La obsesión de Caín

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Capítulo cuarenta

Pablo había recordado todo lo que él y sus amigos habían hecho con Cielo, y enloqueció después de ver a Melanie, su pequeña y frágil amada, en la casa de su pervertido amigo. No dudó ni por un segundo en lanzarse sobre Leonardo y propiciarle un golpe en la cara.

—¿Qué haces? —preguntó Melanie al ver a Pablo sobre Leonardo tratando de golpearlo una y otra vez.

—¡Eres un maldito! ¿Qué le has hecho? —preguntó Pablo fuera de sí. No dejaría que alguien volviera a manchar a la mujer que amaba. Esta vez se impondría sin importar a quien tuviera que enfrentar.

—No la he tocado —llegó a decir Leonardo mientras trataba de sacárselo de encima.

La fuerza de Pablo era mayor que la suya y no podría soportar mucho más antes de que pudiera darle un segundo golpe. Ya el primero lo había dejado algo atontado.

—Pablo, suéltalo —Melanie se subió sobre él tratando de hacer que ese hombre dejara de golpear a su casero—. Él solo es mi profesor. Por favor, no le hagas daño.

Al sentir que Melanie lo tocaba, Pablo volvió en sí; se puso de pie y la abrazó.

—Temía por ti. No vuelvas a irte así —dijo él casi desesperado—. Mi sistema de seguridad reconoce los rostros y si estamos tú y yo a solas no guarda la grabación. Solo grabó la vez de la piscina y te juro que la borré. Perdón por no poder decírtelo antes. Me gustas mucho cuando te enojas, no pretendía reírme de ti, tú me hipnotizas.

Pablo habló tan rápido que Leonardo prácticamente no entendió nada. La única que había escuchado todo a la perfección había sido Melanie.

—Por favor, eres todo para mí —dijo Pablo y ella se apartó de él.

—¿Cómo me encontraste? —preguntó Melanie.

—Puse empleados para que te sigan, sé que está mal, pero si Caín te busca lo mejor es hacer de más para protegerte —aseguró Pablo.

—¿Todo esto es por Caín? —preguntó Leonardo que acababa de levantarse del suelo—. No podrás ocultarla de él.

—¿Y tú qué? ¿Cuándo pensabas decirme que habías regresado? —preguntó Pablo molesto.

—No tenía ganas de verte, pero al parecer la vida siempre nos vuelve a juntar —Leonardo abrazó a Pablo y Melanie los observó sorprendida. Por lo que él la miró y después de sonreírle le comentó—. Ya te acostumbrarás a nosotros.

—¿Qué haremos con Caín? —preguntó Pablo a Leonardo.

—Esperen, creí que ustedes no se llevaban —Melanie estaba más que sorprendida.

—Leo y yo somos como hermanos pese a las diferencias que podemos tener —dijo Pablo y tomó la mano de Melanie, lo que extrañamente tranquilizó a ambos.

—¿Te enamoraste de ella? —preguntó Leonardo mientras notaba que le salía sangre de la nariz.

—Lamento eso —Pablo le pasó un pañuelo descartable—. Sí, la amo.

Su afirmación dejó impactado a su amigo, quien miró a Melanie.

—Entonces será un gran problema para ambos. Después de que Cielo muriera, Caín juró que no te dejaría ser feliz de nuevo. Si se entera de que sales con una mujer parecida a ella... —Leonardo miró fijo a su amigo—. No sé de qué sería capaz.

—La protegeré con mi vida si es necesario. No dejaré que ese desquiciado se acerque a ella —Pablo parecía enojado y nervioso a la vez.

¿Qué era lo que podía pasarle a Melanie en manos de Caín?

—No digas eso delante de él o ella pagará la culpa por tus estupideces —era normal que Leonardo reaccionara así. Él no sabía toda la verdad sobre Cielo.

—No se atreve a hacerme nada, pero estoy de acuerdo contigo. Si él nota el parecido de Cielo con Melanie hará lo que sea para apartarla de mí, incluso temo que quiera lastimarla —Pablo sabía que había hecho mal en fijarse en ella. Sobre todo, el ser tan descuidado a la hora de pensar que había sido Caín quien la había enviado la primera vez.

—No entiendo nada —Melanie se cruzó de brazos molesta.

—Caín me culpa por la muerte de Cielo. Él es el hombre más poderoso de la ciudad. Cuando supuse que él había sido quien te mandó conmigo traté de hacer un trato con unos conocidos. El problema fue que él se enteró de que yo te quería a ti. Desde que Cielo no está no volví a estar con una mujer más de una o dos veces. Sin darme cuenta nos puse en el ojo de Caín. Si bien, no creo que sepa sobre ti aún. Le da mucha curiosidad saber por qué alguien como yo buscaría estabilidad de nuevo —explicó Pablo.

—Pero antes dijiste que si Caín se enteraba de que estaba contigo nos dejaría en paz —Melanie no entendía a estos hombres.

—Estuve investigando, Caín se ha vuelto un tipo mucho más peligroso que antes. Incluso con todos mis contactos en la ciudad, solo puedo equiparar su poder. Por lo que hay dos opciones, o te busca y al enterarse de que eres parecida a Cielo trata de convencerte para que me dejes o te usa para hacerme vivir un infierno en vida. El problema es que, aunque finja perder el interés en ti, él seguirá buscándote —Pablo estaba diciéndome que no había salida para mí.

—Teñiré mi cabello, me colocaré lentes de contacto de otro color y me maquillaré para verme lo más distinta posible e iremos a verle. Necesitamos enfrentar esto, no voy a estar huyendo el resto de mi vida —Melanie estaba segura de poder engañar a Caín, había aprendido a maquillar personas para embellecer sus atributos, podía emplear lo que sabía para verse distinta.

—No quiero arriesgarme. Tal vez lo mejor será que nos vayamos de aquí por un tiempo —Pablo no se terminaba de convencer.

Cuando sonó el timbre, los tres miraron en dirección a la puerta de Leonardo. Pablo sacó un arma que tenía en su espalda y Melanie se sorprendió. ¿Era posible que esto fuera real? ¿A caso con su descuido Caín los había encontrado? ¿Por qué Pablo llevaba un arma consigo? ¿Su vida alguna vez podría volver a ser la de antes? 

Autora: Osaku

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