Capítulo 8

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♡CAPÍTULO 8

–Es mejor así que al contrario ¿no crees?

Me encojo de hombros mientras un poco en eso último que ha dicho Savannah. Doy un sorbo a mi té helado y miro a Natalie. ¿Estará escuchando esta conversación como espero que escuche cuando le leo o le hablo? Espero que, si lo hace, no lo recuerde cuando despierte.

Cuando despierte. Un suspiro se me escapa y sonrío amargamente acariciándole la preciosa cara a mi hermana sin perder ni una gota de esperanza.

–Pero eso le da mayor poder sobre mí.

–Tomaste una decisión, Valerie. Intenté hacerte cambiar de opinión, aunque quizás debí intentarlo con más ahínco –se lamenta, y estoy a punto de hablar para decirle que ella hizo todo lo que pudo y más, pero no había otra opción, cuando levanta un dedo para silenciarme –. Decidiste que harías esto y, si él te atrae, puede que incluso eso sea hasta positivo llegado el momento de acostarte con él.

–¿Ver el lado positivo?

–Es sexo, Val –matiza –. Y, según tú, eres bien tratada y, encima, ¡te atrae! Dadas las circunstancias creo que es algo positivo. Pero... qué sé yo. Tú... ¿le deseas?

Pienso en William y en cómo podría ser acostarse con un hombre con sus características físicas. Claro que también pienso en su forma de ser y en las espantosas cosas que me ha dicho y las noches que me ha hecho pasar humillada, desnuda y arrodillada, a los pies de su cama y obtengo la respuesta, que básicamente consiste en que no tengo ni idea.

No sé qué pesará más llegado el momento. Solo sé que estoy muy confundida por cómo me hechiza cuando me toca.

–Estoy loca ¿verdad?

–Eres humana. En ocasiones nuestras hormonas actúan por nosotros sin ningún tipo de raciocinio. Y si no que se lo digan a mi madre, que se quedó preñada de mí en su baile de graduación por un calentón con el cerdo de mi padre –recuerda en tono de broma, aunque esa historia de su vida guarda mucho dolor, y nos echamos a reír.

Mis pensamientos vuelven a dispersarse y a centrarse en el mismo tema.

–¿Cómo se puede sentir atracción por alguien que te humilla?

Savannah abre mucho los ojos.

–¿Cómo? ¿Te humilla?

Mierda... Acabo de meter la pata hasta el fondo. Hasta donde Savannah sabe, porque es lo que le he hecho creer, William me trata bien y es amable conmigo a pesar de ser un controlador que se ha adueñado de mi vida.

–Bueno... la forma en la que he entrado en su vida es... humillante –excuso.

La expresión de Savannah se relaja.

–Ah... claro –eleva uno de sus hombros y mira hacia la nada un momento –. No lo sé. Nunca he estado en tu situación, y ya sabes que todo ese rollo de los hombres controladores, las relaciones en las que ellos ordenan y yo obedezco o la sumisión propiamente dicha no me va. Quiero decir... todas esas mujeres que sienten atracción hacia un hombre que les pega, controla, humilla o maltrata en la intimidad por razones meramente sexuales y excitantes que...

–Sé a lo que te refieres –la corto para que no siga.

¿Y si soy como esas sumisas? ¿Y si tengo una parte oscura escondida dentro de mí que se siente atraída por hombres propensos a humillar y de algún modo eso me atrae?

Dios mío. Eso es horrible.

Me levanto para tirar el vaso vacío de mi té helado y me abrazo a mí misma mirando por la ventana. El sol todavía baña los edificios en este día de febrero de cielo totalmente despejado. Claro que a pesar de su luz radiante sigue haciendo frío.

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