Capítulo 48

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♡CAPÍTULO 48♡

Volver a casa ha sido un despliegue emocional tremendo. El olor a limpio y a ambientador mezclado con el suavizante de ropa que huele tanto a William ha sido un aroma constante bastante reconfortante, como también lo ha sido poder volver a abrazar a mi hermana, a la que le pedí perdón cien mil veces por posponer tanto nuestro reencuentro.

Estoy segura de que entendería perfectamente por qué no había vuelto hasta ahora.

Estar en nuestro hogar se siente especial, con nosotros siendo los padres de nuestros hijos justo donde imaginamos que sería.

Los primeros tres días los pasamos solos, adaptándonos, disfrutando del momento y también sufriendo cuando no hemos sabido cómo calmar a nuestros bebés. Nada que otros padres primerizos no hayan sufrido.

Pero es hermoso.

Todo alrededor de mis bebés lo es.

Cada día están más bonitos. Son idénticos a él.

No quiero ni pensar cuando crezcan y también comiencen a hacer los gestos que hace su padre. Voy a derretirme cuando eso suceda, más de lo que ya me derrito actualmente.

Los bebés cumplen un mes hoy. A casa llegan Savannah con Matthew y Mason, acompañados de Bianca, que ha estado muy pendiente de nosotros. De las dos y de nuestros hijos, en realidad. Bianca reparte su tiempo como buenamente puede entre Savannah y yo cuando ésta y yo no estamos juntas.

Jay aparece en la ecuación y lo hace sin Alexander. Cuando nos abrazamos y le pregunto por él se entristece un poco. Ha tenido que viajar por trabajo y mi amigo no ha podido acompañarle.

Bianca coge un delicioso canapé que trajo hace unas horas el catering que contrató William para que no tuviésemos que molestarnos en preparar ni las bebidas. Lo mordisquea mientras está mirando a alguien.

–¿William no va a darle un descanso? –pregunta señalando a Turner.

–De hecho, lo hizo –confirmo –. Está invitado a la reunión, como Miller.

–¿Hablas de Turner? –inquiere Savannah, que luego me mira –. Por cierto, ¿es ese su nombre o su apellido?

–No –responde Bianca cuando estaba abriendo la boca para hacerlo yo –. Se llama Joseph.

–Sí –la miro con los ojos entrecerrados y ella parpadea nerviosamente, como si hubiese dicho algo indebido. Reprimo una sonrisa –. Le dicen Joe. Yo no, claro. Estoy acostumbrada a llamarle Turner. Y tú, Bibi, ¿cómo le llamas tú? –le pregunto con sorna, con doble intención.

Savannah la mira de golpe.

–Uy, en ese tonito de Val hay algo. ¿Bianca?

Bianca se mira el esmalte rojo en las uñas y se encoge de hombros.

–No hay nada.

–¡Serás mentirosa! –replica Savannah.

Ella disimula y se cruza de brazos apoyándose de lado en la pared.

–No miento.

–Un poco sí. Algo hay. He visto las miraditas ¿sabes? He estado presente todo el tiempo cada vez que ibas al hospital a verme. Y, en las últimas tres semanas, fuiste mucho –le recuerdo, viendo un momento hacia Turner y dándome cuenta de su nerviosismo debido a las miraditas furtivas de Bianca –, así que he tenido tiempo para analizar un poco.

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