Capítulo 23

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♡CAPÍTULO 23♡

Bien..., vale. Estoy a punto de intimar con Cooper, y entonces me pregunto si realmente soy capaz de tener sexo con él.

Le observo mientras besa mis muslos y toda la sangre me sube a la cara. Por un momento me quedo completamente paralizada, avergonzada, sabiendo a otro en mis pensamientos, y me vuelvo a repetir; ¿qué coño estoy haciendo?

Cierro las piernas de golpe y escucho el quejido de Cooper por cómo le golpeo la cabeza sin querer con las rodillas.

-Pe... perdón... -balbuceo, incómoda como pocas veces en mi vida.

-¿Qué ocurre? -me pregunta enarcando una de sus pobladas cejas oscuras, que enmarcan esos bonitos ojos achocolatados que tiene, y veo en sus mejillas el ardor del momento.

Maldigo para mis adentros.

Ocurre que estoy avergonzada, pero al mismo tiempo excitada, y también al mismo tiempo arrepentida, al mismo tiempo un montón de cosas...

Flexiono las piernas y me encojo, abrazándomelas y apretándolas contra el pecho.

Maldita sea. ¿Qué he hecho?

Miro a Cooper, de rodillas aún más o menos en la misma posición mirándome sin entender absolutamente nada, y cuando mis ojos se desvían hacia la potente erección que tiene entre las piernas retiro la mirada rápidamente.

¿Qué he hecho?, vuelvo a preguntarme, llenándome de culpabilidad como si fuese un vaso bajo un grifo abierto.

-Lo... lo siento -murmuro, avergonzada y sintiéndome muy, muy culpable.

Entierro la cabeza entre los brazos como si acaso eso pudiese esconderme y enseguida noto que el peso de la cama cambia y se mueve. Lo que menos me espero es lo que sucede, y es que Cooper me envuelve con sus brazos y la culpabilidad aumenta por cómo me consuela después de cómo he venido a buscarle solo para... ¿para qué? ¿Para demostrarme estupideces?

Debería despreciarme después de cómo acabo de pensar en otro cuando él estaba a punto de besarme en... Dios mío... ¿Qué he hecho?, me pregunto una vez más.

Ahora sí he terminado con nuestra amistad para siempre.

¿Cómo he podido ser tan sinvergüenza de utilizarle para esto? ¿Cómo he podido ser tan inconsciente de poner en peligro nuestra amistad?

-A ver, preciosa -su voz derrama infinita paciencia -..., ¿qué pasa?

Estoy tan avergonzada por lo ocurrido que la intimidad de nuestro abrazo estando totalmente desnudos es lo que menos me preocupa.

-Yo... yo solo estaba...

-Mírame -me pide, pero no puedo hacerlo -. Venga ya, Valerie. Mírame.

Me levanta la cara y sus dulces manos me retiran las lágrimas de las mejillas. Cooper frunce el ceño, pensativo y también muy desconcertado, como es lógico, y nos quedamos mirándonos en silencio durante varios minutos en los que por su rostro aparece un sinfín de sentimientos encontrados.

Prácticamente me entierra los ojos con la manera tan fuerte que tiene de escudriñarme, como si estuviese buscando la explicación en mi cara.

-Le has visto ¿no? -pregunta, dejándome helada.

Su acertada intuición me deja sin palabras.

Aprieto los labios y me echo a llorar, aterrada por las consecuencias de mi imprudencia. Estaba disfrutando de lo que estaba ocurriendo, no lo puedo negar, pero no de la manera que debería, y sin duda haberme atrevido a dar este paso con él sin la seguridad necesaria podría estropear las cosas entre los dos. Pensar en otra persona distinta a la que está con una en la intimidad lo deja muy claro; no había la seguridad necesaria. Solo unas inmensas ganas de probarme a mí misma y una insensatez más inmensa aún como para haberlo hecho sin pensar y con mi amigo. No es justo para él lo que he hecho, ni siquiera aunque lo haya disfrutado unos minutos. No ha sido suficiente, y odio que mi cuerpo y mi mente no hayan sido capaces de vincularse con Cooper y con nadie más.

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