Los 25 de Cole:
Parte I
El departamento estaba adornado con globos metálicos en forma de naves espaciales, también había un globo de alienígena verde, globos azules y globos transparentes con purpurinas plateadas por dentro, banderines azules colgaban entre los dos extremos del ventanal de vidrio del comedor. Había un desayuno nocturno recién hecho sobre la mesa.
Panqueques, leche, Choco Krispis, y más.
—Por favor, rey de Neptuno, siéntate en tu trono. —Emma lo guio hasta la silla en la punta de la mesa.
Emma le había pedido que fuera a la farmacia a comprarle un antiflatulento (porque no podía ser un analgésico). Mientras él actuaba como héroe de su princesa flatulenta, ella decoró todo el departamento con globos que había escondido en el baño social, y que Gael, el cómplice, le había traído por la mañana antes de que Colin despertara para ir a su clase de yoga de los domingos. Al llegar con el mejor antiflatulento del mercado, Colin, un héroe en pijamas, se encontró con el departamento decorado al estilo neptuniano y un delicioso desayuno nocturno que incluida los cereales de su infancia.
—Entonces hoy no tienes flatulencias... —había bajado lentamente las gotas para pedorreos. De no haberse congelado frente a la decoración, hubiese llorando como un niño, pero, entonces, cuando reaccionó, sonrió como el sol y lagrimeó como el rocío. Había besado con fuerza la mejilla de Emma.
Se sentaron y pusieron a Estela sobre la mesa, le dieron como desayuno nocturno un poco de leche tibia.
—Papi gato. —Emma le sirvió la leche a Colin en un tazón blanco—. No quiero arruinarte la diversión de llenar tu tazón con el cereal.
Colin sonrió.
—Gracias por la consideración, corazón —agarró la caja de cereales y la volcó sobre su tazón de leche. Tenía hambre porque Emma le había pedido que alargaran el horario de la cena, todo lo que pudiesen, para disfrutar de la cuenta regresiva de su cumpleaños, aunque ella nunca habló sobre que cenarían un desayuno.
—De nada, amor —clavó los panqueques en forma de naves extraterrestres y los colocó sobre su plato. Había buscado en toda internet un molde para hacer panqueques alienígenas. Bañó sus naves con miel y le puso una fresa en la punta. Los probó y gimió—. Mmm. ¡Qué desayuno nocturno!
—El mejor. —Colin llevó una cuchara con leche y cereal a su boca.
Toda su actitud hacia su cumpleaños cambió drásticamente después de haberse encontrado con esa sorpresa. Estaba agradecido por la esposa que tenía. No podía resumir todo lo que significaba ella con un simple adjetivo. Los zapatos de maravillosa le quedaban chicos. Tenía una esposa celeste. Celestial. Perteneciente a lo etéreo, a la perfección del cielo. Estaba agradecido por tenerla en su vida. Además, toda la decoración y el desayuno especial se añadieron a sus recuerdos mentales para toda su vida. Se sentía bien y aún faltaba 1 hora para su cumpleaños.
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El Renacer de Emma© #4
RomanceNunca se trató de curar la herida, sino de aprender a vivir con ella, de amigarse con ella. Y Emma estaba lista para intentarlo una y otra vez, hasta alcanzarlo. Libro #1 Al Estilo Emma Libro #2 El Novio de Emma Libro #3 Las Cenizas de Emma Libro...