40: Un pedazo de mierda

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Los 25 de Cole:

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Los 25 de Cole:

Parte V

Bajo la ducha, Emma torció su cabello para quitarse el resto de champú en el momento en que Colin entró al baño sin llamar y tumbó unos frascos de píldoras buscando sus tranquilizantes en la repisa de la pared.

—Cole. —Emma cerró la ducha, le sacó el frasco y lo abrió para él, le dio una píldora que Colin tragó con agua del grifo, acto seguido, apoyó sus manos sobre la mesada del lavabo y lloró fuerte mientras Emma se colocaba una bata—. ¿Condujiste así?

—Lo siento tanto. Lo siento tanto. —Estaba hecho un mar de lágrimas y mocos—. Emma —se arrodilló en el suelo del baño y abrazó las piernas de ella, llorando como si se encontrara pidiendo que le perdonen la vida.

Emma trató de levantarlo, pero no consiguió demasiado gracias a la diferencia de fuerza entre los dos, sin embargo, consiguió arrodillarse con él.

—Cole —lo sujetó de la cabeza para que la mirara—, respira.

—Lo siento tanto, corazón —sollozó—. Me desquité contigo, y entenderé si quieres castigarme —Emma mordió con fuerza. ¿Castigarlo? ¿Como... a un niño? —, pero quiero que sepas que recapacité en el segundo de haberte dejado atrás y que nunca volveré a hacerlo. Lo prometo. Lo prometo, Emma.

Emma le hubiese dicho que estaba bien, pero se dio cuenta de que necesitaba decir, por el bien de los dos:

—Me lastimaste.

—Lo sé, y me siento como un pedazo de mierda.

—Te perdono porque te entiendo —se sentó sobre sus rodillas, tomándolo de la mano—. En el pasado pude herir a muchas personas que amo. No quise llamarte imbécil, bueno, no te llamé imbécil, dije que estabas comportándote como uno, pero ya no, eres mi Cole otra vez y no quiero que te sientas como un pedazo de mierda porque no lo eres. Eres la plantita que crece junto al pedazo de mierda.

—Me siento un asco. —Poco a poco, se acostó en posición fetal, en el suelo, colocando su cabeza sobre las piernas de ella.

Emma tomó aire. Nunca antes lo había visto tan emocionalmente perdido. Hundió sus dedos entre el cabello de él y le acarició la cabeza mientras Colin sollozaba con fuerza. En ese momento, Emma no podía verlo como otra cosa más que un niño herido. Definitivamente la había lastimado con sus palabras, pero, de corazón, lo perdonaba.

—Te amo, Cole.

—En momentos así, no sé porqué lo haces.

—Lo entiendo. En momentos así, es difícil ver lo que somos en realidad. Te amo porque eres un gran hombre, porque eres capaz de asumir tus errores y pedirme perdón, aunque, la próxima vez, no te arrodilles por favor.

—No habrá una próxima vez porque no lo volveré a hacer.

Emma esbozó una media sonrisa y se inclinó a besarle la sien.

El Renacer de Emma© #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora