Cuando Colin regresó de su clase de yoga por la mañana, Emma seguía durmiendo en la cama y él no quiso despertarla, así que continuó moviéndose en silencio por el departamento. Sabía que ella estaba exhausta y harta. Harta de las piedras que cargaba y harta de sentirse como si en realidad no tuviese la fuerza para cargar una montaña.
En cuanto el suegro se había marchado anoche, ella se encerró en la habitación y no cenó ni bebió agua. Sus síntomas depresivos le habían dado una visita en Navidad y no querían irse más. A él le dolía que ella se encontrara en cama con hambre y sin comer porque se sentía gorda y fea y todo lo que personas del pasado le metieron a la cabeza. Le había pedido que cenara con él, pero ella se excusó con que estaba por quedarse dormida.
Era pasado el mediodía cuando ella despertó para ir al baño.
—Corazón —Colin estaba mirando The Big Bang Theory en la cama junto a ella—, estaba esperando que despertaras para almorzar. Ordené pasta de La Toscana.
Emma lo miró con unos ojos hinchados de tanto dormir.
—¿Qué pasta?
—Tortellinis. Y de postre tiramisú.
—Me lavaré los dientes —entró al baño.
Un grito de bingo para Colin. Ella tenía mucha hambre y no podía contenerse más. A él le tranquilizó que ella aceptara la comida.
Mientras almorzaban en silencio, el celular de Colin se iluminó sobre la mesa. Decía SUEGRO. Emma estaba tan perdida en sus pensamientos que no notó que Colin se puso a leer mensajes en la mesa.
SUEGRO: Me preguntaba si puedes hacerme el favor de traerme a Emma a casa. Vamos a comer postres y a beber café y chocolate en familia. Están invitados, pero sé que no será fácil convencerla.
Colin bloqueó su celular y siguió comiendo.
—¿Te gusta? —le preguntó.
—Ajá —respondió. No podía hablar. Tenía la boca completamente llena.
—Tenías hambre. No vuelvas a hacer eso —pidió. Emma lo miró con el ceño ligeramente fruncido. ¿Hacer qué? —. Me refiero a dejar de comer. No vuelvas a dejar de comer.
Probablemente no era el momento adecuado para tocar ese tema. Colin no lo había premeditado.
—Estoy comiendo ahora —dijo Emma—. ¿Eso no te hace feliz?
—Sí, muy.
—Estoy cansada —continuó diciendo.
No había tomado a mal el tema de la comida. Bien.
—Tal vez estás cansada porque pasaste mucho tiempo en la cama. Tu papá me escribió, creo que harán una especie de fiesta del té en su casa. ¿Vamos?
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El Renacer de Emma© #4
RomanceNunca se trató de curar la herida, sino de aprender a vivir con ella, de amigarse con ella. Y Emma estaba lista para intentarlo una y otra vez, hasta alcanzarlo. Libro #1 Al Estilo Emma Libro #2 El Novio de Emma Libro #3 Las Cenizas de Emma Libro...