En su vida había una acumulación masiva de ¿por qués?
Necesitaba ser más como ella. Emma no se preguntaba ¿por qué? con la misma dureza que él lo hacía, ella era más de las personas que se preguntan ¿y ahora qué?
Mientras ella dormía profundamente en la noche después de la playa, él quería saber por qué llovía tanto encima de ella. ¿Dónde está el límite?
Se levantó de la cama porque acostarse no aportaba nada a su insomnio. Bajó las escaleras de la casa por un vaso con agua. Odiaba que ella no le hubiese contado antes sobre su pesadilla por protegerlo. Ella no debía ocultarle cosas por temor a romperlo, así no debía ser. Se sentía tan estúpido dentro de su piel. ¿Cómo pretendía protegerla si ni ella lo creía capaz? ¿Cómo pretendía proteger a su familia en un futuro?, ¿a sus hijas? Vivían en un planeta demasiado cruel. Nunca antes había deseado que todas las fantasías sobre Neptuno fuesen reales. La Tierra nunca había sido un lugar seguro para ninguno.
—Cole. —Emma le dio un susto cuando se paró detrás de él en la cocina.
La casa estaba en penumbras. Los iluminaba la luz de la luna, las ventanas proyectaban sus formas en el suelo, y ahí estaban ellos. Uno frente al otro.
—Emmy. Me dio sed —levantó su vaso y después lo dejó en el fregadero.
—¿Quieres hablar? —Por Dios, dormían juntos todas las noches. Ella sabía que la sed nunca lo despertaba. Él simplemente no había dormido esa noche.
—Ya hablamos mucho, ¿no crees? —recostó su espalda contra el fregadero—. Lo siento si te desperté.
—No me despertaste. Intenté abrazarte y no te encontré.
—Ah..., lo siento por no estar cuando me quieres abrazar.
—Disculpa rechazada porque no tiene cabida —se acercó, deslizando su mano sobre la mesada—. ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?
—No tienes que hacer nada. La verdad, no me hace sentir mejor que pienses que debes hacer algo, eso me hace sentir una carga.
—¿Una carga? ¿En serio? —abrió su boca con asombro—. ¿Recuerdas lo mal que me sentí hace dos semanas? Porque yo todavía recuerdo tus intentos de hacerme sentir mejor. En ese momento sí pude sentirme como una carga para ti, pero hoy sé que no fue así, sencillamente porque tú me amas y estamos casados. Yo te amo y soy tu esposa y siempre buscaré la manera de hacerte sentir mejor cuando lo necesites. Nunca te sentiría como una carga. Jamás de los jamases. ¿Puedes entender esa parte?
Colin tomó aire y asintió con la cabeza.
—Sí. —En serio. Cuidarla durante la semana en la que ella tocó fondo no se sintió pesado porque la amaba con todas sus fuerzas, así que él podía entender que Emma pensaba lo mismo al acompañarlo en ese momento.
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El Renacer de Emma© #4
RomanceNunca se trató de curar la herida, sino de aprender a vivir con ella, de amigarse con ella. Y Emma estaba lista para intentarlo una y otra vez, hasta alcanzarlo. Libro #1 Al Estilo Emma Libro #2 El Novio de Emma Libro #3 Las Cenizas de Emma Libro...