47. (Fuera del planeta.)

3.1K 385 18
                                    

El día se estaba yendo demasiado rápido, eso era lo que ambas chicas sentían. Las dos tenían su cabeza completamente en su trabajo, Juliana por un lado estaba haciéndolo espectacular, con las fotos, con su actitud, y a pesar del inconveniente que se había presentado, ese mismo de no tener a Valentina ahí, para mirarla, molestarla o lo que fuera, su humor estaba bien, se sentía bien... era un sentimiento con el que estaba familiarizada, como era antes.

Mientras tanto Valentina corría de un lugar a otro con Eva, y digo correr porque había hecho cerca de siete citas de último minuto a las cuales había prometido llegar "on time", por supuesto que lo había prometido, y es que claro, ¿cómo se deja plantado a un diseñador de alta moda?, no pasa, no es algo puedas hacer.

A ver, ve más despacio. – dijo Eva. – ¿Con quién y qué?

Varias personas, varias cosas.

Odio ese tipo de cosas, no me gusta la ambigüedad Valentina, please.

Raf, Jason, Pietro, Ricardo y Wang...– Eva se quedó procesando la información. – En realidad solo es Pietro, los demás no están aquí, no puedo verlos... pero, sus asistentes ya me han respondido. – Valentina estaba siendo una profesional multitareas en ese preciso momento, buscando direcciones con un teléfono e iniciando una llamada con el otro.

Valentina tomó del brazo a su hermana, y la arrastró dentro de SUV.

Eva podía jurar que habían roto leyes físicas, yendo de aquí para allá, casi estando en dos lugares a la vez, y ah, la labor de su chofer era digna de admirarse, increíble.

Lo que era increíble ante los ojos de Oscar era el poder camaleónico que Juliana poseía a la hora de modelar, posar y demás cosas. La chica podía ir de la persona más a inocente, a emanar sensualidad por los poros, Valentina tenía más de una razón para enamorarse de nuevo, y las veces que fueran necesarias.

Lo estás haciendo súper, en quince terminamos. – Juliana se quedó perpleja.

¿Quince? ¿Ya? – El chico de ojos azules se rió.

Yo podría jurar que algo te pasó, no te había visto ser tan tú en mucho... menos disfrutarlo tanto como para darte cuenta de que van a ser las siete y está oscuro afuera. – apuntó fuera de la ventana. – Bienvenida de vuelta querida.

Juliana sonrió.

Oscar sonrió.

Y yo con ellos, porque sabía lo que venía.

Entre ellos existía algo como una secreta complicidad, sin decirlo, mutuamente sabían de los cosas que sucedían.

Y, bueno ¿planes para hoy? – preguntó Oscar.

No realmente, me siento un poquito cansada...

Mm, ya...

¿Qué?

Nada, que... tienes razón.

Oscar volvió a reír dejándole los pensamientos alborotados a Juliana, ¿acaso era tan evidente como no dejaba de pensar en ciertos ojos, y ciertos labios?

Más tarde el equipo había recogido partes de la escenografía y en minutos estaban abandonando la locación del día, un edificio lindo de la ciudad. Oscar debía ajustar algunas cosas para las locaciones, por esa misma razón debía el quedarse por más tiempo. Despidió a su equipo, y a Juliana de una manera más especial.

Cuidado con poner los pies en la tierra, ve a casa y descansa. – Juliana le sonrió.

No creo entender del todo, pero muchas gracias... y pensándolo bien, me apetece un café. Caminar por ahí... no sé. –

ANTOLOGÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora