44. (Resolutions.)

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La había besado.

La había besado.

La había besado.

Cuándo Valentina estuvo de vuelta –con una cara de queriendo y no sonreír– casi cuarenta minutos después de recoger el libro, Juliana no estaba ahí, la parte en el cerebro de Valentina que era la responsable por supuesto, obviamente se sintió mal, lo que había hecho no estaba tan bien, o bueno... no había estado bien y ya; sin embargo esa otra parte dentro de ella ignoró por completo ese malestarcillo que le comía de a poquito sus adentros. La vedad era la siguiente; Valentina se moría por besar  otra vez a la modelo, a quién le iba a mentir diciéndole lo contrario. 

Al final siguió o intentó seguir su día con normalidad, terminó con las cosas que tenía que hacer, y al final hizo la llamada que venía planeando durante todo el día, para después ir a verse con sus amigas, en especial Liza e Irina.

¡Hola! – Liza se abalanzó sobre ella seguida por Irina que las tacleó en un abrazo. – Y este recibimiento es, ¿por qué?... –

Para no perder la costumbre. Con eso de que se te da a la perfección desaparecer y asustarnos. – Valentina sonrió y rompió su abrazo.

A ver les prometo que no pasa de nuevo, les juro... y oigan solo tenía que tomarme... – la forma en la que Valentina miraba a Irina era extraña y Liza se había percatado de ello. – debía tomar un tiempo para mí, para pensar, para respirar... tuve un bloqueo de proceso creativo. – sonrió, y de nuevo envolvió a su par de amigas en un abrazo.

– Bueno, mucho les aprecio pero... suficiente contacto humano por el día de hoy. – contestó Irina liberándose del abrazo.

Entre más avanzó la noche, las tres chicas se sentaron en la sala como era de costumbre a hablar de todo y nada. Liza le contaba de los nuevos proyectos, e Irina se quejaba de lo estúpido que eran los actores y personalidades de Hollywood por nunca seguir  de forma correcta el tema de cada met gala.

– ¿Te regañaron? –

No, fue más un... "no vuelvas a hacerlo"

Bueno, es que no tienes un mal record. – añadió Irina.

Le pedí que me sacara del proyecto.

¡QUÉ! – Gritaron Irina y Liza al mismo tiempo. ¿Acaso su amiga estaba enferma de la cabeza?

¿Por qué? Valentina, la portada próxima es...

¡Ey! Antes de que digan algo más, escúchenme, por fa. – miró a sus amigas. – Le pedí que me sacara como directora, se puede decir que sigo estando ahí, pero ahora quién está a cargo es Oscar, yo solo debo de ayudar.

Ah, Oscar no necesariamente necesita de tu supervisión.

Exactamente, es hacer lo mismo, pero con él a la cabeza.

Mmm, todo bien entonces.

Sí todo, pero sino mal recuerdo ustedes tenían una plática pendiendo conmigo. – Irina miró a Liza, ella sabía de lo que hablaba Valentina, mientras que Liza estaba un poco perdida. Irina masajeó su cien y habló.

– Vida y Araminta, claro que sí. –

Largo y tendido iba ser el proceso nada estudiado de esta explicación.

*

Habían pasado probablemente dos, casi tres horas sentadas frente al ordenador de Valentina, y probablemente las tres si Valentina seguía como iba. Había fotos y más fotos y Valentina estaba como ida viéndolas.

ANTOLOGÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora