48. (Pasajera del tiempo)

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Siendo honesta esta vez Valentina se había lucido y había ido un poquito más allá de lo que se había esperado, – claro, no por nada era una de las favoritas de Liza. Primera hora del día y ella estaba de pie, con todo y esa desvelada que probablemente le había dado el empujón que necesitaba.

Yo no sé qué es exactamente lo que está pasando con la sesión...– Oscar no había terminado su oración y de nuevo ya se había quedado sin palabras. – ¡Ay!, ¿Puede alguien explicarme qué...?

A petición de la señorita Carvajal...– ¿Pedro?

¿Peter?

Joven... ¿Cómo está usted?

Peter, mejor conocido como Pedro era nada más y nada menos que alguno de los empleados del padre de Valentina. Cierto era que a ese tipo de empleados se les conoce como mayordomos pero ningún miembro de la familia Carvajal aceptaría ese título poco cariñoso para el buen Pedro, el abuelo de Valentina lo había adorado desde el día uno, sobre todo por el nombre tan peculiar que tenía, sí, él era un "Pedro Páramo" uno con el nombre real.

De maravilla, ¿Usted?

Muy bien joven Oscar, ¿cómo está el señor Nick? – Oscar sonrió.

También muy bien, muy guapo, ya sabes... pero dime, dónde está la responsable de todo esto. – Pedro señaló a habitación. – Gracias Pete...

De nada, estaré por aquí, si algo necesita. – 

El chico le sonrió y continuó caminando para encontrarse con un montaje perfecto para un shoot, pero uno en especial. Flores, colores, el olor dentro del lugar los ruidos y el idioma.

Sin duda acabas de superar mis expectativas...– Valentina tenía las orejas ligeramente hacia atrás eso quería decir que estaba sonriendo. – ¿A qué le atribuimos el buen humor de hoy? Y oh, me pudiste haber avisado, ya sabes para ayudarte con...– miró todo lo demás que había dentro de la habitación. – todo eso, ¡Dios! Qué es todo eso.

Valentina rió nasalmente se sentó en la silla que estaba más cerca y habló.

Para la sesión. – bebió de su café. – Cosas que consideré necesarias, debía traerlas.

– Por lo visto un batallón de guerra te pareció necesario, Valentina tienes aquí un ejército de... de buena gente.  – decía Oscar entre dientes. – Y trajiste a tu mayordomo, cómo... y claro para qué.

Por milésima vez, Pedro no es nuestro mayordomo. – Oscar rodó los ojos riendo.

Tú y tu familia son las únicas personas que conozco se ahogan en dinero y no alardean, Peter es tu...

Don Pedro Páramo por favor, y no, estamos bien gracias...– volvió a sonreír.

No creo que sea necesario preguntarte por lo que ya sabes qué quiero saber.

Ya te dije que son so cosas que consideré necesarias, ya sabes para lograr algo bien, y que fuera de acuerdo a la presentación de la modelo en la revista... – Oscar le dio esa mirada, es misma que representa un "ay, por favoooor..." – Ya está bien, a Juliana. – dijo entre dientes como queriendo esconder el colorcito rosado que se apresuraba a subirle por las mejillas doradas que tenía.

–  Discúlpame mi amor imposible pero, ¿cómo es posible que sean para ti necesarias cuando apenas hablaste con Juliana una vez y desapareciste? – Valentina empezó a toser. – Ey, cuidado, no te quiero muerta... explícame nada más.

ANTOLOGÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora