No aun, tengo listado de las personas para enero pero...

Yo no sabía que teníamos listado para enero, aquí o en Vanity. – Condé era la editorial que manejaba varias publicaciones, entre ellas, GQ, Vanity Fair, y Cosmo.

Mm, no es uno de aquí.

¿Piensas trabajar para más de uno, traidora? – Valentina se rió empujándolo.

Para Vogue. – Mencionó la chica mientras acomodaba cosas en su carpeta. Cuando dijo eso, poco faltó para que Oscar arrojara confeti, y diera play al himno de la alegría.

¿Vogue te llamó? – dijo entre dientes. Valentina empezó a reírse.

No Vogue, Camilla y Grace.

Ah, bueno... solo ellas, ¿estás loca? , te juro que te detesto ahorita, mucho, siento que voy a usar la nepobaby card nada más para molestarte.

Oscar, basta. – decía la chica medio riendo.

Es ahora cuando puedo decir que estoy seguro de que te amo, y si no fuera gay, y Nick no fuera tan lindo...

Tú, y tu novio tienen un raro fetiche conmigo, ¿Ya te diste cuenta de eso? – de eso se rió hasta el guardia que los vigilaba desde la cámara. – Y haría falta mucho más que eso, en primera que a mí no me gustaran más las mujeres. – Oscar se quedó quieto, pensando. – ¿Qué? ¿Qué pasa? – el rostro de Valentina se volvió a total preocupación por un par de segundos.

ANTOLOGÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora