57. (sweet nothing)

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Presente.

Los ojos azules seguían el recorrido que hacía su mano, sobre sus mismos labios, Valentina estaba consciente de que ese lipstick era su favorito, era de un rosa lindo, un baby pink que se volvía peach, con el paso de las horas, siempre recordaba aquello. Pero ahora, sentía que era lo de menos, estaba como perdida en sus pensamientos, pero prefería verse los labios, antes que enfrentar el reflejo del azul de sus ojos en el espejo, porque si así lo hacía, se pondría a lloras, como que últimamente verse a ella misma a los ojos le lastimaba. Antes pensaba que era la amnesia, que le frustraba no recordar nada, ahora pensaba que más bien era la nada, el vacío, como un abismo mirándola de regreso y preguntándole con la mirada, si prolongaría más todo.

Se cruzó con su mirada y sintió la punta de cristal abriéndole la palma de la mano, volvió a hacerlo y le pareció que el vacío estaba lleno, y que lo que sentía no era tristeza, que era rabia, que estaba consumiéndola la ira, que quería destruir todo lo que había dentro de ese apartamento, todo menos el rojo escondido de la estantería, todo menos ese suéter que no olía a su perfume, todo menos las hojas regadas por la sala, todo menos aquella fotografía. Estaba tan absorta en el lipstick, la ira, y todos lo demás que no se percató que su teléfono llevaba minutos vibrando sobre el sofá, fue entonces cuando el teléfono fijo de su apartamento la devolvió a la realidad.

– ¿Hola? – contestó así, como ausente.

– ¿Valentina qué estás haciendo? ¿Por qué no contestabas? Vamos tarde. –

– Me, me estaba preparando, Liz. – Al otro lado del teléfono hubo silencio, una pausa, que no parecía normal.

– ¿Todo bien Val? ¿Pasó algo? –

– No, no, todo súper. – rió nerviosa. – Me atrasé, me distraje...–

– ¿Segura? ¿Quieres que suba? –

– NO. –

– Valentina...–

– No Liz... está bien, estoy bien, es que me distraje leyendo, al final no me gustó el libro, ya sabes, me da por enfadarme y querer deshacer el libro. –

Liza estaba pensando que seguramente era algo más, porque Valentina era Valentina, y una, o era buenísima para mentir, o era pésima o decía la verdad y solo seguía siendo extraña.

– ¿Qué libro es? –

– Uno famoso... no me acuerdo del título. – muy mala respuesta. – Orgullo y prejuicio... es...– Liza era un poco lenta, pero no tanto para atraparla en una mentira.

– ¿Y de dónde lo sacaste? Ni siquiera quisiste ver la película porque odiaste a Darcy apenas empezó. –

– ¿A quién? –

– A Darcy... Val voy a...–

– Ah sí, sí ese, pues es que no sé, pensé que me gustaría, Irina lo... ella lo tenía, me lo recomendó. –

– Mmmm, Valentina, estoy llegando a tu condo, y voy a subir. –

– No, ya estoy por bajar...–

– ¿Por qué no puedo subir? –

– No, no, es que puedes, obvio... – en ese momento se le prendió el foco de las ideas. – Oye, sí.... Porque...– volteó hacia atrás, como para creérsela ella sola más. – tengo 4 vestidos más y creo que este que ten...–Liza ni siquiera la dejó terminar, ya iban tarde a la fiesta de su amiga y no iban a detenerse otras 2 horas solo porque Valentina no se decidía entre los vestidos. De todos modos, ya había elegido aquel en color negro, con tela seethrough, con olanes y pliegues hasta el antebrazo.

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⏰ Última actualización: Sep 16, 2023 ⏰

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