33. (Chit-chat.)

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Noviembre 3, 2018. 8:15 am.

Eran las 8:15 de la mañana, francamente un poco temprano en la mente de todas, estando en la cocina, intentaban salir del estado zombi/vegetativo en el que se estaban, todo gracias a la noche anterior, la saga de saw había sido para nada una buena idea.

– Yo no sé cómo hace para dormir una hora y despertarse así de... ligera. – obviamente cuando Liza decía eso se refería a Valentina, que ya no estaba en su cuarto.

– ¿Qué ustedes no tienen trabajo? – Preguntó Eva.

– ¿Qué tú no tienes un trajo también? – Preguntó Irina a Eva levantándole una ceja.

– A diferencia de las personas que viven en el mundo del yupi como ustedes, yo sí tengo un trabajo, pero puedo llegar más tarde. – rió Eva. – ¿Ustedes no? –

– Hoy no. – contestaron las dos modelos al unísono.

– ¿Alguna vez han notado que en los comerciales de televisión, siempre aparece alguien viendo televisión? – dijo Irina de la nada.

– Claro que no. –

– No de verdad lo digo en serio, hay un sofá con la persona viendo la televisión, a menos que sea de alergias, entones es en un campo. –

– O en un caballo...– agregó Liza.

– Perdón pero los que incluyen un caballo, a menudo es algo relacionado con herpes. – dijo Eva. – Y lo digo yo, porque sé de medicamentos y comerciales absurdos... no de herpes. – las modelos se rieron.

La cafetera hizo bip y Eva se levantó del banquillo para encargarse de servirlo. Tomó cuatro tazas y sirvió el café. Las amigas de Valentina la miraron.

– Juliana no debe tardar en llegar. –

Tan apresuradas habían sido las cosas que la noche anterior, mientras Valentina discutía con Irina sobre que tan probable era que ella pudiera escapar de una trampa mortal de ese títere en el triciclo, ella llamó a la modelo para acordar verla hoy por la mañana en su casa y después dirigirse a un lugar más adecuado para hablar, uno donde Valentina no pudiera llegar así nada más.

– ¿Cuál es el punto de que esté aquí...? No me molesta solo... que esté... comentó Irina e hizo una pausa mientras bebía de su taza– No la verdad sí, todos me molestan. –

– Tenemos que hablar y puede que también sea manipulación psicológica si Juliana se da cuenta de que no me molesta que sepa donde vivo, entonces sabrá que confío lo suficiente en ella,y no nos decepcionará. – sonrió Eva.

Mmm, manipulación es una palabra muy fea. – Agregó Liza. – Pero no creo que sea necesario, es Juliana... y se trata de Valentina.

– Y yo soy la hermana mayor que no tiene menor idea de qué sucedió al final entre ellas dos.

No habían bebido siquiera la mitad de su café cuando se escuchó la notificación del portero de Eva, indicándole que la señorita que esperaba estaba subiendo. Minutos después ahí estaba el golpe en sus puertas.

– Yo abro. – dijo Eva. Acomodó su atuendo tan formal como siempre,  digno de una doctora. – Hola Juliana... pasa. –

– Hola, gracias...– la modelo entró. – Traje algo, no quería llegar con las manos vacías...– Irina puso cara de desagrado.

ANTOLOGÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora