Más que confusiones

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Capítulo sesenta y nueve

—Estefany White, buenas noches —se presentó la mujer tratando de sonar simpática ante las personas que acompañaban a Pablo.

Aunque sus intenciones eran acaparar toda la atención que el CEO le permitiera. Él quería su ayuda para mantener a raya a Caín y ella era la más indicada en ese momento. Sin embargo, aprovecharía la situación para dejar claras sus intenciones.

—Querido, al parecer viniste con Leo. Pedí que nos pusieran en la misma mesa, aunque no esperaba que asistieran, me alegro tanto. Marcia, debe estar con Caín, desde hace un tiempo esos dos se han vuelto inseparables. ¿Los han visto? —preguntó ella tratando de localizarla con la mirada cerca del escenario—. Pablo, querido. Escuché que sigues soltero. ¿Cuándo pondrás fecha para la boda con mi hija?

Eso último lo había dicho como chiste, aunque la realidad era que no veía la hora de casarla con un Pirca. Era algo que había planeado desde que supo que tendría una hija.

—Ha estudiado mucho en el extranjero. Actualmente, trabaja en un museo. ¿Te lo conté cuando hablamos el otro día? —la mujer quería mostrarse cercana a Pablo delante de todos los presentes.

—La subasta está por comenzar, Estefany —le indicó Leonardo, para que dejara de hablar. Ya que notó como se ponía la pequeña Melanie.

—Por supuesto, voy a sentarme. Creo que ese es mi lugar —dijo señalando donde Melanie estaba ubocada.

—Ella es mi amiga, viene conmigo —anunció Pablo y la mujer miró con más detenimiento a la muchacha.

—No puede ser —pareció haber visto a un fantasma—. Eres...

—Soy Melanie, Brown —dijo la muchacha con simpatía, aunque estaba muy atenta a toda la situación.

—Un placer, soy la futura suegra del señor Pirca —la mujer no iba a dejar que una chica parecida a Cielo volviera a alejar a Pablo de su hija.

—Estefany, porque no tomas mi asiento —Leonardo se puso de pie y fue al lado de Lena.

—Gracias, querido —dijo la mujer sin apartar la vista de Melanie—. ¿De dónde conoces a Pablo, linda?

—El señor Pirca necesitaba una acompañante —dijo Melanie mirándola del mismo modo.

Pablo giró la cabeza después de oír esas palabras. Él habría esperado que después de escuchar a la mujer, Melanie deseara marcar territorio. Sin embargo, ponía una barrera más grande entre ellos con lo que acababa de decir.

—¿Acompañante? —preguntó la mujer sin entender.

—Si conoció a Cielo, debe saber qué clase de mujeres le gustan al señor Pirca —Melanie no iba a contenerse, pero a la vez resguardaría su relación.

—Mel, no es necesario —Pablo no sabía cómo abordar a su novia.

Quien parecía querer devorarse viva a Estefany, después de escucharla hablar por unos minutos. Él prefería ser quien tuviera que lidiar con esa mujer, y no Melanie.

—Te doy un concejo, ya que soy mayor. No te hagas muchas ilusiones. Pablo se cansa con facilidad de las mujeres como tú. En cambio, mi hija es su amiga de la infancia —Estefany le hizo señas a una chica de cabello cobrizo, que se acercó a ellos de inmediato.

Pablo no tuvo tiempo de reaccionar.

—Mamá, ¿dónde estabas? —preguntó la mujer de ojos verdes y pecas en el rostro. La cual al notar a Pablo se entusiasmó.

Esta chica no solo era hermosa, sino mucho más llamativa que Lena y Melanie juntas. Por lo menos era lo que estas dos pensaron al verla con atención. Marcia llevaba un vestido largo, de color rojo con lentejuelas, que dejaba su espalda al descubierto y su cabello estaba recogido de una manera que parecía desordenado, pero a la vez sofisticado. Pablo estaba de pie, por lo que la saludó con un beso en la mejilla antes de volver a sentarse.

—¿Qué se supone que es esto? ¿El reencuentro del siglo? —preguntó Lena por lo bajo mientras se ponía la servilleta en el regazo.

Acababan de dejar la comida, pero nadie la había tocado. El ambiente se ponía cada vez más pesado.

Melanie sintió que lo sobrio de su vestido rosa, el cual le había encantado cuando Pablo se lo había mostrado. Ahora solo la hacía verse como una chica del montón. Mientras que esta mujer con su manera de moverse y su presencia parecía la dueña del baile. Eso hizo que Melanie se incomodara un poco. ¿Quiénes eran estas personas que trataban con tanta cercanía a Pablo? ¿Sería normal que él se comportara de ese modo delante de otros?

—Disculpe, podría darme ese lugar. Soy la pareja del señor Pirca —la pelirroja era una descarada. Decía delante de todos que venía con Pablo. Algo que no sorprendió al empresario, quien tenía que poner orden pronto o todo se estropearía.

Melanie notó lo que estaba pasando, la única que no estaba enterada del supuesto compromiso de Pablo con esa mujer había sido ella. Era más que vergonzoso que su novio no le contara y mucho más que no la defendiera. ¿Era eso de lo que se burlaba Caín cuando había venido? ¿Qué era lo que estaba pasando? ¿Desde cuándo Pablo se había vuelto un cobarde?

—Por supuesto —dijo Melanie sonriendo y se puso de pie. Pablo se paró también y la siguió sin prestarle atención a Marcia.

—Mel, deja que te acompañe —dijo este casi desesperado.

No quería que ella se enojara, pero no había podido decirle esa parte de su pasado. Aclararía las cosas con Marcia, pero no delante de su madre o perdería la ayuda que esta estaba por brindarle contra Caín y eso estropearía el plan que llevaba años armando. Mucho antes de conocer a Melanie e incluso a Cielo.

Melanie se dirigió a los baños a grandes pasos sin mirar atrás. ¿Cuántas mujeres iban a estar rondando a su novio? No es que normalmente se mostrara tan celosa. Entendía que debía haber una razón para que Pablo les permitiera a esas mujeres tomarse ese atrevimiento. Sobre todo, después de lo que había dicho Caín. Aun así, era difícil para ella aceptarlo.

—Te pedí que vinieras como mi pareja, pero tú... —intentó decir Pablo.

Sin embargo, ella entró al baño y cerró la puerta. No quería escucharlo antes de calmarse un poco o terminarían discutiendo. Quería confiar en él, debía hacerlo.

—¿Cómo la estás pasando, Mel? —preguntó alguien que estaba detrás de ella. 

Autora: Osaku 

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