El plan de Cielo

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Capítulo ciento dieciocho

—Eres una maldita —dijo Pablo y agarró del cuello a la mujer que tenía en frente.

—¿No tienes miedo de que mi gente te dispare? —preguntó ella sonriendo.

—Traeré a Caín y dejaré que sea él quien te ahorque en persona —amenazó Pablo para después tirarla al suelo—. Nunca debí ayudarte a escapar de esos traficantes.

—¿Qué pasa Pablo? ¿Te molestó enterarte que somos hermanos? —preguntó Cielo riendo.

—Me vigilabas, sabías que Melanie y yo estábamos juntos. ¿Por qué hiciste todo esto? —preguntó Pablo furioso.

—Venganza, ¿no es obvio? —ella se puso de pie y prendió un cigarrillo—. Toda mi vida fui maltratada por mi madre, porque no nací niño. Cuando tuve curiosidad, busqué a mi padre para vengarme de él.

—¿Por eso saliste conmigo? Eres una enferma —dijo Pablo a punto de volver a agarrarla.

—No seas tonto. Cuando te conocí no lo sabía aún. ¿Crees que estoy tan loca como para hacerlo con mi hermano? Esos recuerdos aún me atormentan —le aclaró ella haciendo que sus guardias entraran y sostuvieran a Pablo—. Cuando quisiste hacer un trato con uno de mis subordinados y hablamos por videollamada te dije que mataría a Caín, pero preferiste darme dos de tus clubes y que él te debiera un favor. ¿Qué tal te fue con eso?

—Caín va a decirle a Melanie que soy su tío, porque tú le hiciste pensar que por mi culpa estás muerta y cree que te debe algo. —Pablo tensó todos sus músculos.

—Caín, siempre tan ingenuo. Si no se hubiera obsesionado conmigo, no habría tenido que fingir mi muerte —Cielo estaba disfrutando del momento.

—No te entiendo. No puedo comprender por qué le hiciste esto a tu propia hija. Ella está embarazada. —Pablo parecía angustiado.

—¿Y a mí qué? Tú me abandonaste, no fuiste capaz de venir por mí pese a todas las veces que te rogué que me perdonaras. Después de que cancelaste nuestro compromiso me dejaste en manos de Caín, ¿nunca te importé? —preguntó ella enojada—. Yo te amaba y tuve que dejarte ir porque el maldito de nuestro padre no fue capaz de reconocerme cuando nací y la put* vida terminó cruzándonos. ¿Sabes lo doloroso que fue para mí, saber que estaba por casarme con mi medio hermano?

—Tú no supiste hacer otra cosa que manipular a las personas. Te di la oportunidad de cambiar, pero no dejabas de mentir. Torturaste a Caín, le exigiste que buscara la manera de ser más poderoso. Él solo quería complacerte. Al igual que Miguel, él murió por tu culpa, por tratar de negociar el cuadro que tú robaste.

Cielo abofeteó a Pablo.

—No hables de él. Si yo hubiera sabido lo que iba a hacer, no lo habría dejado reunirse con esos malditos —Cielo había empezado a derramar lágrimas, por lo menos parecía que Miguel le había importado.

—Entonces eso fue lo que pasó. Castigaste a Caín con la mentira de tu muerte porque le echas la culpa de lo que le hicieron a Miguel —Pablo estaba sonriendo, parecía satisfecho con la actitud que había conseguido que Cielo tuviera.

—Caín no entendía que yo no lo amaba. Para que dejara de molestarme, tuve que fingir mi muerte. Sin embargo, se metió donde no debía y revisó mis diarios. Al enterarse de la existencia de mi hija tuve que inventar una excusa y hacerle pensar que me importaba.

—Mientes —aseguró Pablo—. Tu deseo de venganza fue más fuerte.

Al parecer, cuando Eva, la madre de Cielo, fue a pedir dinero para seguir ocultando que Cielo era la verdadera heredera de la fortuna de los Pirca alguien se encargó de asesinarla. Fue por eso que jamás volvió a casa con su hija de trece años. Aunque la niña no le importaba, solo la necesitaba para seguir sacándole dinero a los Pirca. Sin embargo, cuando Eva fue a la mansión de los Pirca se enteró de que el padre de Cielo había sido asesinado junto a su esposa, y su mejor amigo estaba en la cárcel pagando por su delito.

Cielo, por accidente se enteró de que cuando tenía quince años su madre había muerto. Fue mucho tiempo después que ella lo supo, y recién ahí empezó a investigar su pasado. Cuando finalmente descubrió que su madre había ido a pedir dinero a la casa de su padre tiempo antes de morir, decidió averiguar más sobre ese hombre.

Ella se dio cuenta de que Pablo llevaba el apellido de su padre biológico, sin embargo, su joven amante le decía mamá a la mujer que lo había criado. Cielo en un primer momento pensó que había sido su hijo de soltera y por eso llevaba el apellido Pirca. Eso los volvía primos, por lo que no le pareció que fuera tan importante.

Sin embargo, tiempo después Pablo le contó que debía irse al extranjero, ya que debía hacerse cargo del negocio de su familia. El cual era manejado por su recién fallecido abuelo. Cuando Cielo le preguntó por qué no se hacía cargo su padre, este le contó que en realidad él era su tío y a quien solía decirle mamá era su tía materna. Quien había decidido criarlo junto con su esposo después del accidente en el que los padres de Pablo habían muerto.

Cielo consiguió hacer una prueba de ADN y consiguió que alguien la metiera al sistema de registro de personas perdidas. Resultó que sus progenitores eran Eva y el señor Pirca, sus expedientes eran fáciles de localizar porque ambos estaban muertos. Recordándole a Cielo que era la media hermana de Pablo. Esto hizo que ella enloqueciera de rabia, el hombre con quien iba a casarse y a quien le iba a pedir ayuda para vengarse de la familia de su padre, resultó que era a quien más debía detestar. Ya que ella creía que en parte era culpa de la madre de Pablo, que su padre no la reconociera como heredera.

Si bien, la madre de Cielo solo había sido una empleada de los Pirca, y la madre de Pablo era la prometida del hombre. La joven mujer había decidido descargar su ira sobre su medio hermano ingeniando un plan con el que se desharía de todos los hombres que le habían hecho daño.

Pablo por ser el hijo amado de su padre y Caín por ser el causante de la muerte de Miguel. Ya que los hombres que le habían disparado a Miguel habían sido conocidos de Caín. 

Autora: Osaku

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