66: Una lluvia en vacaciones de verano

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Regresar a Westwood no fue emocionante para ninguno de los dos

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Regresar a Westwood no fue emocionante para ninguno de los dos. Por un lado, regresar a Westwood para Emma significaba hacerle frente a lo que le dolía. No quería ver a su familia, más bien, quería huir de ella, pero la cabaña no tenía disponibilidad, y, en ese momento, no se le ocurría otro lugar a donde huir con él, además, ya estaban en pleno enero, y debía despertar de sus fantasías de luna de miel y de escapadas en medio de la nada. Colin debía mandar su solicitud de aplicación a las distintas escuelas.

Por otro lado, regresar a Westwood para él significaba apoyar incondicionalmente a Emma, no lo malinterpreten, eso él lo hacía siempre, sin embargo, en este caso, no encontraba la forma de hacerle ver a Emma que debía entender la posición de los Miller y que ninguno quiso herirla de esa manera. Pero, si había algo que había aprendido de su esposa desde que se conocieron, es que a veces podía ser una terca gracias a sus emociones. En este caso, estaba herida y ofendida, y no podía ver más allá de lo que sentía. Cualquier intento de Colin por hacerle ver que los Miller no eran los villanos de su historia podría desencadenar una batalla matrimonial que él no estaba dispuesto a pelear. Los Miller debían pelear su propia batalla para reconquistar a Emma. Por mucho que quisiera echarles una mano, Colin no pensaba arriesgar la paz de su matrimonio, además, esa batalla no le pertenecía. Su lado en la arena estaba junto a Emma.

Emma frunció el ceño cuando encontraron una nota pegada a la puerta de su departamento. Le enervó la sangre al leerla:

CÓMO SE ATREVEN A DESAPARECER DE ESTA MANERA. LLÁMENME.

¿Cómo se atrevía él a hablarles de esa manera? ¿En qué edad de ella se había quedado estancado?

Emma arrugó la nota e hizo una bola que lanzó al suelo del pasillo.

Colin logró abrir la puerta entre tanto, y dejó que Emma entrara primero, luego se encargó de meter la maleta y las pertenencias de Estela. No tenía mucho que decir cuando ella estaba hecha un volcán apunto de erupcionar. Cualquier paso en falso podía hacerla estallar.

—Eh —Colin llevó sus manos a sus caderas, mirándola a ella—, ¿quieres que desempaquemos y después guardemos la decoración de Navidad?

—Quiero pintar —dijo con la mandíbula tensa. Se dirigió al refri de donde sacó una botella de agua.

—Claro. —¡Amén! Que vuelque su ira en el lienzo—. Eh, entonces, mientras, chequearé por décima vez que mis documentos están en orden.

—Deberías aplicar hoy —dijo tapando su botella después de beberla.

—¿Hoy? ¿Dos de enero te parece una buena fecha? —bromeó.

—Me parece que tienes miedo. Cualquier fecha es una buena fecha. Manda tu aplicación ahora. ¿No estás en fecha límite de todas?

—¿Ahora? —miró la computadora que había abandonado sobre el sillón cuando huyeron a la cabaña—. Pensaba aplicar esta noche, después de chequear una vez más.

El Renacer de Emma© #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora