53: Su infierno

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Sobrellevaron juntos la ruta a Coney Island

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Sobrellevaron juntos la ruta a Coney Island.

Colin tomó prestada la camioneta de su mamá, cargaron a Estela e hicieron el breve trayecto en carretera. Emma pensó mucho en cómo definir lo contrario a una escapada de auto. Le faltaban palabras en su diccionario. Juntos iban al reencuentro con el pasado. Como cuando necesitas dejar atrás a una persona porque te amas más. Estaban camino a romper con el pasado, pero buscando la manera de quedar en buenos términos con él porque, aunque quisieran, no podían deshacerse de él como una bola de papel arrojada a un tacho. Necesitaban hacer las paces y seguir caminando, siendo conscientes de que, en alguna parte del camino, siempre existiría la posibilidad de encontrarlo cara a cara. La idea era darle un apretón de manos para no caer de rodillas la próxima vez que se volvieran a encontrar con él.

—¿Ya tienes una canción favorita? —Emma se encontraba observando el lado de la carretera mientras escuchaban Folklore.

—The Lakes. —Colin estaba conduciendo con concentración—. Aunque me falta mucho para terminar de analizar todo el álbum.

Emma lo miró.

—También me encanta The Lakes, porque me recuerda a ti.

Colin la miró por un segundo.

—Yo también la relaciono contigo.

—No pertenecemos aquí, como dice la canción. —Vio un remolino de melancolía sobre la carretera, siguiéndolos de la misma manera que la luna en el cielo—. ¿Sientes igual que yo cuando intentas descifrar el siguiente paso a dar? Tenemos planes concretos, pero a veces me pierdo pensando en qué camino debo tomar para llegar hasta ellos.

—Eso es porque existe una infinidad de caminos. Muchos llevan a diferentes destinos, algunos son caminos largos y otros son atajos pero que terminan en el mismo lugar —le apretó la mano sin apartar su mirada de la carretera—. Por supuesto que siento igual que tú. La mayoría de los pasos los damos sobre la marcha. Intentar conocer el camino directo a tu destino es como intentar ser Dios. Por ejemplo, sé que quiero graduarme de la escuela de medicina, sé lo que debo hacer para conseguirlo, pero las reglas no las hago yo, sino... la vida.

—Tengo muchas inseguridades.

—Yo también.

—Y la canción me hizo recordar que casita de ratón es nuestro hogar temporal. En verdad quiero saber dónde estaremos en un año.

—¿Notas que estamos aquí para hacer las paces con el pasado? Pero le estás dando demasiado espacio al futuro y no estás respirando en el presente, que es lo único que tenemos ahora, corazón. No sé dónde estaremos en un año, pero te prometo que estaremos siendo felices porque jamás —la miró por un instante. Las conversaciones profundas mientras conducía no eran lo de él— jamás permitiré que vuelvan a derribar nuestra felicidad. Ni la tuya ni la mía.

El Renacer de Emma© #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora