The Omega's Pet [JiCheol]

39; The Neighbor

La incomodidad volvía a invadirlos, era como si ya no supieran actuar enfrente del otro, así que lo mejor que podían hacer era evitarse. Jihoon salió de casa el sábado temprano, iría a casa de Joshua a perder su día, pues no estaba muy seguro de quedarse en casa con la presencia de Seungcheol incomodándolo.

Al salir y cerrar la puerta le sonrió al alfa que vivía a su lado, no solían verse muy seguido, pues el alfa era un hombre muy ocupado, pero cuando se encontraban en el pasillo, se saludaban con educación y Jihoon no percibía esos aires de superioridad que tenían todos los alfas de la clase alta.

—¿Cómo estás Jihoon? Te veo un poco desanimado— saludó al acercarse cada vez más al omega.

—Hola Jeonghan— saludó de vuelta y se detuvo justo al estar frente al alfa —estoy bien, solo...— sonrió como autodefensa, pero dijo —pasando por un corazón roto.

—Oh ¿en serio? No sabía que tenías pareja.

Jihoon dejó escapar una risita irónica y dijo —no la tenía, me enamoré de alguien incorrecto, y ahora estoy sufriendo las consecuencias.

—Ah ya veo, lo lamento— mencionó con una expresión triste al empatizar con el omega —sé que encontrarás alguien que te corresponda, eres un omega muy lindo, y cualquier alfa tendrá la fortuna de tenerte.

Las mejillas de Jihoon enrojecieron y asintió —gracias. No sabía que pensabas eso de mí— dijo con algo de timidez.

—Claro que lo pienso, siempre me has parecido un lindo omega.

—Gracias— volvía a sonreír ampliamente, pero esta vez desvió la mirada al suelo.

—¿Estás ocupado hoy? Puedo subirte los ánimos si lo necesitas.

Jihoon reconsideró la idea de ir con su mejor amigo, ahí seguramente la pasaría llorando, comiendo helado que le recordaría a Seungcheol y escuchando palabras que, aunque Joshua diría con mucho cariño, no le gustaría escuchar en esos momentos —claro, podemos salir un rato— sonrió.

Jeonghan amplió su sonrisa y asintió —bien, ¿quieres ir a un lugar en especial, o te sorprendo?

—Sorpréndeme— dijo con una sonrisa y ambos caminaron al elevador.

El alfa terminó llevando a Jihoon a un restaurante muy lujoso a las afueras de la ciudad, lucía como una cabaña enorme, rodeado de árboles de pino, y decorado con tonos cafés y verdes que daban un ambiente relajado al lugar. Al omega le fascinó lo hermoso que era el sitio, y por un segundo se imaginó junto a Seungcheol cenando bajo las luces amarillas de los focos de la terraza, que aunque ahora estaban apagadas, podía imaginar lo hermoso que se vería durante la noche.

Con Jeonghan se sentía bien conversar, no era de esos típicos alfas arrogantes que sólo hablan de ellos mismos, de sus logros, sus negocios o sus conquistas, sino que estaba siendo dulce, considerando mucho los sentimientos del omega y dejando que los desahogara como era debido para no terminar reprimiéndolos y que lo enfermaran de alguna manera.

Así que Jihoon le contó sobre su historia de amor, de cómo había conocido al alfa y cómo se había enamorado de él a primera vista, de cómo se había vuelto su mascota y todos esos momentos que hacían que su corazón se enamorara más y más de Seungcheol, omitió algunos detalles, pero nada que fuese esencial para el contexto, y terminó contándole cómo lo encontró besándose con su ex novio y sobre la confesión que le hizo sobre estar enamorado de alguien más.

Jeonghan escuchó cada palabra, interviniendo cada que era correcto y le dio algunos consejos que seguramente le servirían al joven omega, pues él ya tenía 29 años, así que tenía bastante experiencia sobre relaciones y sobre expresar sus sentimientos en el momento adecuado, pues sabía que a veces se volvía demasiado tarde para decir todo lo que se siente por una persona.

—Pero no es fácil— expresó Jihoon con un poco de frustración cuando el alfa llegó a esa parte de la conversación —las palabras no salen de mis labios cuando intento decirle que me gusta. Siento que... que cuando me oiga se reirá de mí, o me rechazará y dirá que está enamorado de alguien más, y yo quedaré como un completo idiota.

—Es normal tener miedo al rechazo, pero si no lo superas, jamás sabrás si realmente están hechos el uno para el otro.

—¿Si escuchaste que te dije que está enamorado de alguien más? ¡Es obvio que no estamos hechos el uno con el otro!

—El que esté enamorado momentáneamente de alguien más, no significa que esa persona es el indicado para él.

—¿Y por qué yo sería el indicado para él?

—¿Y por qué no?— cuestionó levantando una ceja.

—¡Porque somos de diferentes clases sociales! Aunque mi papá acepte que me quede con el chico que mi corazón diga sin importar qué, la sociedad nos va a tachar, no aceptará que estemos juntos— se quejó.

—¿Y qué prefieres? ¿Encajar en la sociedad con sus estúpidas normas y ser miserable, o vivir feliz junto a la persona que amas?

Jihoon se quedó callado considerando las opciones, y suspiró —pero él ama a otra persona.

—Entonces conquístalo, haz que te quiera a ti— dijo con un tono de obviedad.

—Ya lo hice una vez y fracasé.

—Bueno, si le gustaste a sus padres, tal vez ellos puedan lavarle el cerebro para que se fije en ti— se encogió de hombros.

Jihoon río por las palabras del alfa —no lo sé— suspiró.

Jeonghan miró su teléfono cuando llegó un mensaje, había olvidado que tenía unos asuntos familiares que atender —haz lo que tu corazón crea lo más indicado, pero no hagas algo de lo que después te puedas arrepentir. Es hora de irnos— dijo y Jihoon asintió.

Ya habían terminado de comer desde hacía un rato, pero la conversación hizo que se quedaran más tiempo. Ambos llegaron al edificio departamental, el alfa necesitaba recoger algo que olvidó en su departamento, así que acompañó a Jihoon hasta su piso y al salir del elevador caminaron unos pasos y se detuvieron en medio del pasillo.

—De cualquier forma, si crees que no es el indicado para ti, o que no eres el indicado para él, aún hay muchos peces en el mar— le dijo y besó su mejilla.

Las mejillas de Jihoon enrojecieron y sonrió con dulzura; al dar vuelta para ir a su departamento, vio a Seungcheol mirándolo con una expresión triste que no alcanzó a ver, pues el alfa dio la vuelta lo más rápido que pudo para evitar que el omega lo vea y hacerle una reverencia al mensajero que había llevado una caja; se despidió de él y dejó que el omega llegara hasta su puerta para dejarlo pasar.

—¡Oh! Llegó mi tocador— dijo Jihoon con una gran sonrisa al ver la gran caja en medio de la sala.

Seungcheol no dijo nada, pues estaba ocupado reproduciendo en su mente la imagen del vecino besando la mejilla de Jihoon y este sonrojándose con una gran sonrisa en los labios.