36. (Poster girl.)

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Jadeos y respiraciones agitadas.

Un cuerpo sobre otro y respiraciones que se entre cortaban, la sonrisa que iluminaba la habitación, una ligera capa de sudor enredando los dos cuerpos dentro la habitación, la presión entre las piernas de Valentina, y la sensación de clavar sus uñas en una suave piel, con olor a flores y color dorado con ese lunar en ese mismo lugar.

–  Hey, ¿Cómo dormiste? – Valentina casi tiró su taza de café al suelo. – Muy jumpy estamos el día de hoy...– se rió Liza.

–  Bien, dormí bien... gracias. –

–  Bañándote a las tres con treinta... imagino que tan bien, ¿fiebre? – Liza se recargó sobre la encimera de la cocina. – Que no se vuelva recurrente, pareciera que eso pasó también hace dos noches, ¿no? – Cero y había dos veces en las que Valentina casi se ahogaba con su café.

¿Dos veces qué...?–

Hoy que tuviste que bañarte, y antier que no pudiste dormir por la calefacción en el cuarto de Eva. ¿Todo bien?

Valentina se quedó en silencio, lo del baño no había sido porque sí. Había tenido un sueño bastante peculiar con una modelo, otro, para agregar a la lista, otro con la misma modelo del sucio sueño anterior, la misma que la había insultado en el baño.

Despertó entre el ajetreo de sabanas queriendo salir corriendo de ahí... el sueño era demasiado vivido, más bien parecía un...

Pero no, qué cosas decía. Pensaba, ya no quería hacerlo más, y es que con los sueños, la chica, su sonrisa...

–  Fabiana llamó. – ¡Fabiana!

–  Oh... y qué te dijo...

–  Antes quiero saber qué pasó... ¿estás bien? Te noto un poco, alterada. – Liza se rió.

–  Porque no mejor preguntas directamente y te ahorras las adivinanzas. – rió Valentina.

–  Soy tu mejor amiga, uno no hace eso.

–  Y... ¿bien?

–  Qué es lo que quieres saber. – sonrió. – Porque tengo mucho para decir.

–  La odias, ¿No es cierto? – La plática no parecía estar más centrada en Fabiana ahora.

Bastante... odiarla como para tener sueños que no debería con ella, por ejemplo. – suspiró dándole un sorbo al humeante café. – ¿De dónde la conoces? – Liza supo manejarlo de una manera perfecta.

Trabajo, hace poco se fue a otro país, le fue muy bien... y volvió por cosas realmente importantes, muy...– dijo sonriendo.

¿Qué? ¿Qué es gracioso?

Liza se quedó mirándola, estaba sentada de una manera en la que no lo hacía mucho, con sus dos manos sujetaba su café y estaba un poco encogida de hombros, apenas un encuentro y ya hacía cosas de antes. Baby steps.

–  Nada es gracioso Tina. se rió. Valentina le arrojó una manzana. –  No juegues con la comida, qué haces.

La odio, no sabes como la odio... –

–  Sé específica. A ella o a la novia. –

–  Da igual, son lo mismo, y no es su novia. – volvió a beber de su taza.

–  Mm, ¿estamos interesadas o solo estoy paranoica? –

– Lo estás... pero no es algo de lo que quiera hablar...–

ANTOLOGÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora