La discusión entre Pablo y Lena

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Capítulo cincuenta y cuatro

—¿Por qué Leo no se tiene que quedar en tu casa? —preguntó Lena mientras cenábamos.

—Él decidió que lo mejor sería volver a su departamento. Caín regresó antes de lo que esperábamos y es probable que trate de buscarlo —dije mientras le acercaba el plato a Melanie.

—Entonces, ¿él hará lo que quiera? —preguntó Lena frustrada.

—Me parece que es peligroso —Melanie tomó mi mano y sonreí.

—Él sabe a lo que se arriesga, pero es la única manera que tenemos de que ustedes dos puedan seguir con su vida lo más normal posible —le traté de explicar.

—Entonces nosotras también nos vamos —Lena trató de tomar la mano de Melanie.

—Espera un segundo, quiero hablar antes contigo —dije y Melanie me miró—. A solas si no te importa.

—Soy su amiga, lo que sea que quieras hablar con ella puedes hacerlo delante de mí —indicó Melanie molesta.

—¿De qué quieres hablar? —preguntó Lena.

—De la razón por la que estás tan nerviosa últimamente. Me enteré de que tus amigos te andan presionando —dije y ella entendió a lo que me refería.

—Mel, danos un minuto —Lena soltó a mi chica y esta le preguntó por qué ella no podía saberlo—. Cuando terminemos te lo contaré, lo prometo.

Fue así que acabamos en mi oficina.

—¿Cuándo lo supiste? —me preguntó ella cuando la puerta se cerró.

—¿Pensaste que no te investigaría? —le pregunté y ella apretó las manos contra su cuerpo—. Es algo ingenuo, ¿no crees?

—Melanie no sabe nada, lo hice para protegerla —dijo y me senté en mi silla.

—Trabajas para la policía, no me importa como empezaste. Sin embargo, eso te pone en el ojo de Caín. Si estás cerca de Melanie empeorarás las cosas.

—No voy a dejarla contigo. Sé lo que tratas de hacer, quieres que ella se quede sola y absorberla. Así como en su momento hiciste con Cielo, hasta que la llevaste a la locura —ella me estaba acusando y no iba a permitírselo.

—Esa es una estupidez, si vas a trabajar como infiltrada para la policía, al menos deberías saber dónde buscar la información —respondí de manera severa.

—¿No estuvo internada dos veces en un psiquiátrico antes de morir? —preguntó ella y sonreí.

—Claro, pero no fuiste capaz de averiguar la razón. Tal vez te di más crédito del que verdaderamente te mereces —me incliné y lo saqué de mis cajones. Le lancé los documentos y ella me preguntó que se suponía que era—. Es la historia clínica de Cielo. Ella sufría de un trastorno mental que cuando se drogaba empeoraba provocándole alucinaciones y trataba de lastimarse. Esas veces, cuando fue internada, fue después de que me dejara. Se iba con Caín y este la drogaba hasta que ella no podía levantarse de la cama, regresaba completamente desquiciada y yo la ayudé a desintoxicarse dos veces.

—¿Por qué esa información no estaba disponible? —me preguntó confundida.

—Ella iba a ser mi esposa, no podía dejar que nadie hablara mal de Cielo —le aseguré.

—¿Por qué no te quisiste casar con ella al final si la amabas tanto? —preguntó Lena.

—Me había enamorado de ella, pero siempre supe que no podíamos tener una relación sana. Cuando me pidió que nos casáramos solo fue porque quería alejarse de Caín. Él le daba todo lo que conmigo no podía tener, pero ella era inteligente, sabía que la terminaría destruyendo, ya ni siquiera podía pintar cuando fue internada la última vez.

—¿Por qué me cuentas todo esto? —me preguntó Lena devolviéndome los documentos.

—Caín es capaz de hacer lo que sea para conseguir lo que quiere. Melanie está en un gran riesgo. Traté de intimidarlo, pero pronto me atacará como respuesta. Cuando lo haga, necesito que estés cerca de Mel, que la protejas con tus influencias en la policía.

—No puedo hacer mucho, Caín tiene comprado a la mitad del sistema judicial —indicó ella.

—Estuviste hurgando en mis cosas, te vi buscando pruebas en los cuadros para asegurarte de que fueran copias. Caín tratará de sacarme de aquí haciendo una denuncia en mi contra. Sabe que este lugar es impenetrable para él. Por lo que quiero que tú seas la que lo haga. Si ya hay una denuncia previa, cuando él trate de hacerlo no le prestarán atención —aseguré.

—Pero perderé credibilidad —ella no parecía conforme.

—Lo sé, es el precio que tienes que pagar por poner a Melanie en este apuro. Yo acabo de perder dos de mis clubes, no creo que eso presente un gran problema para ti —le indiqué y Lena finalmente aceptó.

—Has lo que sea para protegerla, ella es una chica muy buena y no se merece caer en manos de Caín. No podría soportar ni una semana siendo uno de sus productos —Lena estaba tan preocupada como yo.

Cielo había sido el amor de Caín y no había dudado ni por un momento en retenerla con las drogas, el sexo y las promesas de darle todo lo que quería. La había llevado a la locura y pretendía arrastrarme consigo usando el amor que yo sentía por ella. Me costó mucho, pero entendí que lo mejor para mí era alejarme de una mujer como Cielo. Después de todo, era lo que Caín quería. Esperaba que eso hiciera que él la tratara mejor, pero para ese momento ella ya se había obsesionado conmigo y había empezado un tonto plan para recuperarme. Leonardo estuvo conmigo todo el tiempo, informándome lo que pasaba. Muchas veces deseé volver, pero le había pedido a mi familia que no me lo permitiera hasta que pasara el año.

—¿Le contarás la verdad a Mel? —me preguntó Lena.

—No es mi secreto —le recordé.

—¿Y si te pregunta? —ella parecía no querer decirle a Melanie que trabajaba de encubierto para la policía. Supongo que era porque estaba segura de que su amiga no la perdonaría tan fácil. Esta no era la primera mentira que le había dicho. Mi pequeña me lo había contado, lo decepcionada que estaba porque su amiga no hubiera sido sincera con ella sobre su trabajo.

—Puedes decirle que estoy preparando una sorpresa para ella. No sería mentira —dije y le mostré cómo estaba quedando el departamento, a través de las cámaras que había instalado.

Autora: Osaku 

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