Pocas las personas y pocas las situaciones. Siempre es así cuando de contar la verdad se trata, y la taza baja si para entenderlo todo debes ponerte en los zapatos del otro.
Pocas veces se llega a un acuerdo, pocas veces se termina bien... en conclusión, Juliana tenía al mundo y la adversidad yendo en su contra; no era que no lo sabía, o que no se daba cuenta, más bien lo ignoraba.
Como dije antes, no era que no lo supiera, pues lo hacía, lo pensaba, lo sabía, lo sentía, todo el tiempo estaba en su mente, todo el tiempo lo veía frente a ella, todo, todo, todo el maldito tiempo estaba ahí ese fatídico día; el clima del día, el caramelo, el camino al aeropuerto, y las lágrimas que derramó. Lo único pendiente en su lista de arrepentimientos y culpas era el pequeño incidente que Valentina había tenido, nada grave por supuesto... Solo no la recordaba a ella, ni todo lo que había pasado... tal vez era suerte, probablemente una segunda oportunidad, o todo lo opuesto, quizá no era una oportunidad nueva para ella, sino para Valentina, después de todo lo que le había causado pensaba que sí, se lo merecía.
Estaba tan ensimismada que al sonido de su teléfono casi saltó del sofá. Vio el nombre de contacto y contestó.
– Hola. –
– Estoy frente a tu casa. – la persona del otro lado del teléfono no le dio la oportunidad a Juliana de decir algo, pues enseguida colgó la llamada. La modelo se levantó casi de forma automática del sofá.
No hubo un saludo efusivo o formal cuando Irina apareció en la puerta, solo una sonrisa que lo decía todo, una de esas que te dice: prepárate para lo peor.
– Quiero creer que leíste mi mensaje, pero no supiste qué responder. –
– Supones bien. – Irina medio rió. – Gracias por venir. – la modelo rusa se encogió de hombros.
– Pensé en que sería bueno, digo, para hablar. –
Una vez dentro del apartamento de Juliana, caminaron hasta el living, Juliana como buena anfitriona le ofreció algo de beber a Irina, la modelo le aceptó el agua mineral. Por la calma en la amiga de Valentina, Juliana sabía que sería largo, y tal vez un poco difícil de procesar.
– Siento que estamos a punto de conspirar contra la dictadura. – el comentario de Juliana había hecho reír genuinamente a Irina.
– Parece... –
– Te siento apagada, un poco. – Irina la miró y volvió a sonreír.
– Estoy preocupada, no me metas en tu mal viaje Juliana. – Ahí estaba un destellito de la Irina de siempre. Juliana se rió.
– Lo voy a hacer... – Irina solo la miró. – Pero tienes que decirme qué fue y... –
– Valentina buscó información sobre Vida... y no me preguntes cómo lo sé, porque prácticamente me lo dijo, y no fue como "oh, ella quién ese" sino, qué es, que hace, quiénes son sus amigos, no como una forma stalker, aunque así es como suena pero lo hizo, y no es todo... ha estado rara. –
– ¿Rara cómo? Yo la vi bien. – dijo Juliana.
– Es que no es todo el tiempo, son momentos, se queda viéndote como si supiera exactamente todo, como que es ella pero es otra, insiste mucho en las cosas, como que está pero no está. –
En ese momento Juliana recordó el momento raro después de ir a correr a las montañas, la insistencia con la Valentina pedía que se quedara, y es que no era de forma directa, era algo tan pasivo/agresivo, como hipnotizándola para que se quedara.
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ANTOLOGÍA
Romance|AU JULIANTINA| Juliana es una aspirante a supermodelo con deseos de ser una futura diseñadora, mientras que Valentina trabaja para una editorial con la que soñó trabajar desde siempre. En su viaje yendo ambas por la vida, juntas descubrieron que...