44: Los chicos apestan

3.7K 480 240
                                    

Emma parpadeó dos veces cuando el Uber frenó delante de la casa de los Miller

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Emma parpadeó dos veces cuando el Uber frenó delante de la casa de los Miller. ¡Qué decoración! Había un trineo rojo de Santa en el jardín delantero. Un trineo de tamaño real de películas fantásticas de Navidad. Por supuesto, frente al trineo había ocho renos liderados por el de nariz roja. Dentro del trineo había una bolsa verde que simulaba ser la bolsa de regalos.

Emma soltó una carcajada de la impresión, terminó de pagarle al conductor y bajó del auto con Estela. Atravesó el jardín por el sendero de piedras sin dejar de mirar el trineo y las luces de la casa. Lamentaba que fuese mediodía. Moría por saber cómo la casa de su papá iluminaba todo el vecindario. Estaba segura de que era posible distinguirla por la noche desde las nubes. Llamó a la puerta y el timbre sonó con una melodía navideña de campanas del Polo Norte. Emma soltó otra carcajada. En la puerta había una corona verde con la cabeza de un reno de peluche en el medio. Muy bien. Estaba claro que los renos habían sido la elección de su pa para su segunda Navidad.

Le abrió Jeffrey.

—Señora Oschner —hizo una reverencia como si se tratara de la reina.

—Hola, Jeffrey —entró felizmente sin dejar de maravillarse por la decoración del interior. Mucho rojo, mucho verde, muchos renos y Santas blancos y negros—. Vaya. El espíritu navideño pasó por aquí.

—El fin de semana. Se adelantó incluso a diciembre.

—Me di cuenta —sonrió.

—¿Emmy? —Bianca apareció bajo el umbral de la sala, con sus lentes sobre la punta de su nariz. Jeffrey se retiró.

—Hola, Bia —se acercó y se abrazaron.

—Florecita —¿Florecita? Bueno. Podía llamarla de esa manera—, tu papá está en una reunión por videollamada con Hol, por si quieres saludarlos.

—Bueno...

Podía.

Entró a la biblioteca de la casa, y Jake terminó por atorarse con una aceituna que estaba comiendo con trocitos de queso en un sofá.

—La primavera se adelantó —dijo, rotando su pantalla para que Holly viera a Emma.

—Ahí viene la que no deja de presumir su matrimonio feliz en Instagram —dijo Holly, hermosamente trajeada en medio de una mesa con seis ejecutivos.

Emma puso los ojos en blanco. En realidad, sonreía por dentro.

—Bia me dijo que podía saludarlos. ¿Están ocupados?

—Sí —dijo Holly.

—No —dijo Jake.

—De acuerdo. Están ocupados. Eh —abrazó a Estela—, no los molesto más, solo pensé que, como mamá está conectada, decirles, al mismo tiempo, que viajaré a Nueva York la próxima semana para visitar a la familia de Colin.

El Renacer de Emma© #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora