Noviembre 1, 2018. 10:00 am.– Y, ¿Cuál es el plan? – preguntó. – Digo, por aquello de que casi quisiste convertir tú casa en un ring ayer. –
– Irina, ya. – se quejó la otra modelo. – No tengo un plan, venimos aquí a pedir disculpas, pero no tengo un plan. – dijo mientras atendía un mensaje que había llegado a su teléfono.
– Pues muy tarde. – Estaban justo frente al apartamento de Juliana. – Liza, ¿Ahora qué? – La modelo sentía cierta incertidumbre, no sabía con exactitud si Juliana estaría ahí, o si estaban haciendo bien.
– Primero lo primero, necesito tocar. –
– ¡Alto! – se precipitó Liza. – No, espera...–
– ¿Y ahora qué Liza? Ya hice el esfuerzo de no quejarme por levantarme tan temprano, ya me esforcé al no reclamarte por no haber dejado que bebiera mi café en paz, pero sí para traer un maldito termo y tazas para invitarle café horrendo de capsulas a Juliana, ahora ¿De dónde crees tú que va salirme más paciencia? –
– Irina, ¿De qué lado estamos? –
– ¿Qué? – contestó mirándola con duda. – ¿Qué lado? ¿De qué hablas? –
– Si, ¿No está mal que vengamos a ver Juliana cuando deberíamos apoyar a Fabiana? – Irina abrió los ojos como platos.
– ¡QUÉ! ¿Apoyar a Fabiana con qué? Te estás volviendo loca Elizabeth, ayer el ring, hoy esto, basta, tu eres die hard fan de Juliana, por favor, no digas cosas que te hagan ver como la tonta que eres.... – Liza la golpeó en el estómago con el termo.
– Tú sabes a lo que me refiero. – Irina suspiró Liza le daba mucho de entrada a sus pensamientos intrusivos, y claro, Irina la tenía que parar ya.
– Sí, sé... y ¿sabes que creo? Que no estamos tomando ni el lado de Juliana, ni el de Fabiana... estamos tomando el de Va-len-ti-na. Estamos aquí por ella, y por su salud. –
– ¿Segura? –
– ¿Eres de lento aprendizaje? – Liza la golpeó. – Y ahí está la Liza que por un momento se me había perdido, además tú no puedes vivir con la culpa de ser mala, está en tu naturaleza pedir disculpas, ya. –
– Bien, ahora hay que...– la rusa no la dejó terminar.
– Déjame a mí. –
Abrieron la reja con cuidado, y fracasaron rotundamente al intentar no hacer ruido. Irina se acercó a la puerta, y tocó con su puño.
Los desesperados y exagerados golpes contra la puerta despertaron a Juliana de su sueño, se había quedado dormida toda la madruga ahí, de milagro no se había resfriado. Se levantó despacio y avanzó hasta donde quedaba la puerta, dio un vistazo por el picaporte y se encontró con su par favorito, casi como Hallie y Anne.
– ¡Venimos en son de paz! – habló Irina desde afuera. – Trajimos... taco bell y tequila.. abre por favor Juliana querida. – Liza la tomó de la mano dándole un apretón fuere.
– No digas esas cosas, eso es racista. –
– Por supuesto que no es racista, son estereotipo...– en ese momento Juliana abrió la puerta.
Que semblante, pensó Irina. Juliana no estaba nada bien. No había un rastro de maquillaje ya, pero tenía los ojos sumamente hinchados y enrojecidos, eso y las enormes ojeras, con una palidez extrema. Tanto fue el impacto que causó en el par de amigas que Liza tuvo que carraspear para dejar de ser tan obvia.
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ANTOLOGÍA
Romance|AU JULIANTINA| Juliana es una aspirante a supermodelo con deseos de ser una futura diseñadora, mientras que Valentina trabaja para una editorial con la que soñó trabajar desde siempre. En su viaje yendo ambas por la vida, juntas descubrieron que...